Evacuados aguardan su regreso a sus hogares en el Chaco salteño
Todos ellos solo piensan en volver a su lugar, los parajes y comunidades que rodean a Santa Victoria Este, arrasados por la increíble fuerza del río Pilcomayo.
Muchos aborígenes deambulan por las calles de Tartagal conociendo la ciudad, pero en su intención está firme la idea de regresar al Chaco a pesar de que en los dos centros de evacuación de la escuela de frontera Manuel Belgrano y en el Regimiento 28 de infantería son asistidos en forma permanente y no les falta alimento ni ropa, indicó El Tribuno.
Un tercero donde se alojan alrededor de 400 personas está ubicado en el paraje El Rosado en el Chaco salteño, asistido por personal militar.
En las primeras horas de la mañana de ayer fueron visitados por personal del hospital Juan Domingo Perón, que controló el estado de salud de los evacuados y vacunó a niños y adultos.
"Están todos bien, en este centro de la escuela de frontera tenemos 7 mujeres embarazadas, una de ella de 8 meses de gestación, así que pretendemos que permanezca en Tartagal hasta que dé a luz. Apenas llegaron se comenzó a vacunarlos a todos y esta semana seguimos con ese plan de vacunación", explicó una agente sanitario encargada de esta tarea, ya que la mayoría de los evacuados nunca había recibido una vacuna como la antitetánica, fundamental en estas situaciones en las que pueden lesionarse como consecuencia de la salida apresurada de sus viviendas.
En el regimiento
El otro grupo de alrededor de 300 evacuados permanece en las instalaciones del Regimiento 28 Juana Azurduy con asiento en Tartagal.
El teniente Coronel Héctor Parodi Ruiz es el jefe de la unidad militar y precisó: "En esta circunstancia nos toca poner todos los medios de los que disponemos a disposición de las comunidades que están sufriendo esta situación".
"Personalmente, yo tenía alguna experiencia en la provincia de Formosa pero lo que se vivió en esta zona fue muy superior; este evento ambiental ha tenido una consecuencia de mayor magnitud", señaló.
Parodi Ruiz habló también de la logística dispuesta por la unidad militar del Ejército. "Estamos disponiendo de 57 efectivos que están instalados en otro centro de evacuados en el paraje El Rosado; 7 botes están ubicados en el paraje la Curvita y en Hito 1 contamos con camiones y efectivos. En el regimiento tenemos en la actualidad 414 evacuados en su gran mayoría wichis y en el otro centro de El Rosado 427 personas más que se encuentran alojadas en carpas y recibiendo la misma contención que los que permanecen en Tartagal", indicó.
Ya quieren volver
Ramona Ralas es una criolla que reside en Santa Victoria y que fue trasladada hacia Tartagal el miércoles de la semana pasada. Recuerda: "Ese día nos escapamos del río y nos vinimos a Tartagal en una camioneta particular; estuvimos alojados en el CIC Norte y luego nos trasladaron hacia el regimiento".
Ramona tiene 12 hijos y tres chicos a los que crió como si fueran propios. Todos son adolescentes y jóvenes. "Siempre nos movemos todos juntos pero ahora algunos quedaron en Las Vertientes, otros en Santa Victoria y no sabemos nada de ellos. Uno de mis hijos de 18 años es discapacitado y lo que cobramos de él no nos alcanza para vivir así que hago pan, empanadas, lo que sea para vender y darles una mejor vida, comprar para sus necesidades", explica Ramona, quien no ve las horas de volver al paraje donde vive su comunidad en Santa Victoria Este.
"No sé qué habrá quedado de la casita. Se verá cuando podamos volver. Quizás el río nos haya quitado todo o quizás no", reflexionó con la paciencia que caracteriza a estos sufridos hermanos del Chaco salteño.
Néstor Frías es aborigen, reside con su familia en la comunidad Vertiente Chica y es padre de cuatro niños. Néstor no tiene un trabajo y solo se dedica a hacer changas pero básicamente subsiste por la asignación universal que cobra por sus hijos. En el regimiento y como el resto de los evacuados, está recibiendo ropas, colchones, alimentos y no pide nada. "Solo queremos volver, estamos esperando que baje el río", expresó el wichi.