Ahora viene lo más difícil: reconstruir lo que el río Pilcomayo se llevó
Ayer habilitaron un paso alternativo para autos y camionetas por la ruta 54.Ya se puede llegar más rápido con víveres y ayuda. Empiezan a evaluar los daños.
"Cuando las aguas vinieron y se tuvieron que ir": así comienza el relato, en una letra de chamamé, del drama recurrente de la inundación y el éxodo de miles de personas que viven en las zonas litoraleñas y que deben abandonar sus hogares cuando el río se lo impone.
En Salta, cientos de familias tuvieron que vivir nuevamente esa pesadilla, que en los últimos ocho días ocupó la atención nacional y que movilizó a organismos públicos y privados para asistir a las víctimas en San Martín y Rivadavia, publicó El Tribuno.
Tras la crisis del fin de semana, las aguas comenzaron retroceder y esto permitió algún avance en la logística de la asistencia, aunque ahora el panorama se presenta incierto sobre la devastación que provocó la creciente del río Pilcomayo.
Ayer a las 18, en Santa Victoria Este, la última medición señalaba una altura de 5,19 metros, lejos de los 7,50 metros que marcó el fin de semana, cuando el caudal del agua escurrida desde Bolivia llegó a territorio nacional.
El pronóstico del clima se presenta alentador, ya que no se esperan lluvias en la cuenca alta por lo menos hasta el fin de semana, y esto permitirá que el agua acumulada pueda decantar más lentamente hacia las localidades salteñas.
Pero este respiro es solo momentáneo: el retroceso del agua no hizo más que activar la tercera fase del plan de emergencia. Luego de superadas las etapas preventiva y crítica, la evaluativa se anticipa como la más difícil. Habrá que evaluar los daños y las condiciones físicas y sanitarias en cada vivienda para asegurar el retorno de unas 10 mil personas, en un área comprendida entre Hito 1 y Misión La Paz.
La rehabilitación del paso por la ruta 54 es clave para ese objetivo. Ayer Vialidad de la Provincia pudo construir un trazo alternativo por el lugar donde el lunes las aguas abrieron un socavón de 25 metros de ancho, impidiendo el paso de la ayuda por tierra a las zonas afectadas.
Ese punto, ubicado en el kilómetro 110, había mostrado toda la furia de la naturaleza el lunes pasado, cuando el desborde se llevó en pocos segundos toda la carpeta asfáltica.
Allí se improvisó un desvío que posibilitó el acceso vía terrestre al pueblo cabecera del municipio. "El desvío tiene una mano, y pueden circular autos, camionetas y camiones livianos. Personal y maquinaria continúa trabajando en la traza original de la ruta para habilitarla en el menor tiempo posible. La Dirección de Vialidad de Salta realizó en las últimas horas labores de defensa para contener ambos márgenes, evitar que prosiga la erosión y reducir el ancho del corte" se informó oficialmente.
Con la construcción provisoria, pasado el mediodía, los autos y camionetas volvieron a cruzar hacia Santa María y otros parajes que hasta ayer estaban aislados.
"Esta será una etapa larga y de mucho trabajo, ya que tendremos que ir a cada comunidad a relevar los daños", admitió anoche el secretario de Protección Civil, Néstor Ruiz de los Llanos.
"El Gobierno provincial va a asistir hasta último momento a los evacuados y garantizará las condiciones para el retorno de la gente a sus hogares. "Hay que ver si están en condiciones las viviendas y que todo esté seguro desde el punto de vista sanitario", expresó.
La inundación ya pasó y ayer el caudal llegó a Formosa, con la misma postal de angustia y desesperación, pero aquí en Salta comenzó la etapa más difícil: reconstruir familias, hogares y economía. Reconstruir todo lo que el río se llevó.