Economía27/09/2020

La cuarentena sacó del mercado laboral a 4 millones de argentinos: economistas prevén más suba del desempleo

El cartoneo, una actividad que nació con la crisis de 2002. La actual caída del nivel de empleo es comparable a la de aquel año.

“Los datos son dramáticos” dice Juan Luis Bour, economista de FIEL experto en el mercado de trabajo, para referirse a la caída de cerca de 4 millones en el número de personas que tienen o buscan trabajo y a los 3,8 millones de empleos perdidos en el segundo trimestre, principalmente en el sector informal, cifras que en muchos casos podrían superponer miles de casos de personas que no sólo perdieron su empleo sino que tampoco están buscando reinsertarse en el sistema.

Los datos reflejan la crisis económica derivada de la pandemia y las medidas de aislamiento preventivo que quitó posibilidad a muchas personas de buscar trabajo –por restricciones a la movilidad y otras medidas del “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio” dispuesto por el gobierno- o la decisión de dejar de buscarlo a sabiendas de la casi imposibilidad de encontrarlo en un contexto que no solo frenó la actividad informal sino también el ánimo empresario para ofrecer empleo en plena recesión y con medidas como la doble indemnización y la prohibición de despidos.

La caída más “singular” fue la de la tasa de actividad, que explica que el desempleo haya aumentado “sólo” al 13,1%, dijo el experto laboralista Javier Lindemboin, quien espera la publicación de la “base usuaria” de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) para hacer un análisis más fino de lo que está ocurriendo.

La tasa de desempleo medida por el Indec es la más alta desde 2004, pero aun así subestima el cuadro de destrucción laboral ocurrido durante la fase más dura de la cuarentena. Si los cuatro millones de personas que dejaron por el momento de integrar la Población Económicamente Activa (PEA: personas que tienen trabajo o que, estando desocupadas, lo buscan; entre marzo y junio se redujo de 21,9 millones a 17,9 millones) siguieran buscando trabajo, la tasa de desocupación resultante sería del 28,9% de la oferta laboral.

 
En rojo, el número de empleos perdidos por provincia y en naranja la reducción la caída de la población laboral "activa", por provincia. El cuadro del costado muestra las tasas de desempleo "técnica" y "corregida" por distrito.


Un análisis de Empiria, la consultora del ex-ministro Hernán Lacunza, apunta en la misma dirección. Así lo dice: “el contexto particular de pandemia evidenció una caída semejante en la PEA, que atenuó el incremento del desempleo técnico e hizo que se ubicara en 13,1%. Si la tasa de actividad se hubiese mantenido en niveles pre-cuarentena, la tasa de desempleo habría alcanzado un valor cercano al 30%”, una cifra que podría ser más significativa que el dato oficial".

Bour coincide. Si al dato del 13,1% de desempleo se suman los “activos marginales” (gente que estaba disponible para trabajar pero que no salió porque no la dejaron) –dice- el desempleo ya es del 17%, y se compara con la cantidad de gente que buscaba trabajo antes de la pandemia “el desempleo supera largamente el 20 por ciento”.

No sólo las pérdidas de empleo y de búsqueda son “dramáticas”, como dice Bour; también lo son las brechas entre las tasas de desempleo oficial y “corregida” en las diferentes provincias. En CABA, por ejemplo, mientras la tasa oficial o “técnica” de desempleo es de 11,1%, la tasa “corregida” a la que irán tendiendo las mediciones oficiales es del 27,1%. En los “24 partidos del Gran Buenos Aires” que rodean a la Capital Federal, las tasas son respectivamente de 13,8 y 34,5%. En San Luis, una provincia de bajo desempleo, las tasas son de 2,8 y 16,4%, en Chaco, la tasa “corregida” (21,7%) casi cuadruplica a la oficial, de 5,9% y así sucede en mayor o menor grado en las demás provincias, con excepción de Río Negro, donde por un aumento estacional del empleo la tasa “corregida” es inferior a la técnica u oficial.

 
La pérdida de trabajo fue más pronunciada en sectores como la construcción y el servicio doméstico.


Golpe a los más vulnerables

“La caída del empleo fue de 21% interanual, concentrado en los trabajadores informales y no asalariados (principalmente cuentapropistas), evidenciando un duro golpe a los más vulnerables y aquellos de menor educación. En tanto, los asalariados formales mostraron una leve baja, atenuado por las prohibiciones a despidos, entre otras cosas”, dice Empiria. “De este modo la tasa de empleo se ubicó en 33,4%, valor mínimo histórico con excepción del valor de mayo de 2002 (32,8%). A nivel regional, la CABA y la provincia de Buenos Aires, más afectadas por la cuarentena, representaron casi el 55% de la caída de los ocupados del país”.

Las referencias a los años 2004 (tasa de desempleo) y 2002 (tasa de empleo) son reveladoras. Entre los 40 millones de población urbana del país, explicó Bour, se perdieron 4 millones de empleos. “No hay registros históricos de semejante caída. La pérdida del empleo formal, cercana a 300.000, es la parte más chica, pero es igualmente dramática. Lo que más cayeron fueron los empleos de autónomos, monotributistas, monotributistas sociales e informales”.

El experto de FIEL lo pone todavía de otro modo: “el empleo se cayó 25% en un trimestre, lo que habla de la fragilidad del trabajo; se nota mucho, por ejemplo, en la caída de los trabajos en la construcción y en el servicio doméstico”.

La pérdida exhibe la “fragilidad” del mercado laboral y fue toda en el sector privado, enfatizó Bour. El empleo público incluso aumentó. Cálculos de Empiria, a partir de datos del Indec, muestran otra cara del fenómeno: la caída del empleo es mucho mayor en los segmentos de bajo nivel de instrucción y se atenúa a medida que se asciende en la escala educativa, asociada al nivel de ingresos.

 
Porcentaje de pérdidas de empleo, por nivel educativo, según un análisis de Empiria en base a datos del Indec.


Futuro imperfecto

Mirando hacia adelante, Juan Luis Bour no es optimista sobre una futura recomposición del empleo formal, debido a medidas como la doble indemnización o la prohibición de despidos. Y en cuanto al trabajo informal, el más afectado, dependerá del nivel de actividad económica. La caída del nivel de ingresos familiares, agregó, impulsará el “efecto del trabajador adicional”, uno o más miembros de la familia que salen en procura de ingresos, lo que elevará la tasa de actividad y hará que aun con la economía creciendo al 5% la tasa de desempleo en 2021 se acerque al 20 por ciento.

“Cuanto más se demore en abrir la cuarentena, más va a demorarse el sinceramiento de la situación en que estamos”, dice Bour. “La pobreza por ahora se contiene con transferencias, pero eso no es eterno. Hay que medir lo que pasa en el borde. Cuando se empuja al desempleo, también se empuja un aumento de la pobreza y un empeoramiento en la distribución del ingreso”.

Empiria prevé algo similar, sin esperar al año que viene. “En los próximos datos se reflejará una mejora gradual de la ocupación al tiempo que mayor gente buscando trabajo por las menores restricciones, lo que podría reflejar un incremento del desempleo si la creación de nuevos trabajos no supera a las nuevas búsquedas laborales”, concluye en su análisis. /Infobae