Medios13/05/2021

El escándalo de Xuxa en el velorio de su ex: vestido negro y novia celosa

Testimonio del piloto brasileño Ayrton Senna la noche del sábado 30 de abril de 1994, previa al accidente donde perdió la vida, el 1º de mayo en la carrera de Fórmula 1 en Imola, Italia: “Estoy muy angustiado, lo que vi acá en los dos últimos días con el tema de la seguridad en la pista me causó mucha impresión, y para peor, no me siento el de siempre. No tengo otro remedio que correr, pero me parece que esta temporada es la última”.

Con estas palabras se despidió el piloto brasileño de su novia de entonces, Adriane Galisteu, modelo top de la época, quien con tan sólo 21 años ya triunfaba en el mundo de la publicidad y de la moda. La había conocido un año antes en una fiesta realizada en la disco Limelight de San Pablo después de disputarse el Gran Premio de Brasil de 1993. Ella estaba haciendo promociones, él le pidió el número de su teléfono y al otro día la invitó a pasar un fin de semana en Angra dos Reis.

Cuando habló con su novio, Adriane estaba en Portugal, en una de las fincas de Senna, haciendo fotos para una revista. Luego del Gran Premio de Imola él tenía pensado viajar hacia Lisboa, pasar unos días con ella y proponerle casamiento. No pudo ser: el violentísimo accidente que sufrió cuando circulaba a 280 kilómetros por hora en la curva Tamburello en el circuito italiano se lo impidió al estrellarse contra un muro.

Ayrton era por ese entonces a sus 34 años tricampeón mundial de la competición y solía tener presentimientos. Sus dudas comenzaron el viernes previo a la carrera cuando en las pruebas de clasificación se estrelló Rubens Barrichello, otro colega brasileño que por milagro no murió. Entonces, en una improvisada conferencia de prensa expresó: “Estoy shockeado. Lo que pasó con Rubens fue horrible. En este circuito hay curvas muy peligrosas y los muros están muy cerca”. Precisamente él perdería la vida dos días más tarde en una de ellas. No fue todo, el sábado ya se había matado allí el austríaco Roland Ratzenberger al despistarse de una forma similar.

Si bien Senna sentía una pasión muy fuerte por Adriane, el gran amor de su vida fue Xuxa, la animadora infantil carioca. La historia de amor entre ambos empezó a fines de 1988. Él le envió su jet privado a Belo Horizonte para que se trasladara a Río de Janeiro. Tardaron en reconocer la relación, pero la confesión llegó. “Estoy enamorada”, aceptó la conductora.

Tuvieron altibajos. Los compromisos de ambos hacían que se encontraran cada vez con menor frecuencia, y ella quería seguir creciendo en su carrera.

Las obligaciones mutuas provocaron la separación. Ayrton reconoció que la consideraba más que especial. Luego de la ruptura dijo en un reportaje a la radio CBN que siempre había pensado en casarse y tener hijos con ella: “Sueño con una carrera en la que no esté presente todo el circo de la Fórmula 1. No hay público y yo subo al auto que tiene lugar para dos, y doy vueltas y más vueltas cada vez a mayor velocidad junto a mi gran amor”. Xuxa tiene grabada esa entrevista en la que Senna repetía que deseaba morir en las pistas.

Ambas mujeres se conmocionaron al recibir la noticia de la muerte de Ayrton. El impacto en la pista fue de tal magnitud que sufrió múltiples fracturas en la base del cráneo y daños irreversibles en el cerebro. De nada sirvieron los masajes cardíacos y la traqueotomía que le practicaron sobre el mismo asfalto de la pista. Estaba clínicamente muerto cuando llegó en helicóptero al Hospital Maggiore de Bolonia pasadas las seis y media de la tarde del domingo.

Adriane Galisteu se comunicó el fatídico 1º de mayo con Emma, su madre, para comentarle acerca de esas extrañas sensaciones negativas que le había contado su novio la noche previa, y ella fue la encargada de transmitirle la terrible noticia. Su hija entró en desesperación, puso en marcha todo lo que estuvo a su alcance para ver si podía viajar de inmediato a Italia o a San Pablo, de acuerdo a lo que se hiciera con el cuerpo de su amado, al que sus fans esperaban para darle el último adiós en el cementerio privado del barrio Morumbí.

Xuxa pasó todo el sábado previo a la carrera grabando un nuevo disco en los estudios de la TV O Globo en la zona de Botafogo, en Río. Por la noche recibió la visita de su amiga y cantante argentina, Mercedes Sosa, y cenaron en el restaurante Tanaka. Marlene Mattos, su manager, fue quien le comentó lo sucedido cuando despertó al otro día. Xuxa se quebró, no lo aceptaba. Se instaló frente al televisor para ver una y otra vez el accidente y canceló todos sus compromisos por una semana. De inmediato se comunicó con Viviane, hermana de Senna. para saber cómo estaba la familia. Y el lunes viajó a San Pablo y la contuvo y acompañó en el piso del barrio Pacaembú, donde vivía junto a sus padres, Milton y Neide.

La muerte de Senna conmocionó a San Pablo. Los paulistas estuvieron esperando con ansiedad la llegada de su cuerpo hasta que arribó el miércoles 4 de mayo en un avión de Varig al Aeropuerto Internacional de Cumbica en Guarulhos. Se estima que 1.200.000 personas acompañaron la autobomba que trasladaba sus restos hacia la Asamblea Legislativa donde tuvo lugar el velatorio. Desde las 7 y hasta las 11 de la mañana cien kilómetros de calles y rutas estuvieron congestionadas: ningún vehículo avanzaba un centímetro.

El jueves la familia pudo despedirlo en privado. Uno de los momentos más inesperados se vivió instantes previos al traslado al Cementerio Parque Morumbí. Xuxa, a quien nadie esperaba, apareció vestida totalmente de negro y sorprendió a todos. Abrazó muy fuerte a los padres de Ayrton y a los hermanos, Viviane y Leonardo, y rompió en llanto a los pies del cajón, cubierto por una bandera brasileña y su casco de piloto. A pasos de ella se encontraba Adriane, pareja de Senna, que la observaba absorta. Y se retiró de inmediato. Era la primera vez que se encontraban.

Las situaciones polémicas entre ellas se fueron sucediendo una tras otra, y en el cómputo final la animadora alcanzó mayor protagonismo, ya que logró viajar junto a la familia en los autos del cortejo, mientras que Adriane debió conformarse con llegar en otro coche acompañada de amigos.

Cuando la ceremonia finalizó, Adriane recibió el saludo como mujer oficial de Senna de rutilantes figuras de la Fórmula 1 que fueron a despedirlo: Alain Prost, Frank Williams, Jackie Stewart, Emerson, Wilson y Cristian Fittipaldi, Rubens Barrichello, Gerhard Berger, Michele Alboreto, Damon Hill, y Ron Denis, y luego decidió retirarse abruptamente. Subió a la Van que había traído a los parientes y a Xuxa, pero debió bajarse muy rápido cuando el personal encargado de la seguridad le avisó que ese lugar estaba reservado para la rubia.

Sumida en la tristeza se vio obligada a retirarse a pie del lugar junto a amigas y amigos mientras Xuxa abrazaba y contenía en el furgón a los padres de Ayrton rumbo a su hogar, adonde también terminó arribando Adriane para no ser menos.

Adriane Galisteu, la novia modelo de Senna, quedó relegada en el velorio de su pareja.

Un día antes de su muerte, Senna se encontró con Frank Williams, que hacía sesiones de fisioterapia, y le preguntó cómo se encontraba. Estaba sorprendido de las ganas de vivir que tenía el jefe de su escudería luego del accidente que había sufrido en 1986 y que lo había dejado en silla de ruedas luego de una operación de columna.

Ayrton le confiaba a sus amigos que él, a pesar del éxito y de tenerlo todo, no lograba sentirse feliz. El domingo de su muerte muchos son los que recuerdan que poco antes de la largada se detuvo algunos minutos observando su auto, posando ambas manos sobre el alerón trasero. Antes le había comentado a Patrick Head, técnico del equipo Williams, que sentía su coche inestable, finalizando con estas palabras: “No me sentí en condiciones de andar a fondo. Todos nos creen superhombres, pero no se dan cuenta de que tenemos la vida colgada de un hilo”. /La Nacion