Medios18/07/2021

El hermano menor de Macri a fondo: “es fundamental desenmascarar a Mauricio, yo quiero gente honesta para el país”

Mariano Macri, hermano menor del ex presidente Mauricio Macri, habló de todo con el diario Perfil.

"El marketing vendió un Mauricio Macri que no es: el real es este hermano, el socio que defrauda, el político que no cumple. Tuvo un comportamiento muy destructivo de enorme autoritarismo, arbitrariedad y perversión", señala.

"Mauricio Macri se maneja de la siguiente manera: o te sometés o te destruyo, tiene la visión amigo/enemigo en todo lo que hace", precisó Mariano.

"Vi jugar a Mauricio; por eso no le creo cuando dice que actuó transparentemente con la Justicia", señala en una entrevista con Jorge Fontevecchia que se publica este domingo en Perfil.

Algunos extractos del extenso reportaje:


—¿Eras de los hijos varones el que mejor relación tenía con Franco, tu papá?

—Fui el que más tiempo pasó con él a lo largo de los años, a pesar de ser el que más tiempo vivió afuera. Fui la oreja en su vida.

—¿Por qué se dio esa relación particular?

—Por mi carácter y admiración. Me pareció alguien digno de ser escuchado. Pacientemente, yo sabía que llegaba a las respuestas a mis preguntas sin hacerlas. Bastaba con esperar.

—¿Hablaban de política en la casa?

—No, para nada. Mi padre, como empresario hacedor que siempre fue, siempre quiso que las cosas fueran para adelante, que los negocios fueran bien, que el país creciera. Apostó siempre a que el gobierno de turno hiciera las cosas bien.

—Franco falleció el 2 de marzo de 2019. ¿Cómo fue el proceso de su enfermedad y su fallecimiento?

—Terrible. Sus últimos 11 años fueron muy sufridos y tristes. Lo vi en un proceso de angustia por el enfrentamiento con sus dos hijos mayores varones que devino en un conflicto, un enfrentamiento ya judicializado, llevado por abogados. Una pelea por el poder de la que no quise ser parte. Con el tiempo me fui dando cuenta de que llegó muy lejos y que lo afectó de manera irremediable. Después de que me repitiese muchas veces este tema de que lo quisieron declarar insano, cuando sorteé la barrera de yo ser también involucrado y culpado, a pesar de que desde el principio no quise tener que ver en ese conflicto, finalmente entendí. Entendí su dolor por el nivel de disputa.

—Hubo un punto en el que los dos hermanos mayores, Mauricio y Gianfranco, plantearon que tu padre no podía seguir administrando sus activos porque se encontraba bajo un proceso de deterioro cognitivo y lo declararon insano. ¿Hablás sobre ese momento?

—Tuvieron esa tentativa. Intentaron transitar ese camino. Eso afectó muchísimo a mi padre.

—¿Qué año fue?

—El enfrentamiento se inició en 2007, cuando mi padre decidió dar un paso al costado y ceder la conducción del grupo. En el detalle de los términos hubo grandes desentendimientos. Yo no llegué a involucrarme hasta muchos años después. En una charla con mis hermanos, mi planteo fue: “Si esto vamos a llevarlo a un enfrentamiento con nuestro padre, solo va a escalar y sabemos cómo termina. Preferiría que rompamos los papeles sobre la mesa, volvamos todo atrás, que él piense qué quiere hacer”. Mauricio, en una conversación estéril, terminó diciéndome: “¿De qué lado estás? ¿Estás con él o estás con nosotros?”. Mi respuesta fue: “De esta manera yo no me puedo entender nunca con ustedes. No quiero saber lo que vayan a hacer ni participar en lo más mínimo. Quiero verme totalmente afuera”. Fue luego de unos pocos meses de experiencia de intentar recrear reuniones entre hermanos.

—¿Intentabas cumplir el rol de componedor?

—Eso siempre en la vida. Eso fue entre hermanos como en la empresa, conduciendo o discutiendo. Finalmente, fue con la idea de involucrar a mi hermana, que no estaba pasando por un buen momento de salud. Hacía mucho tiempo que venía con demasiados procesos de quimio. Intenté involucrarla con paciencia. Ella era un poco reticente y hubo mucho maltrato por parte de mis hermanos hacia Sandra. Hubo mucha impaciencia. La cuestión es que, como los temas se dilataban por esa dinámica, veía que las decisiones se tomaban en algún aspecto.

—¿Se llegó a consumar la declaración de insania?

—No. Fue planteado a los doctores, que no vieron predisposición para eso. Pero me di cuenta de que esas reuniones eran estériles porque las decisiones se tomaban. Eso era por quien mandaba, que era Mauricio, por teléfono, con quien ejecutaba, que era Roberto Maffioli, el gerente general. Hablamos de un conflicto de muchos años. Un conflicto que me llevó a llevar mis diferencias a la Justicia hace tiempo y con muchos procesos. Llegó el momento también de que esto se empezó a convertir en “o lo termino, y de alguna manera lo resuelvo, o va a terminar con mi vida”.

—¿Franco un día te dijo: “Ojo con Mauricio, que me quiso hacer quedar como insano”?

—Es lo que te comenté en un momento. Mi padre, después de mucho repetirme el tema, me invitó a investigar un poco. Efectivamente, hubo una charla con la intención de semblantear al equipo médico de mi padre para ver si estaban dispuestos a firmar un certificado. El médico me dijo que rápidamente pidió a mi padre que se sometiese a un estudio para establecer un diagnóstico.

—Dejar presente lo contrario.

—Exactamente.

—El en el libro “Hermanos” se refiere a un chat con Santiago O’Donnell: “Hola, Santi, ¿cómo andás, tanto tiempo? Los chanchullos que en el ejercicio de su profesión encuentres del señor presidente serán una cuestión entre él y vos o la sociedad argentina a la que te interesa que rinda cuentas. En nada me atañen a mí y nada tengo que aportar en su defensa. Distinto es si hicieran referencia a mi viejo, alguien que dejó todo en la cancha desde su pura esencia de hacedor”. ¿Cuáles son las diferencias de carácter entre tu padre y tu hermano?

—Son dos eras. Mi padre era un tipo generoso, transparente, frontal. Muy franco, como dice su nombre. Muy puro en lo esencial. Lo único que le preocupaba y que lo movilizaba era hacer. Las consecuencias de sus actos se pueden ver traducidas en el empleo que generó. Se traduce en la abundancia de haber generado riqueza para la región. Se puso al hombro industrias enteras. Se puso al frente de las cámaras de la industria automotriz, de la construcción. Buscó a aquellos sectores que mejor traccionaran la economía de todo el país, que tuviesen más chances de sacarlo a flote.

—Un ejecutivo de Socma me contó que hasta había puesto su casa de garantía en alguna operación.

—No tenía ningún reparo ante el riesgo. Era una palabra que no existía en su léxico, casi lo contrario que Mauricio, por lo menos en ese trayecto de la vida empresarial. Dejaba la apuesta en el pleno, no la retiraba. Siempre que ganaba uno, pedía nueve prestados e iba para adelante con los diez, y así sucesivamente. Siempre lo suyo fue hacer y los desafíos debían ser más grandes e importantes. No se amedrentaba. Tuvo el tiempo para todos, para estar bien, para compartir alegrías. Siempre transmitió eso: mucha alegría. Contrasta con la era de Mauricio. Empieza disputando el poder y pasando a ser el que maneja todo.

—¿Al comienzo de los 90?

—Me refiero a épocas más recientes. En esta última disputa de la que hablábamos de mi padre dando un paso al costado y yo pasar a encontrarme con Mauricio como socio.

—¿Te molestó que en uno de los últimos reportajes a tu hermano como presidente le dijera a Luis Majul: “Lo que hizo mi padre es un delito”?

—Sin duda que me molestó. Es todo lo contrario. Me parece que mostró mucha disposición al delito. A mi padre yo personalmente jamás lo vi ni poner la opción de cometer un delito, ni tener conductas por el estilo. Nunca litigó con sus socios, siempre cortó por lo sano y se abrió de manera magnánima. Hubiera tenido todo por perder y nada por ganar cometiendo un delito. Una de las críticas más fuertes que se le hacían fue por evasión impositiva. Si no me equivoco y mi memoria no me traiciona, era Mauricio quien conducía Sevel.

—Correo Argentino acaba de sufrir en primera instancia (ahora apelada) la quiebra decretada recientemente por la Justicia. ¿Puede afectar a Socma como principal accionista? ¿Podría haber una quiebra de Socma?

—Puede. Mi experiencia con la Justicia es que los plazos son muy largos. Intuyo que debe haber una instancia nueva en cámara para discutir lo que se definió en la primera instancia. Supondría que puede tomar mucho tiempo discutir esto. Si se confirma, sí puede tener la consecuencia de la quiebra del grupo por extensión.

—¿Te quedó la sospecha de que en realidad los activos habían sido vendidos a menos del valor y que hubo cierto grado de lo que técnicamente se llama vaciamiento?

—Las mismas sospechas que aparecen en los diarios publicitadas como querellas iniciadas por terceras personas apuntando a lo que se hizo en la venta de Autopistas del Sol, en la venta de los parques eólicos solares, el vaciamiento del Correo. Son todas preguntas que también me hago cuando lo veo. Construyen el rompecabezas de manera bastante verosímil. Estoy interesado en primer lugar en saber qué pasó, qué se hizo. Si tomo esas cifras y miro los balances, hay mucha plata de diferencia que me hace formular muchas preguntas.

—¿Tu hermano Mauricio es víctima de una persecución política, tal como dice?

—Lo respondería en términos de que cuando a él le tocó ser presidente, cuando disputó el poder y hablaba en términos de abrir el diálogo y de sentarse a hacer acuerdos, en paralelo vivía lo que padecí en el interior de mi familia. Nada de diálogo, de acuerdos. Imposición pura. Quien a hierro mata, a hierro muere. No sé si es tal cual él lo cuenta de que nunca se metió en la Justicia. Entonces esto termina siendo ojo por ojo, diente por diente. Si es así, se la habrá buscado. Pero todos los argentinos de eso no sacamos nada. Solo más pobreza y el país que no sale adelante.

—¿O sea que pudo haber existido el lawfare del que habla el kirchnerismo?

—Lo respondo de esta manera. Yo no veía ninguna necesidad de mi hermano de construir su proyecto de poder en la política y poner en riesgo y exponer e involucrar a la familia. Lo más sensato hubiese sido esto que predicaba mi padre: mejor los preservo, vendamos, malvendamos, lo lamento, pero los vínculos quedan intactos. Los tengo como familia y no los expongo a nada. Que era bastante anticipable. Si jugás así, no sé si te creo cuando me decís que jugás transparentemente.

—Dijiste que “Gianfranco le sirve a Mauricio como testaferro y Mauricio encuentra en el managment de Gianfranco su garantía de ejecución. Lo hacen de manera que haya todo un fronting y que no se vea que él está por detrás”. ¿Es así?

—Sí, ¡qué espanto! Porque el fronting termina siendo Gianfranco. Peca de lealtad, de querer ser merecedor de ser considerado un par en la mesa, pero es el único que está dando la cara. Mauricio hizo un arte de no aparecer toda su vida. Hacer negocios de la teta del grupo y no aparecer abiertamente, a pesar de que mi padre jamás hizo algo así. Siempre a los socios les dijo que si teníamos que entrar en la industria automotriz, debía ser juntos. Mauricio lo hacía. Y Maffioli también. Maffioli puso todo un directorio de personas que no tienen ni idea de lo que sucede en la empresa, que prestan su firma y que le sirven de fronting. Le sirven de amortiguador. Son ellos los que tienen las responsabilidades y no él. Lo mismo con los asesores y fiscalizadores. Los pobres prestaron la firma. Allá ellos. Y jamás hicieron un informe. Se supone que tienen que velar por el interés de los accionistas, explicar. Es todo un mamarracho de punta a punta.

—Gianfranco se presentó en el blanqueo con 35 millones de dólares. Según tu argumento, ¿desconfiás de que parte de ese dinero sea de Mauricio y Gianfranco le hiciera de fronting?

—Ahí ya te metés en algo a lo que no accedo. Lo que digo es que ese dinero tendrá que ver con el blanqueo de esas sociedades offshore. Quiero entender si es dinero que le corresponde a la empresa y por ende también a mí en un porcentaje. Sí digo que Mauricio continuó dirigiendo el grupo.

—¿Una parte del dinero también sería entonces de Mauricio y los hijos de Mauricio?

—No sé.

—¿Y si fuera de la empresa y Gianfranco le hiciera de testaferro de su parte?

—Ah, sí. Claro. Mauricio siguió dirigiendo el grupo por detrás, siguió canalizando los negocios. Los negocios que veo publicados y las querellas que se hacen en contra de Mauricio y del grupo no podrían haberse hecho sin la participación de Mauricio desde el gobierno. Tampoco los pudo haber hecho Socma en forma independiente. No tenía recursos. Se estaba levantando de una situación muy mala.

—¿Cuál hubiera sido la situación de Socma si tu hermano no ganaba las elecciones en 2015?

—No hubiese levantado vuelo. No hubiese podido participar de todos estos negocios. Una de las cosas que se consolida en esta forma de hacer política de enemigos/amigos es el capitalismo de amigos. Eso sí que se consolida muy bien, pero el resto lo sufrimos.

—¿Cómo te explicás las denuncias sobre gente espiada y perseguida?

—Conozco el origen. En un momento mi padre me transmite que está tremendamente preocupado por la integridad física de mi hermana y sus hijos, que en esa época eran muy chiquitos. El marido de ella de ese momento, el tercer esposo que también falleció, es con quien Mauricio tuvo el problema de la Justicia. Fue la razón por la que mi hermana estuvo durante un año muy angustiada. Mauricio se las agarró con ella, la increpó y le dijo “tenés que sacarme de encima a tu marido”. La respuesta fue que él tenía su propia vida. Y era cierto. Cuando investigo, en realidad el hombre finalmente era un piola que la tenía, de alguna manera, tomada.

—¿La vivía?

—La vivía. Ese inicio lo produjo mi padre. Mi padre quiso que se la escuchase, recurrió a servicios. Maffioli fue el que lo puso en práctica. Se ve que les habrá gustado el chiche porque después uno se entera de todo lo que fue sucediendo. No me extraña con las conductas que hubo al interior de la familia. Mi hermana hinchada de corticoides como estaba, de años de recibir quimioterapia, y Mauricio diciéndole que se olvide de la familia, que lo borre del celular. Yo le decía que tuviera calma, que su hermano estaba demasiado estresado con las obligaciones. Es lo que digo: la destrucción de la familia, llevársela puesta. Solo hay que ver el proyecto de poder.

—Mauricio Macri se presentó en las elecciones con un discurso político de centro en el año 2015 cuando ganó las elecciones y muchos se lo adjudican a Marcos Peña, a Jaime Duran Barba, a un trabajo filtrado de sus ideas, pero en el comienzo de su carrera y ahora nuevamente tiene posiciones más cercanas a lo que sería tradicionalmente la derecha. ¿Cuál es su auténtica posición política?

—No sé de qué manera habrá evolucionado en los años, porque claramente evolucionó. Evolucionó mucho en estos aspectos de los que hablo, muy para peor. Porque todo lo que pasó lo hizo crecer, madurar. No me cabe duda. No sé si hay un marketing político. Sí sé que su discurso inaugural ante el Congreso a mí me entusiasmó mucho, me inspiró. Realmente me dividió. Vivía una dicotomía muy fuerte: experimentar en el flanco familiar estos abusos, este trato absurdo, y, por otra parte, vino a unir a los argentinos, a erradicar la pobreza, a luchar contra el narcotráfico. Al final uno se da cuenta de que lo que predomina son las acciones, no las palabras. Todo lo que ocurrió después lo demuestra.

—¿El poder le hizo mal?

—Sí. Vuelvo a “el fin justifica los medios”. A muchos les pasará que entienden que necesitan acumular poder para finalmente llevar al país a donde todos deseamos y al pleno empleo, y al crecimiento y a la emancipación. Pero lo que vemos con Argentina es que en el camino probablemente se enriquecen los que prometen pero el país no genera empleo.

—Sobre el libro sí opinó Mauricio, tu hermano. Dijo que vos “habías decidido canalizar tus broncas de manera equivocada”. Agregó que eran todas cosas falsas, y dijo que lamentaba que su madre, Alicia Blanco Villegas, estaba destrozada. ¿Cómo es tu relación con tu mamá?

—No estando mi padre, mi madre es la que lejos sufre más todo esto. No imagino el destrozo que debe vivir al ver que sus hijos se enfrentan de esta manera. Por una cuestión generacional y cultural, ventilar los trapos en la sociedad es algo que no le gusta nada. No nos gusta a ninguno. Ojalá que muchos salieran a hablar y a contar de sus experiencias porque así podemos poner un límite a los abusos, al autoritarismo y a la arbitrariedad. Pero yo con mi madre supero estos momentos difíciles. Tal vez es lógico que trate de hacerme entrar a razón a mí, que soy el eslabón débil de la cadena, siendo que el otro es el presidente, el poderoso. La veo sufrir mucho y prácticamente no hablamos del tema.

—¿Ella estaba a favor o en contra de que Mauricio hiciera una carrera política?

—No sé si estaba a favor o en contra. Probablemente estaba dividida, pero sí sé que se enorgulleció mucho. Es inevitable que crea mucho en la buena fe. También sufrió mucho su paso por la presidencia. Que fuera criticado le hacía mucho mal a ella. Viene sufriendo, pobre, hace mucho tiempo.

—Dijiste: “Mauricio tiene un gran problema: tiene testaferros por todos lados. Ahora tiene un serio problema de cómo hacer para que no quepan dudas de que eso es de él y los testaferros pueden morir y no reconocerle nada a quien sea pariente del testaferro o pueda traicionarlo”. Y durante el reportaje decías que Mauricio era experto en crear situaciones en las que derivaba negocios fuera del patrimonio de la sociedad. ¿Cómo es la relación de Mauricio con los testaferros?

—Toma eso como algo que hablo en la intimidad entre dos personas sin que haya una cámara enfocándome, ni mucha gente que lo vaya a escuchar. Después fue publicado así.

—¿Cómo lo dirías hoy?

—En todo lo que escucho en las noticias de estas causas que le hacen donde apuntan a maniobras, formas de usar el poder y de hacer los negocios, veo esa lógica. Me preguntás: “¿Conocés de testaferros?”. No te puedo dar pruebas. Me preguntas: “¿Creés que tiene?”. Creo que sí, que fue una forma de operar. No debo ser el único, debe haber muchos que piensan como yo. Que creen que en el transcurso de estos años en el poder hizo caja de manera importante. Esas cosas se tienen que hacer a través de terceros. Si no, te autoincriminás.

—El argumento que diste antes es que la persona puede convencerse de que necesita hacer caja para luego poder hacer política y volver.

—Pareciera que todos caen en la lógica de que necesitás plata y soldados para combatir, para hacer política.

—Supongo que también conocés a Nicky Caputo, el “hermano de la vida” de Macri. ¿Creés, como alguna vez se sospechó, que pueda ser una de las personas que cumple ese papel?

—En el inicio de la vida del grupo sí, sin duda. Después, qué sé yo. Imagino que consolidaron mucho la relación. Si me desafiás y me decís: “Tenés que apostar. Está tu vida en riesgo”. digo “sí”. Pero no lo puedo fundamentar.

—Tu convicción es que sí, aunque no tengas pruebas.

—Sí.

—Circula en el círculo rojo la versión sobre varios empresarios allegados a Macri que habrían invertido varios millones de dólares en dotar de una programación más contundentemente opositora al canal de televisión La Nación+ y generar una especie de contracara de C5N. ¿Te resulta verosímil?

—Le asigno verosimilitud. No tengo absolutamente ninguna prueba ni nada, como es lógico. Pero lo escuché de varias fuentes.

—Que un hecho sea repetido no quiere decir que sea verdad.

—De la manera en que me lo plantearon parecía muy verosímil.

Una investigación de PERFIL confirmó que varios ex jugadores de Boca fueron socios de las inversiones en parques eólicos. Carlos Tevez, Barros Schelotto, hasta se habló de Claudio Caniggia. ¿Cómo explicarías eso?

—No me puse a analizarlo nunca. Lo vería más por la necesidad de juntar inversores. Quizás le convenga tener ese tipo de inversores. Más confiados, menos analíticos.

—¿Afectando a gente cercana?

—Tuvo una forma de operación, que yo mismo sufrí, de sometimiento y destrucción. Tiene esa forma de manejarse. O te sometés o te destruyo.

—A lo largo del reportaje mencionaste cantidad de personas que creyeron, que dejaron su actividad principal.

—Los que se embarcaron en el proyecto político. Un proyecto político debería ser liderado por un verdadero líder, alguien que invita a entusiasmarse, a inspirarse en valores comunes. Es de todos, no es mío. Eso no defrauda a nadie. Pero si se plantea como “vengo a salvar”, con un discurso que después no cumple...

—¿No cumple porque no puede o porque ya a priori ese discurso no respondía a sus intenciones?

—Porque no fue sincero. Hago una extrapolación. Vivo una falta total de sinceridad y un grado de perversidad muy grande. Me peleo con un fantasma, porque siempre argumentó que no tenía nada que ver. Estaba demasiado claro que no era así. Entonces estás hablando de una persona complicada. No veo cómo una persona que se maneje así al interior de su vida familiar pueda ser diferente afuera. Observo como ciudadano qué pasó, cómo disputó el poder, quiso atropellar a la oposición aun en minoría. Ese no es el plan A de ningún ser inteligente... Y él no es poco inteligente.

—¿A qué atribuís eso si él es inteligente?

—Soberbia es parte de la respuesta. También uno llega a un punto de construcción de poder que no quiere ceder, no se quiere bajar. Está el ego. Y la posibilidad de tal vez apostar si no me sale. Ahora me fortalezco, vuelvo y lo hago con más chances, con más fuerza.

—¿Pensás que él cree que puede volver a ser presidente?

—Es una de las preocupaciones que me lleva a decir: ojo, no es lo que ven. Después cada cual se hará cargo de su voto, pero es una persona que con el poder fue destructivo. No supo usar el poder. Su libro se llama Primer tiempo. Tal vez crea que habrá un segundo. Hoy es alguien con peso muy gravitante en la política. No quiero eso para mi país. Quiero gente honesta. Que no diga que habla con la verdad, pero después se comporte de punta a punta con la mentira.

—Pusiste en tu cuenta de Twitter: “Esta es mi única cuenta oficial. La abro para poder contar cosas que son importantes para mí y tal vez para la vida pública”. Además de cerrar un capítulo, ¿también te importa lo público?

—Lo hago por mis hijos. Y necesito dar vuelta la página. Sacar esto de mi sistema. Lo hago en vez de elegir callar, la cómoda, que no es una solución tampoco. Prefiero juntar el valor para exponerme y exponer mi punto de vista. Estoy apostando a que lo que me va a ayudar a sacar esto de mi sistema es hablarlo. Es decirlo públicamente. Desenmascarar a Mauricio. Contar el tipo de persona de que se trata. Y entonces hago las paces. Dije lo que tenía que decir. No me lo guardé. Y tal vez haya pocas personas en mi posición para poder hacerlo como hermano. Seguramente en muchos ámbitos de la vida cotidiana hay quienes han pasado por cosas similares a la mía, de abuso por parte de él, que ojalá hablen. Probablemente no hablen por miedo o por perder algo. Yo no tengo nada que perder. Lo que tenía para perder, ya lo perdí. Perdí mis vínculos familiares, que valoraba muchísimo. Fui de unirlos, de insistir, de convocar. Acompañé el crecimiento de todos mis sobrinos. Mis hermanos los involucraron en esta discusión, no los preservaron, cosa que no hice yo con mis hijos. Yo no intervengo en la relación de ellos con sus tíos ni sus primos. No me parece lógico. Si lo hiciéramos todos, es un poco como el movimiento MeToo, no sé si me voy un poco de pista. Tal vez tenga ese efecto.

—No me gustaría cerrar sin darte la oportunidad de preguntarte si hay algo que querés agregar que no te haya preguntado.

—Tuve la oportunidad. Como te dije, son muchos años de tratar de buscar una solución con buena fe. Nunca quise este enfrentamiento, si querés forzado. No me permitió dedicarme mejor a mi vida, que es lo que quiero hacer. Me obligó a hurgar más en todo este problema, me hizo conocer cosas que no hubiese conocido. La verdad es que es algo muy doloroso. Es terrible. Te estoy hablando de haber sido testigo de la destrucción de una familia. La de una persona con la grandeza de mi viejo que lo dio todo. Mi hermano llega a donde llega gracias a él. Lo que a él le tocó en mi lectura es por su falta de escrúpulos, no por mérito. Intento que esto no termine con mi vida, ni con mi futuro. Trato de ver el futuro y enterrar este pasado. Mis derechos los busco en la Justicia. Es un camino largo, difícil, lento, al cual no renuncio. Pero de alguna manera tengo que lograr preservarme de todo este tema, de toda esta contaminación, de algo tan tóxico, y apostar al futuro mío. Por eso vine a hacerlo de esta manera.