Los talibanes avanzan sobre Afganistán y la embajada Estados Unidos

El domingo los talibanes avanzaron sobre Kabul, capital de Afganistán, el presidente abandonó el país que se sumió en un caos.


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Ante el avance de las fuerzas armadas, miles de personas buscaron abandonar el país en vuelos internacionales, principalmente de Estados Unidos.

"La situación de la seguridad en Kabul está cambiando con rapidez, incluido el aeropuerto. Hay reportes de disparos en el aeropuerto, por lo que estamos instruyendo a los ciudadanos estadounidenses a refugiarse", dijo una alerta de seguridad de la embajada de Estados Unidos.

Los diplomáticos estadounidenses fueron evacuados de su embajada en helicóptero hacia el aeropuerto, mientras las fuerzas locales afganas, entrenadas durante años y equipadas por Estados Unidos y otros países, colapsaban.

Los combatientes talibanes estaban llegando a Kabul "desde todos lados", dijo a Reuters el alto funcionario del Ministerio del Interior. Había informes de disparos esporádicos en la capital.

Un hospital capitalino indicó que estaban siendo tratadas más de 40 personas heridas en los combates en el extrarradio, pero que no parecía haber grandes refriegas.

El ministro del Interior en funciones, Abdul Sattar Mirzakawal, indicó que el poder sería entregado a una administración de transición. "No habrá un ataque a la ciudad, se acordó que habrá un traspaso pacífico", informó vía Twitter.

Las mujeres denuncian un abandono por parte de los organismos internacionales tras el mensaje de los talibanes que anticipa la quita de derechos a las mujeres.

Hasta ahora, y con algunas trabas, las mujeres podían trabajar y gozar de independencia en Afganistán, pero parece claro que el regreso de los talibanes volverá a relegarlas a una labor doméstica, como sucedía antes de la invasión estadounidense cuando el grupo extremista las sometió a un régimen de humillación y terror.

Alrededor de 3,5 millones de niñas asistían en el último año a la escuela, más del 25 % de los miembros del Parlamento son mujeres, y casi el 30 % de las empleadas en las instituciones de la administración pública; algunas de ellas, incluso, ocupan cargos de alto nivel como ministras y embajadoras de las principales misiones extranjeras.

Ese periodo de luz se apaga y con gran probabilidad da paso a uno infinitamente más oscuro que ya conocieron, y padecieron, las mujeres afganas. Cuando los talibanes gobernaron entre 1996 y 2001, la mujer tenía prohibido pisar las escuelas a partir de los 8 años porque la educación era cosa de hombres. Estaban obligadas a cubrirse el cuerpo con un burka, solo podían salir de casa en compañía de un varón y, si se saltaban las normas misóginas imperantes, podían ser azotadas de manera pública o, incluso, verse condenadas a la lapidación.