¿Qué secuelas puede dejar el Covid-19 en la fertilidad de la mujer?
Desde el inicio de la pandemia, científicos de todo el mundo analizaron mediante diversos estudios, las secuelas que la infección provocada por el SARS-Cov-2 dejaba en numerosos órganos, como el corazón, los pulmones, el sistema nervioso, entre otros. Del mismo modo, la comunidad científica también estudió y continúa analizando los efectos del virus sobre el sistema reproductor femenino.
Es así como un grupo de investigación del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) comprobó el impacto del COVID-19 en la fertilidad femenina, evaluando las secuelas de este virus en la función del ovario. Aunque, sin daños irreversibles ni crónicos.
“A partir de estudios hechos a pacientes de clínicas de fertilidad asistida, que habían tenido coronavirus -pero no habían sido hospitalizadas-, pudimos observar que, cuanto mayor concentración de anticuerpos contra el COVID-19 había, menor era la cantidad de ovocitos, tanto totales como maduros”, señala a la Agencia CTyS-UNLaM Yamila Herrero, becaria doctoral del IBYME y una de las autoras del trabajo.
Los ovocitos, explica Herrero, se llaman así mientras están en el ovario. Una vez que salen de él, pasan a llamarse óvulos. El grupo de trabajo reclutó muestras de 80 pacientes de fertilidad asistida de cuatro clínicas, desde noviembre de 2020 hasta mayo de 2021. Ninguna de ellas estaba, aún, vacunada.
“Para la investigación no trabajamos directamente con los ovocitos, sino que analizamos muestras de un líquido que se llama fluido folicular, que es donde esta célula se encuentra inmersa. Estudiando este líquido, podemos saber la calidad y la fase de desarrollo de estos ovocitos, como una forma indirecta de estudio”, explica María Fernanda Parborell, investigadora del CONICET y líder del equipo.
El primer gran hallazgo del grupo fue comprobar que en este líquido folicular había anticuerpos de coronavirus. El dato resulta importante porque se trata del quinto tipo de anticuerpo que se halla en el fluido folicular. Es un misterio, aún, cómo estos anticuerpos pasan de la sangre a dicho líquido.
Con el análisis de las muestras, y valiéndose también de las historias clínicas de las pacientes, Parborell y el resto del equipo descubrieron que, cuanto mayor era la concentración de anticuerpos contra el coronavirus en este líquido folicular, menor era la cantidad de ovocitos que se obtenían de las pacientes, luego de ser estimuladas hormonalmente en las clínicas de fertilidad.
Tanto para la becaria como para la jefa del equipo, es importante destacar que estos efectos no constituyen un daño irreversible. “Se trata de brindar esta información a las pacientes, de que, igualmente, podrán quedar embarazadas, pero, debido al virus, tal vez tarden un poco más en conseguirlo. El ovario es uno de los órganos que tiene mayor capacidad de regeneración”, subraya Parborell, doctora en Ciencias Químicas.
A su vez, reafirman la importancia de las vacunas. “Absolutamente todas las vacunas disponibles son buenas, incluso para las embarazadas. Este tipo de estudios demuestra que lo que afecta a los distintos órganos no son las vacunas, sino, justamente, el coronavirus”, apunta Herrero.
Próximamente, el equipo se enfocará en estudiar el tiempo de recuperación del ovario y de la capacidad de generar estos vasos sanguíneos, entre otros factores, en pacientes recuperadas de COVID-19, para ver el período para que se reestablezcan los parámetros considerados normales.