Las tácticas de los supermercados contra la inflación: lo que tenés que saber
Ante el aumento de los precios y la pérdida de poder adquisitivo de los argentinos, la sensibilidad de los consumidores al precio gana terreno, razón por la cual retailers y marcas están implementando diversas estrategias para mantener la demanda actual y atraer a los consumidores a las tiendas para incentivar el consumo.
Tiendeo, especialista en soluciones digitales para el sector retail, identifica cuáles son las tácticas que está utilizando el comercio minorista para combatir la inflación.
Con la subida de las materias primas y los consiguientes costes, una polémica estrategia de venta que está dando de qué hablar es la reduflación. Se trata de una táctica legal que retailers y marcas usan para reducir entre un 5% y 10% la cantidad de producto manteniendo su presentación original y disimular así la subida de precio.
Es decir, cajas de galletas o bolsas de frituras con menos producto, porciones de queso de menor gramaje, todos con el precio habitual. El cambio es tan sutil que suele pasa desapercibido por el consumidor. Una técnica que tiene el objetivo de seguir competitivo en tiempos de inflación.
¿Calidad o cantidad? El otro dilema de la “cheapflation”
La cheapflation (o reducción en la calidad de los alimentos) es la sustitución de ciertos productos o alimentos por otros más baratos (alimentarios o no alimentarios). Un ejemplo claro lo vemos en el chocolate, si el producto incluye la leyenda "con sabor a chocolate", significa que el ingrediente original probablemente ha sido sustituido por aceite de palma y aromas artificiales haciendo que la calidad sea mucho menor que la de antes.
Una táctica en la que, si bien se sacrifica parte del margen, el objetivo principal es incrementar la rotación de determinados productos. Con este tipo de técnicas, el gran consumo consigue aumentar la oferta de productos de determinadas categorías y permite a los clientes consumir sus productos favoritos a pesar del aumento de precios causado por la inflación.
Campaña promocionales más agresivas
En este contexto donde el poder adquisitivo de los argentinos se encuentra comprometido, la promoción se convierte en una “arma” extremadamente eficaz. Si durante la pandemia vimos cómo el consumidor cambiaba sus hábitos de consumo y adoptaba el canal digital para realizar sus compras, ante este panorama crecen las probabilidades de que el consumidor deje de ser fiel a retailers y marcas a cambio de obtener un precio más competitivo en sus compras.
Así, las promociones hoy en día actúan como gancho y catalizador del consumo por su impacto directo en el ticket de compra. Esto quiere decir que los consumidores querrán obtener estos ahorros directos (y al momento) en cada compra realizada sin necesidad de canjear o enviar comprobantes de compra para obtener estos descuentos.
El efecto que tienen las ofertas promocionales para motivar a los consumidores a acudir a la tienda es indiscutible. Así lo destaca Sergio San Martín, country manager de Tiendeo: "Como consecuencia de la subida de precios en los productos básicos y frente a esta nueva coyuntura económica que tiene aires de recesión, retailers y marcas están diseñando campañas más agresivas. Así, el pasado mes de abril los supermercados incrementaron un 12% la cantidad de ofertas y promociones de los alimentos básicos con respecto al 2021 como una forma de apoyar al bolsillo de los argentinos y despertar su interés para acudir a su punto de venta y no al de la competencia”.
También existe la táctica de aplicar una promoción sobre productos “gancho” (como por ejemplo los de la canasta básica o más encarecidos), ajustando sus precios y colocándolos a la entrada de las tiendas o en la portada de sus folletos promocionales. Así, además de captar la atención del consumidor, también adquiera otros productos.
Las marcas blancas: el refugio de los consumidores
En caso de inflación, las marcas propias, las de los retailers, son las que tienden a incrementar su demanda. Así, ante un aumento de precios, los consumidores acostumbran a realizar menos compras y optar por aquellos productos que, ofreciendo una calidad y características similares, tengan un precio sensiblemente inferior.
“En épocas donde el dinero de los consumidores cada día rinde menos, las marcas propias de las grandes cadenas de autoservicio hallaron la oportunidad para competir no solo con las marcas económicas, también con las premium, ya que estos productos (principalmente alimentos esenciales como los cereales, el frijol o la leche) ofrecen un ahorro entre el 20% y el 40% comparado con el precio de las marcas más comerciales porque al controlar los precios, el surtido de productos y la cobertura de la promoción pueden obtener mayores márgenes de ganancia, minimizar costos y ganarle a la inflación”, concluye San Martín.