De destructor a Defensor del Pueblo

Curiosa sucesión de casualidades. Renuncia sorpresivamente unos días antes del plazo estipulado para la postulación de interesados al cargo de Defensor del Pueblo, y resulta ser elegido, por sus ex pares. Justamente el oficialismo es quien le dio los votos necesarios para resultar primero en la devaluada terna propuesta la semana pasada.

El cargo, hasta ahora únicamente ocupado por Álvaro Ulloa en dos oportunidades consecutivas, seguirá sin ser honrado por un vecino que reúna cualidades dignas del reconocimiento y admiración. Porque en la práctica terminó siendo usado o como plataforma de lanzamiento de una candidatura (el caso –frustrado- de Ulloa), o un premio a la obediencia debida, como ocurrió con la designación de Ávila.

Este Concejo Deliberante, cuyos integrantes finalizan su mandato en pocos días, es sin dudas una de las instituciones más devaluadas y menospreciadas por la sociedad. Sólo los proyectos disparatados como el cambio en el nombre de una avenida; la pretendida aunque finalmente malograda intención de cambio de lugar de la figura del Fundador de Salta; o la demolición de un monumento que honraba el accionar heroico de un grupo de soldados salteños en territorio tucumano quedarán en la memoria. Claro, ninguno trascenderá por el invalorable aporte a mejorar la calidad de vida de los vecinos, a quienes dicen representar.

Cierto es que los nuevos ediles, aunque muchos serán los mismos porque renovaron sus bancas, deberán esforzarse y mucho para mejorar la imagen del Cuerpo.

Doble tarea tendrá Martín Ávila, flamante Defensor del Pueblo, ya que no sólo deberá demostrar con trabajo que es capaz de construir y aportar para el bien de los vecinos, sino también hacer creer a la sociedad que la figura del Defensor del Pueblo sirve y cumple los fines para los que fue creado.

Fuente: www.informatesalta.com.ar