Justicia Por: InformateSalta12/09/2022

La golpeó, le provocó quemaduras a ella y a su hijo, pero quedó libre tras un juicio abreviado

En 8 años, desde que se declaró la emergencia por violencia de género (decretada en 2014), Salta no pudo darle un freno a este flagelo. Por el contrario, a la agresión física, creció el maltrato verbal, psicológico y también económico.

Un reciente caso, resuelto por la justicia provincial a través de un juicio abreviado, evidenció claramente cómo la violencia de género en Salta constituye un problema serio, pues los números no acompañan y los hechos desnudan hasta un retroceso en la materia, pues a la violencia física se sumaron otras formas de agresión a la mujer.

Esto se advierte, por ejemplo, en el proceso penal que derivó en una la condena dictada la semana pasada por la jueza Ada Guillermina Zunino contra un hombre de 27 años, quien, literalmente, ejerció todo tipo de violencia contra la mujer que fue su pareja por cinco años, y con quien tuvo un hijo, ahora de 3 años.

El caso, resuelto mediante un juicio abreviado, resume el padecimiento sufrido por una joven de la localidad de Coronel Moldes, quien en 2017 decidió iniciar una relación de pareja con un hombre, en ese entonces, de 22 años, con quien tuvo un hijo en común.

La buena convivencia, apenas duró un año, pues los otros cuatro fueron violentos, tanto que llevaron a María (nombre de fantasía) a radicar una primera denuncia en contra de su pareja, lo que sucedió en la Comisaría Segunda de esta ciudad, hecho por el juez se ordenó la prohibición de acercamiento y otras medidas restrictivas para el acusado.

No obstante, y como sucede mucho en esta clase de delito, la pareja mantuvo la convivencia, la que terminó de romperse en los primeros días de junio pasado, cuando la víctima finalmente se separó de su agresor y regresó a vivir con su familia.

Pese a ello, la relación entre ambos se mantuvo, pues el hijo en común era visitado casi a diario por su padre, quien solía permanecer un rato en la casa, para luego marcharse a su residencia, en un inquilinato de barrio Mataderos, de Coronel Moldes.

Golpes, quemaduras y amenazas 

Esta rutina se quebró el 11 de junio, cuando el acusado llegó a casa de su ex mujer bien temprano a la mañana para cuidar al pequeño, pues María, que había retomado los estudios, tenía que asistir temprano al centro educativo. 

Al regresar, su ex pareja, que tomaba una taza de té, la recibió a los gritos, con reclamos de infidelidad de su parta, circunstancias en que le asestó un puntapié en la pierna izquierda. El golpe no fue todo, pues la agresión causó que le cayera la bebida caliente en parte de su cuerpo, como así también la de su hijo.

Cuando se levantó, el acusado volvió a pararse en frente y retomó la recriminación por un supuesto amante, incluso sugirió que esa había sido la verdadera razón de la separación y no los frecuentes hechos de violencia que él mismo le propinaba.

Casi sin poder decir nada, María, paralizada de miedo, recibió un segundo golpe, esta vez fue un puñetazo en la cara, ante lo cual soltó un fuerte grito. En el acto, su madre y un hermano, aparecieron e intervinieron para ponerla a resguardo.

En esos momentos, a la violencia verbal, psicológica y física que ya había inferido, el acusado tomó de la mano al hijo en común y contratacó con un golpe certero para toda madre. “Me voy de acá y me llevó a mi hijo. Yo me voy a quedar con él, que tengo más plata que vos así que los abogados me van a ganar la custodia y si no es así, espera que crezca un poquito más y me lo voy a llevar sin importar nada”, amenazó.

Condenado pero no irá a la cárcel 

Esta frase, que fue remarcada en la sentencia condenatoria, refleja un fenómeno ya conocido en los tribunales locales, en los cuales es cada vez más frecuente los hechos de violencia económica sobre la mujer, especialmente dirigidos a quitarles la custodia de los hijos, el que, si bien no es un golpe físico, su efecto es aún peor.

Esa intimidación, sin embargo, no asustó a la abuela, quien, de inmediato, tomó el teléfono y llamó a la policía, la que se presentó e impidió que el acusado lograra su cometido, siendo demorado. Minutos después, en tanto, María radicó la segunda denuncia contra su ex pareja.

El jueves pasado, a tres meses de aquel episodio, la jueza Zunino la convocó a la ciudad judicial, ocasión en la que la fiscalía y la defensa presentaron un acuerdo de pena de nueve meses de prisión condicional para su ex pareja por el delito de lesiones leves agravadas por el vínculo y violencia de género.

María no se mostró reticente al acuerdo, aunque sí exigió que se tomen todas las medidas para evitar el acercamiento del acusado a su entorno, exigencia que la jueza hizo lugar, pues ordenó al acusado la prohibición de frecuentar la casa de la víctima, su lugar de trabajo, estudios y cualquier otro lugar, al menos, a unos 300 metros.

Asimismo, se le impuso la obligación de realizar un tratamiento psicológico en el Programa de Intervención con Agresores en cumplimiento de condena por violencia contra la pareja, como así también deberá aprender un oficio, industria o profesión adecuado a sus capacidades.