Deportes05/07/2015

En Salta como en el país solo hubo lágrimas y desconsuelo

Ni el clima impidió que cientos de salteños se juntaran a ver el partido en la plaza 9 de Julio. Tras los penales, hubo llantos y una rápida dispersión del lugar históricamente elegido para los festejos.

Con una temperatura de apenas 7º y una sensación térmica de 4º, más de 500 salteños se juntaron a ver la final de la Copa América en la plaza 9 de Julio, el lugar elegido históricamente para los festejos.
Tras los penales fallados por Gonzalo Higuaín y Ever Banega, hubo llantos, insultos a los chilenos, desconsuelo y una descongestión rápida.

No fue un día normal para ninguno de los argentinos y menos para los futboleros porque solo un año después de la final perdida con Alemania en el Mundial de Brasil, el conjunto nacional llegó a esa instancia en la Copa América y nada menos que ante los chilenos, en un país que suele ser hostil para los compatriotas que cruzan la cordillera.
Por eso el frío poco importó y pese a tener la posibilidad de verlo en sus casas, muchos fanáticos decidieron ir al corazón de la ciudad para alentar y luego festejar, aunque la copa nuevamente fue esquiva.

Fueron casi tres horas de sufrimiento y mientras la temperatura de a poco iba en descenso, nadie se atrevió a abandonar su lugar.
Solo en el entretiempo, el pase al tiempo suplementario y antes de los penales, el público ubicado sobre calle Caseros y muy pegado a la pantalla gigante puesta para la ocasión, cantó acompañado por bombos y las trompetas, pero cuando la pelota rodó, no se escuchó ni una sola voz.

Entre los ciudadanos de esta provincia también estuvieron mezclados muchos turistas, tanto nacionales como del extranjero, quienes fueron respetuosos ante la desolación de la gente.
Otros, los más temerosos de la baja temperatura, se ubicaron dentro de los bares y sufrieron ahí, mientras que muchos comerciantes lo vieron desde algunas tiendas ubicadas en la peatonal, aprovechando la ausencia de los clientes.

El final no fue como todos esperaban y tuvieron que volver cabizbajos a sus casas, especialmente los vendedores ambulantes que tenían preparadas las camisetas, gorras y banderas con los colores patrios. Pero el fútbol da revanchas y la alegría puede llegar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

Fuente: El Tribuno On Line