Justicia17/01/2023

"Me dieron latigazos, me quemaron con carbón", dijo una víctima del templo a San La Muerte

El 29 de diciembre, antes de la feria judicial, el Tribunal Oral Federal N°2, que tiene al juez Domingo Batule como presidente, llevó a cabo audiencias muy emotivas por lo dicho en ellas. En una de ellas, una mujer contó los episodios de maltrato y sometimiento que sufrió a mano de los lideres espirituales del culto Umbanda.

Estos son Juan Jorge Soria Villalba y su pareja María Ester Arroyo, quienes son juzgados por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por el uso de intimidación y por la calidad de ministros religiosos, en concurso de forma real con lesiones leves.

En ese contexto el testimonio de una de las víctimas, que se dio a conocer a través de un video de acuerdo a lo informado por ElTribuno, puso los pelos de puntas por la magnitud del relato. La mujer, llegó al lugar buscando contención después de un divorcio marcado por la violencia de género, pero encontró aún más violencia.

Sin poder ver a sus hijos y con intentos de suicidios, la testigo reconoció haber llegado al santuario de los acusados con “el juicio nublado”. Afirmó que, en un inicio, Soria Villalba y Arroyo, parecían “buenas personas”, pues le brindaron el apoyo anímico que ella buscaba. Lamentablemente después todo comenzó a cambiar, el aliento se transformó en órdenes excusadas en peticiones de las entidades espirituales que solo Villalba y Arroyo podían interpretar.

Los acusados lograron convencerla de que el mal que padecía provenía de su familia, por lo que debía alejarse de ellos. Le dijeron que el local comercial que tenía y era su sustento tampoco era bueno por su vida. 

“Me aconsejaron que me aparte de la familia, ya que no era buena; y que debía cerrar su negocio porque no era viable, que las personas que me habían hecho daño estaban alrededor mío. Ellos eran videntes y supuestamente veían todo el daño que sufría”, sostuvo.


"Todo fue una farsa par sacar plata"


En un momento apuntó: "Todo fue una farsa par sacar plata" y continuó, "con otros hermanos que salimos de ahí, nos pusimos a hablar de lo que sucedía y eso no era religión. Con una vara te decían que estaba mal estar con tu familia, pero con la otra, con la teoría, enseñaban que la familia era lo primero que debíamos tener".

“Seguía yendo al santuario, donde me enteré de que también se practicaba el culto de Umbanda, lo que a mi me interesaba, así que pegunté si podía ingresar y me dijeron que sí, pero debía pagar una sesión. En ese momento pague unos cinco mil pesos”, explicó.

Luego le ofrecieron un trabajo de limpieza, algo que también debía pagar, todo esto se realizaba con la promesa de éxito en su trabajo. Luego se bautizó y comenzaron "más obligaciones, aportar más trabajo y vivir en el santuario con más responsabilidades. El dinero se debía aportar al santuario, unos 800 pesos de cuota mensual y si había una fecha de alguna entidad se debía aportar para las ofrendas".

“Tenía que buscar hacer cosas para generar más plata, cuando ingresé era un lugar chico, era la parte de adelante del inmueble y ellos decían que querían agrandar el santuario”, en este sentido agregó: "Querían reformarlo para que albergue más devoto, así que comenzamos a hacer de todo, rifa, venta de empanadas, todo para que se junte esa planta, además de pagar la cuota y lo de las ofrendas”.

En caso de negarse a realizar los aportes, "tenías castigos. En mi caso, en una sesión de kimbanda, me quemaron con la cera de la vela en mi cuerpo, me echaron tierra y agua del cementerio y me pedían que me auto flagele, en otra ocasión, me dieron siete latigazos y me quemaron los pies con brasas de carbón, lo que me causó una ampolla enorme que hasta el día de hoy tengo secuelas, fueron una infinidad de cosas que pase”, dijo al recordar otro episodio.


“Si no hacías el pago semanal, era un castigo. También me castigaron por ponerme en contacto con mi familia, cuando mi padre cayó enfermo. No eras dueña de pensar ni de actuar