Medios05/02/2023

A 35 años del femicidio de Alicia Muñiz: “Monzón había dicho que la iba a matar”

La madrugada del 14 de febrero de 1988 fue el punto de quiebre a partir del cual Carlos Monzón dejó de ser la gloria del boxeo para convertirse en una crónica policial. Es que paradójicamente esa noche, víspera del Día de los Enamorados, el campeón mundial estranguló y lanzó por el balcón a quien entonces era su esposa y madre de su hijo más chico, la modelo uruguaya Alicia Muñiz.

Carlos y Alicia estaban separados cuando ocurrió el femicidio, después de varias idas y vueltas a lo largo de los 9 años de violencia que duró la relación. Pero aquel fin de semana, ella había viajado a Mar del Plata desde Punta del Este, donde estaba trabajando, con la única intención de buscar a su hijo, que había pasado todo el mes de enero con su papá.

Y en el reencuentro, se desató la tragedia. “Maxi vio y escuchó todo, estoy convencida que el nene vio cómo su papá mató a su mamá”, dijo a TN Myriam Caprile, amiga de la víctima desde la infancia, a 35 años del hecho.

“Amor” a primera vista

Alicia Muñiz había nacido en Montevideo, Uruguay, el 18 de agosto de 1955. De familia humilde y numerosa, decidió probar suerte con el modelaje y a punto de cumplir los 17 años viajó a la Argentina, donde después se nacionalizó.

“Yo la conocí a los 13, en el colegio secundario”, contó a este medio Caprile, su amiga. El vínculo entre ellas creció y las acompañó a lo largo de los años, hasta que la fatalidad se cruzó abruptamente en el camino de la modelo, cuando tenía 32 años. “Era una mujer de gran corazón, vivía para su familia”, recordó su compañera, uruguaya como ella. Y evocó: “Tenía una simpatía, una risa muy particular”.

Alicia Muñiz fue asesinada en 1988, a los 32 años.

Monzón apareció en su vida en 1978, cuando la carrera de Alicia ya se encontraba en pleno apogeo. “Él la cautivó”, afirmó con tristeza su amiga. La pareja se casó en Estados Unidos en 1981 y en diciembre de ese mismo año nació Maximiliano, el único hijo que tuvieron en común.

Para ese momento, el celebrado campeón mundial de la categoría mediano ya se había retirado del boxeo y sus vicios le habían potenciado los problemas que arrastraba con la violencia. “Alicia estaba perdidamente enamorada de él, fue lo peor que pudo haber hecho”, sostuvo Caprile, y agregó: “Era muy pacificadora, creía que su amor iba a curar a Monzón”. Pero eso no sucedió.

Las señales de alarma

“Él era muy violento, la maltrataba en público”, contó la mujer de letras y periodista uruguaya, que incluso sufrió en carne propia los malos tratos del esposo de Alicia. “Monzón no era un hombre con el que hubiera querido ver a una de mis mejores amigas, pero ella al principio no podía ver las cosas que le decíamos de él”, sostuvo.

Myriam Caprile, periodista uruguaya, una de las mejores amigas de Alicia Muñiz desde la infancia.

Recién después de cinco años empezó a caer la venda de los ojos de Alicia y la “ceguera” del enamoramiento dio paso a la cruda realidad. Entonces denunció por primera vez al exboxeador por “violencia doméstica”. Era el 12 de agosto de 1986 y a esta le siguió una segunda acusación, que radicó el 12 de octubre de 1987.

“Yo, Alba Alicia Muñiz Calatayud conviví con el señor Carlos Monzón desde mayo de 1979 hasta el 12 de agosto de 1986. Mi separación se dio por problemas de agreciones (sic) en situaciones críticas, estando Carlos siempre en estado de ebriedad”, relató la víctima en una carta que escribió de puño y letra a modo de declaración. “Monzón era un tipo inteligente, sabía dónde golpearla para que no se le vieran las marcas”, apuntó Caprile.

La separación no fue fácil, en ningún sentido. Fundamentalmente, precisó su amiga, porque “Alicia no quería dejar a su hijo sin padre”. El otro obstáculo fue la resistencia que presentó Monzón. “¿Cómo una mujer lo iba a dejar al campeón?”, señaló con sarcasmo. No obstante, cuando la mató estaban separados.

“Alicia estaba haciendo desfiles en Punta del Este ese verano y yo cubría la temporada allá para el diario (La Mañana)”, indicó Caprile sobre la última vez que vio a su amiga con vida. La modelo había retomado su carrera pero, después de un mes de no ver a su hijo, que estaba de vacaciones con el padre en Mar del Plata, cuando Monzón la llamó por teléfono y le dijo que fuera a buscarlo, ella “pidió unos días en el trabajo”, armó la valija y fue a su encuentro.

Las horas previas al femicidio

“Ella fue a Mar del Plata a buscar a su hijo, no a reconciliarse con Monzón. Su plan era volver a Uruguay con el nene”, subrayó a TN su amiga. Así fue como Alicia Muñiz se instaló con el boxeador en un chalet alquilado ubicado en la calle Pedro Zanni 1567 del barrio de La Florida. Unos minutos antes de las 6 de la mañana del 14 de febrero, la expareja y Maximiliano estaban juntos en la misma habitación.

“Estoy convencida que el nene vio todo, la casa no era tan grande y él era muy inteligente, muy vivo para su edad”, aseguró Caprile. Pero lo cierto es que si así fue, Maximiliano eligió no hablar nunca de ello desde entonces.

De acuerdo a la investigación, en un momento de la noche Alicia y Monzón discutieron y el boxeador la golpeó, la estranguló y la arrojó por el balcón. Después, se tiró detrás de ella para instalar su coartada del accidente. Solo que ella fue la única víctima fatal, y él apenas se lastimó un brazo con la caída.

El cuerpo de la mujer solo tenía una bombacha blanca, presentaba fracturas múltiples de cráneo, una lesión en el codo derecho y una notable fractura de la rótula izquierda. Más tarde la autopsia reveló que Alicia había sido estrangulada, aunque Monzón se mantuvo firme en su versión de que “solo” le había dado una cachetada pero jamás quiso matarla. “Si yo la hubiera querido matar, le doy una trompada y le arranco la cabeza”; “Si soy culpable prefiero la pena de muerte”, fueron algunas de sus frases en las distintas entrevistas que brindó en esa época.

Mientras tanto, Myriam Caprile seguía en Uruguay cubriendo la temporada de verano para el diario y se enteró por sus compañeros de trabajo de que su amiga estaba muerta. “Lo primero que pensé fue ‘la mató Monzón’”, recordó sobre ese dramático momento, y reafirmó: “No tuve ninguna duda”. En ese sentido, la periodista detalló: “Él había dicho varias veces que la iba a matar, pero ella creía que no podía llegar a tanto”.

El 17 de febrero los restos de la modelo fueron sepultados en el cementerio de la Chacarita. En 1992 la familia de Alicia decidió cremarlos y trasladarlos a su país natal.

El juicio y el cartonero

El juicio se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata, el 26 de junio de 1989. Fueron varios los testigos que desfilaron por el debate, pero el testimonio que resultó clave fue el de Rafael Crisanto Báez, un cartonero que recorría el barrio y se sorprendió por los gritos de la pareja.

Él fue quien aseguró que Monzón tomó a Alicia del cuello y después, cuando ella se desmayó, la tiró por el balcón “como una bolsa de papas”. También dijo que el boxeador se cambió el pantalón por un pijama y “se arrojó encima de ella”.

Al cuerpo de la víctima se le hicieron dos autopsias. La segunda se pidió hacer para confirmar las lesiones del cuello y demostró que ya estaba en estado agónico cuando cayó al vacío, con fractura del cartílago tiroides y del hueso hioides. Los médicos revelaron que la causa originaria de la muerte, como se presumía, fue el estrangulamiento.

El 3 de julio de 1989 la Justicia condenó a Monzón a 11 años de prisión por “homicidio simple. El juez a cargo de la causa, Jorge Simón Isacch, concluyó que “el encausado obró con plena conciencia de la criminalidad de su actuar”, aunque sostuvo que con algunos atenuantes, como el hecho que el crimen no fue ni planificado, ni a sangre fría, sino más bien con emoción violenta y bajo los efectos del alcohol, ya que había empezado a consumir cerveza desde el atardecer del sábado 13.

Los antecentes de violencia no lo favorecieron. Se tuvieron en cuenta a la hora de dictar sentencia los problemas que había tenido con su primera mujer, conocida como “Pelusa”, y también con la ya famosa Susana Giménez. Incluso, tomaron relevancia, tarde, las dos denuncias que había radicado en su contra la propia Alicia Muñiz. Su caso fue el primer femicidio mediático de la Argentina aunque sucedió dos décadas antes de que existiera esa figura legal, motivo por el cual Carlos Monzón no recibió prisión perpetua.

En 2019, la trágica historia llegó por primera vez a la pantalla chica en formato de serie para una conocida plataforma de streaming. “Me costó mucho verla porque no reflejó lo que era Alicia”, admitió su amiga en diálogo con este medio. En este sentido, explicó que la ficción muestra al femicida como el campeón que fue, pero no pinta la figura de Alicia como ella realmente era.

“Alicia nunca estuvo con Monzón por el dinero. Siempre tuvo el deseo de ser madre y deseó mucho tener ese hijo”, explicó la periodista. Y subrayó: “Ella venía de una familia muy humilde, por ahí no tenían para comer pero había mucho amor”.

Monzón se mató en un accidente en la ruta cuando le faltaban 14 meses para terminar de cumplir su condena.

La muerte del campeón

El 8 de enero de 1995, a los 52 años y ya en la última etapa de su condena por el femicidio de su esposa, Monzón se mató en un accidente de auto en el paraje Los Cerrillos de la Ruta Provincial 1, al noreste de Santa Rosa de Calchines, durante una salida transitoria. Le faltaban catorce meses para cumplir su condena.

“El nene se crió con sus abuelos maternos en Montevideo y vivió allí hasta que cumplió la mayoría de edad”, indicó Caprile sobre el hijo de su amiga. Lo último que supo de él, agregó, fue que después se había ido a vivir a Buenos Aires. Según dijeron desde el entorno de la víctima en aquel momento, el chico nunca más quiso saber de su papá después de la muerte de Alicia. De hecho, cuando murió Monzón llevaba por lo menos cinco años sin ver a su hijo menor.

Maxi, el hijo de Monzón y Alicia Muñiz, vivió con sus abuelos maternos en Montevideo hasta que cumplió la mayoría de edad.

Después de perder a su mamá y con su padre preso, Maximiliano Monzón se convirtió en hombre prácticamente en silencio. Fueron muy pocas las veces que aceptó hablar con los medios, pero en una nota que dio a El Litoral aclaró: “Mi viejo tenía sus errores pero creo que ya está, ya pagó. Por eso, de algún modo quisiera que sean justos con él, porque sé que no la pasó bien”.

Y cerró: “Ninguna de las dos familias la pasó bien. Él pagó su condena y murió, entonces quiero que se haga justicia en ese sentido. No es broma pasar siete años en la cárcel. Pasar de ser el campeón a ser asesino”. /TN