Pastor evangélico abusó de una niña que iba a su casa para jugar en la hamaca
La justicia lo juzgó y condenó a 8 años de prisión, aunque permitió que cumpla la pena en su casa. Reinaldo González fue hallado culpable de abusar sexualmente de una nena de 11 años, hija de un miembro de su iglesia, en General Ballivián.
El religioso, de 66 años, fue condenado por la jueza Asusena Vázquez, de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal, en el marco de un proceso abreviado, al cual se arriba con el reconocimiento de los acusados de su responsabilidad penal en el hecho que se le imputa, siendo en este caso, el delito de abuso sexual gravemente ultrajante en perjuicio de una menor de 11 años.
La denuncia que delató el perverso accionar de este pastor fue radicada el 8 de abril del año pasado por el padre de la víctima, quien desde hacía tres años asistía a la iglesia que dirigía González, ubicada sobre la avenida Samuel Córdoba, la vía principal de la localidad de General Ballivián.
Hasta el día de la denuncia, el padre de la menor no tuvo ninguna queja en contra de su pastor, a quien le confió su asistencia espiritual y la de sus dos hijos, uno de ellos, una nena de 11 años, quien resultó víctima de numerosos hechos de abusos, los cuales calló por las dádivas que el evangélico le hacía, entre ellas un teléfono celular.
El padre contó que una serie de mensajes enviados por su hija a su hermano, fueron los que alertaron sobre lo que sucedía. Luego, con ayuda de una prima de la niña, se pudo saber que, desde febrero del año pasado, González, su pastor, abusaba de su hija.
La confianza que había hacia el religioso era absoluta, a tal punto que previo al inicio de clases, permitió que González llevara a su hija hasta Tartagal, pues quería comprarle algunos útiles escolares en compensación por las buenas notas que la niña había alcanzado.
Al regresar, la menor le contó que el pastor le pidió que se alojaran en un hotel, ya que estaba cansado, pero como ella no quiso se volvieron. La versión, para nada coincidía con lo que realmente sucedió, pues González sí llevó a la menor un hotel, donde abusó de la misma.
Visitas a domicilio
Es más, la menor, tanto con su prima y como luego lo hizo en Cámara Gesell, dijo que los abusos no fueron solamente en ese hotel, sino cada vez que el pastor iba a su casa, lo que siempre hacía cuando el padre estaba en su trabajo y su hermano, en la escuela.
A sabiendas de que iba a encontrar sola a la niña, la desvestía y luego cometía sus vejámenes sexuales, los que lograba mantener en silencio mediante regalos que le hacía a su víctima. “No le digas nada a tu papá si queres que te compre el celular o te de plata”, le prometía el pastor a la niña.
El padre confirmó que, efectivamente, el pastor le compró un teléfono celular a su hija, pero no sospechó nada debido a que le pidió permiso y le dijo que era a modo de premio por los esfuerzos que hacía la menor, tanto en la escuela como en la iglesia.
“Yo le tenía confianza”, afirmó el padre, quien luego de conocer los padecimientos de su hija a manos del abusador, reveló que en la casa del acusado siempre había muchos niños, pues el pastor tenía en su casa una hamaca, juego que atraía a los menores, en especial, a las niñas.
“Tenía una hamaca y ahí sabía estar con muchos chiquitos”, resaltó, a lo que luego mencionó que hacía que los niños se acostaran con él, pero “no sabía que le hacía esas cosas a mi hija”, quien resultó gravemente afectada por el daño causado por los abusos cometidos por el pastor, oriundo de la provincia de Formosa.
La acusación del padre, tras la ratificación realizada por su hija, llevó a González a juicio, instancia que se resolvió con un proceso abreviado, el cual dejó un sabor amargo, pues al definir la condena, la jueza Vázquez evitó mandar a la cárcel al abusador, a quien le permitió mantener el beneficio de arresto domiciliario, del cual gozará, al menos, hasta que la condena quede firme.