Comenzó un juicio contra ocho policías por un allanamiento ilegal
En el Salón de Grandes Juicios se dio inicio esta mañana a un proceso que se sigue contra nueve policías acusados por allanamiento ilegal, vejaciones agravadas por violencia y lesiones graves en concurso real. Todo sucedió el 19 de diciembre del 2020 en barrio Bicentenario.
Los juzgados son; Aldo Daniel Chauque, Santiago Delfín Jonathan Alcoba, Leonardo Corrillo, María José Miranda, Juan Alfredo Guitián, Jorge Valdiviezo, Jorge Alberto Saracho Dermith, Álvaro Nicolás Guanca y Cristian Agustín Cruz.
Se debe tener en cuenta que a Chauque, Alcoba y Corrillo, se los acusa también del delito de falsedad ideológica.
En el inicio de la primera jornada se hizo conocer a los imputados de la acusación que pesa en su contra. Los acusados dejaron en claro su intención de no declarar.
Por su parte, la víctima presto declaración sin la presencia de los imputados. El hombre, que se encuentra actualmente detenido, no reconoció a ninguno de los nueve acusados, que después fueron retirados de la sala de audiencias.
Al comenzar su declaración dijo que no quiere ocasionarles problemas a los policías, que sí pasó todo lo sucedido, pero quiere que sigan trabajando y con su vida. Explicó que se produjo la pelea con ellos, que no los conoce pero sí sucedió el hecho, a tal punto que terminó internado con fractura de mandíbula, pero agregó que lo pasado quedó atrás y que ya había terminado todo.
En referencia a la fractura, sostuvo que tiene problemas para abrir la boca ya que siente que la mandíbula se le traba. Respondiendo preguntas de la fiscalía comenzó el relato de lo sucedido.
Se prevé que las audiencias continúen hasta el 16 de junio.
La causa inició con la denuncia de la víctima, radicada el 21 de diciembre de 2020. Contó que dos días antes salió de su casa en dirección a la de su amigo del barrio Bicentenario. Cuando iba caminando con otro joven un móvil policial frenó con cuatro policías y los empezaron a insultar. Dijo que ellos hicieron oídos sordos y siguieron caminando pero la policía los seguía molestando, hasta que en un momento su amigo les contestó que los dejen de molestar, y eso hizo que los policías se bajaran del móvil y lo siguieran.
Continuó su relato diciendo que él y su amigo se metieron a una casa de un amigo con autorización de los propietarios, ya que eran conocidos del barrio. Se quedaron allí esperando que el móvil policial se vaya.
Los policías empezaron a patear la puerta del domicilio, rompieron el vidrio y entraron contra la voluntad de la dueña de casa. En ese momento lo agarraron a él y lo tiraron al piso, lo esposaron y le comenzaron a pegar. La familia trataba que los policías se fueran pero éstos no hacían caso e insultaban a toda la familia de la casa. Agregó que en la vivienda había menores que tenían miedo.
Luego lo subieron al móvil policial y continuaron pegándole. Cuando llegaron a la comisaria lo metieron en un excusado, lo tiraron al piso y se sumaron más policías, entre 6 o 7 y comenzaron a patearlo entre todos. Dijo que lo patearon tan fuerte que le quebraron la mandíbula.