María Leonor Gine: El crimen intrafamiliar que conmovió a los salteños
El 28 de marzo de 2020, en medio de la pandemia del Coronavirus, una noticia causó conmoción, una mujer identificada como María Leonor Gine, fue encontrada sin vida en su departamento en Belgrano al 900. La escena era terrorífica, la víctima tenía más de 30 puñaladas y el causante fue su nieto, Agustín Morales, quien en un primer momento fue condenado a 19 años de cárcel y ahora la pena se agravó a prisión perpetua.
Con el correr de las horas se pudo saber que el hecho era nada más y nada menos que un crimen intrafamiliar, porque el causante es el nieto de la víctima y con quien María Leonor vivía; es más en su círculo íntimo de deslizó que era su protegido y a quien más amaba; sin embargo temía por su seguridad y es por esto que dormía con su cartera debajo de la almohada, al igual que guardaba entre sus prendas las llaves de su caja fuerte.
Agustín tenía graves problemas de adicción a las drogas, y como una forma de contención, Gine le había abierto las puertas de su casa, no quería que esté solo y los intentos de tratamientos para desintoxicarlo no fueron eficaces.
Aquel día el joven estaba junto a un amigo, Federico Detzel, quien también llegó a juicio pero fue sobreseído del caso. Los jóvenes tuvieron una noche de consumo descontrolado, durante la madrugada, contrataron los servicios de una mujer trans y la llevaron a la casa de la víctima, pero a la hora de pagarle no tenía dinero; Agustín salió de la habitación y en ese momento fue cuando atacó a su abuela hasta darle muerte.
Luego salieron los tres y no regresaron. Las hijas de Leonor al no tener novedades de su madre fueron a buscarla y descubrieron la terrorífica escena. Descubrir al causante no fue difícil, las cámaras de seguridad del edificio mostraron toda la secuencia y luego los estudios de ADN arrojaron que el perfil de Agustín estaba en el cuchillo y en el cuerpo de la víctima.
La declaración de Agustín
Durante el juicio que se realizó en julio de 2021, Agustín tomó la palabra y se mostró sorprendido por lo sucedido, dijo no recordar casi nada de ese fatídico día porque estaba completamente drogado.
Contó que su historia de adicción comenzó cuando tenía 13 años, cuando empezó a consumir marihuana y alcohol como pasatiempo recreativo.
Después probó la cocaína pero “era llevadero”. El descontrol comenzó cuando empezó a relacionarse con personas que vendían estupefacientes, quienes le daban la sustancia a cambio de que él realizara algunas entregas.
A los 15 años, empezó a consumir pasta base y “se enganchó del todo” reconoció que eso fue “lo peor que le pasó en la vida”, porque a partir de ese momento se olvidó del mundo y terminó solo, porque es “una droga que te margina”. Confesó que para “bajar” el efecto de esta sustancia tomaba pastillas (psicofármacos), porque llega un momento en que “te falta el aire”.
Contó que se fue a vivir al departamento de su abuela Leonor a fines de febrero del año pasado porque, por su problema de adicciones, “venía rebotando” y en ningún lado estaba bien. Y ella fue la única “que le hizo el aguante” porque no lo quería ver “tirado”. Admitió que la plata que Gine le daba la usaba para comprar drogas, pero trataba de convivir de la mejor manera posible. “Cocinaba con ella, salíamos a tomar un café, jugábamos al Buraco y, mientras hacíamos todo eso yo tenía una pipa en el bolsillo y cada tanto me iba a fumarla al baño o a la pieza”, relató en aquel entonces.
Ahora el joven recibió la pena de prisión perpetua tras la presentación de un recurso de casación a manos de la fiscal Mónica Poma, donde el juez Luciano Martini puntualizó que “la adicción a sustancia estupefaciente del sujeto activo no constituye una circunstancia extraordinaria de atenuación por sí misma, como entiende el Tribunal de grado; pues, en modo alguno puede configurar un motivo comprensible que autorice a sostener que se menguó de forma razonable el respeto al vínculo de sangre que sustenta el agravamiento del delito de homicidio”.