Nacional26/09/2023

Proponen imprimir billetes de 5.000, 10.000, 20.000 y hasta 50.000 pesos o más (equivalentes a 100 dólares)

Hay algunas ideas sobre cuáles serán los nuevos billetes que planean imprimir el año que viene y cuáles serán las imágenes que tendrán.

Desde la oposición están armando un plan para imprimir nuevos billetes y volver a tener uno equivalente a u$s 100.

Además, sueñan con que el billete de $ 10.000 tendrá la imagen de Messi y de la selección argentina de fútbol campeona mundial.

Augusto Ardiles, ex director de la Casa de Moneda durante el gobierno de Mauricio Macri, tiene esa idea en su cabeza, por la connotación que tiene el número diez en la selección nacional. 

"Hay pocas cosas que nos unan y nos representan tanto como el Seleccionado, es un símbolo argentino, del espíritu de trabajo en equipo, esfuerzo y el no darse por vencido", detalla.

Messi

El ex funcionario trabaja en los equipos de Luciano Laspina, asesora al candidato a vicepresidente Luis Petri en temas económicos, y tiene ideas que superan la de la figura de Messi.

Para mayo propone lanzar billetes de $ 20.000 y de $ 50.000 para solucionar lo operativo, la transaccionalidad.

Y luego, en diciembre del año que viene o a lo sumo entre febrero y marzo del año siguiente, los de $ 5.000, $ 10.000 y 100.000 pesos. 

La inflación corre a un paso del 200% anual, por lo que quieren facilitarle la vida a la gente mientras trabajan para corregir el déficit fiscal.

Borges

Ardiles sostiene la importancia de tener en los billetes personalidades destacadas de la ciencia, cultura y deportes, como un aspiracional, que motive y sean ejemplos a seguir, como José Hernández, Alicia Moreau de Justo o Jorge Luis Borges.

Gastos

Según sus cálculos, entre 2007 y 2015 por no imprimir billetes de mayor denominación, el gobierno de Cristina Kirchner terminó gastando u$s 639 millones de más. 

"Ahora prácticamente duplicó su inoperancia, porque en estos cuatro años, entre 2020 y 2023, terminará gastando u$s 512 millones, cifra similar a los ocho años anteriores", revela.

Señala que, "por esta irracionalidad de no imprimir billetes de mayor denominación, están imprimiendo en seis países y todo indicaría que se está en búsqueda de un séptimo".

En España, en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que a su vez subcontrata a la Casa de Moneda de Bélgica; además de imprimir en las Casas de Moneda de Brasil y China, contratan a la firma francesa Overture y utilizan una planta de impresión en Malta, propiedad de la empresa sueca Crane.

Canguros

El billete nuevo de San Martín, por ejemplo, se hizo íntegramente en China. Que no se haya impreso ni uno acá es algo que no sucedía desde 1878, cuando se habían traído de Inglaterra billetes porque no existía la Casa de Moneda en nuestro país, que se funda dos años más tarde, en 1880. Se habían hecho en Inglaterra, con imágenes de canguros, porque pensaban que en América del Sur había canguros como en Australia.

Claro que imprimir un billete no se hace de un día para el otro, sino que es un proceso que demora al menos seis meses, aunque el de San Martín tardó un año y dos meses desde que fue anunciado, en mayo del año pasado.

Señala que, "por esta irracionalidad de no imprimir billetes de mayor denominación, están imprimiendo en seis países y todo indicaría que se está en búsqueda de un séptimo".

Proceso

Primero hay que determinar cuál será la personalidad que estará en el billete, luego comienza el proceso de diseño, la definición de las medidas de seguridad, la licitación de los insumos, que lleva su tiempo, hasta hacer las matrices productivas y poner a calibrar las máquinas.

Apuesta Ardiles a que, de este modo, a la Casa de Moneda, le sobrará capacidad operativa, y no habrá que pagar por la importación de billetes de los otros países.

Además, provocará un ahorro de costos en camiones de caudales para los bancos, que hoy es su mayor gasto detrás de los salarios. De este modo, podrán reducir sus comisiones en los créditos personales y en la financiación a las empresas. Claro que un billete de mayor denominación restringe el consumo. Y nadie querrá deshacerse de él. Menos si lo tiene a Messi. /El Cronista