Alberto Fernández firmó un decreto para que el Estado le pague su custodia en todo el mundo hasta que se muera
Parecía que Alberto Fernández no iba a tener tiempo para alguna trapisonda más. Pero sí, nada impide que se publique una edición más del Boletín Oficial para dejar vigente una norma adicional. Y a sí se hizo, en una edición de sábado, el Presidente modificó un decreto de 2019, que él mismo había firmado en diciembre de ese año, y amplió las funciones de la Casa Militar para que cuide a todos los exmandatarios y a sus familiares directos en todo el planeta y en forma vitalicia. Hasta ahora, este privilegio era dentro de las fronteras.
El corazón de la norma tiene una finalidad: no meter su mano en el bolsillo para pagar la custodia cuando, dentro de unos pocos días, emprenda su viaje a España, según él mismo confesó. Y de paso, entregarle un regalo similar a Cristina Kirchner, que planea ir a Italia. Como tantas veces, el costo, de acuerdo a lo que se desprende del decreto 735/23, correrá por cuenta de todos los argentinos, que deberán solventar los gastos de su custodia donde quiera que esté el aún Presidente.
La reformulación de las funciones de la Casa Militar, la dependencia que tiene a su cargo el cuidado y la seguridad del Jefe de Estado, la hizo a menos de 24 horas de abandonar el poder. Hasta que esta norma se publicó, la dependencia oficial tenía la obligación de custodiar a todos los exmandatarios en el territorio nacional cuando abandonaban el poder. Ahora esa obligación -que también alcanza a los familiares directos- se extendió a todo el planeta.
La Nación preguntó a dos fuentes que trabajan en los protocolos de seguridad del presidente electo Javier Milei. “Nadie nos consultó; lo hizo por su cuenta, seguramente pensó en su viaje a España o en el que hará Cristina Kirchner a Italia. No creo que lo haya hecho pensando en los de [Mauricio] Macri a la FIFA”, dijo una fuente que trabaja cerca de lo que será la Casa Militar que servirá y cuidará al libertario.
Formalmente, la norma modificó otro viejo decreto que Fernández, el custodiado, firmó el 19 de diciembre de 2019. Entonces estableció el organigrama del Estado, con las funciones específicas de cada repartición, después de haber nombrado a más de 20 ministros tras asumir. Se trató del decreto 50/2019. “Sustitúyese en el Anexo II -Objetivos- aprobado por el artículo 2° del Decreto N°50 del 19 de diciembre de 2019 y sus modificatorios, en el Apartado I, Secretaría General, el Objetivo 1 de la Casa Militar por el siguiente: proveer la seguridad del señor Presidente de la Nación, del Vicepresidente de la Nación, de los Ex Mandatarios y de sus familiares directos, como así también de la Casa de Gobierno, Residencia Presidencial de Olivos y otros lugares de residencia transitoria del señor Presidente de la Nación y de su familia”, dice ahora la norma.
Pero claro, hasta ahí parece algo burocrático. Pero Fernández está dispuesto a todo lo que regulatoriamente sea posible para no gastar en custodia. Entonces, poco después, modificó los artículos 14 y 15 de otro decreto de 2004. “Establécese que los efectivos de la Policía Federal Argentina (PFA) asignados a la División Custodia Presidencial, División Custodia Vicepresidencial y Unidad Custodia Ex Mandatarios [sic] actuarán bajo control operacional de la Casa Militar, a través de la Agrupación Seguridad e Inteligencia, de la que recibirán las órdenes para su empleo, actuando de conformidad con las leyes y reglamentos que rigen al Personal de la PFA”, dice el artículo 14.
Finalmente, como si fuese una obra literaria, el desenlace. “Establécese que, en función de los términos que fija el artículo 14, en los casos de desplazamientos terrestres dentro y fuera del país, la custodia del Presidente de la Nación, del Vicepresidente de la Nación, de los Ex Mandatarios y sus familiares directos estará a cargo de la División Custodia Presidencial, de la División Custodia Vicepresidencial y de la Unidad Custodia Ex Mandatarios [sic] respectivamente, conforme las directivas y órdenes que imparta el Jefe de la Casa Militar”, quedó redactado ahora el artículo. Es decir, habrá que cuidarlo siempre, toda la vida, en cualquier parte del mundo que decida ir.
Según pudo establecer La Nación, los exmandatarios pueden desistir de la custodia, cosa que el presidente en ejercicio no puede hacer. Un plantel mínimo requiere de tres turnos de al menos una persona por cada uno de ellos. También pueden pedir más plantel, como lo hizo Cristina Kirchner, que nunca tuvo menos de 10 policías a su lado.
El costo de semejante decisión no es menor. “Es carísimo custodiar fuera del país a un exmandatario. Primero porque puede sacar un pasaje e irse mañana a un lugar y hay que preparar todo para acompañarlo. Además, se trata de policías armados que requieren acuerdos y convenios con los terceros países para poder ingresar el armamento. Una cosa es que se prepare una gira presidencial, donde estos permisos son fáciles y de rutina, y otra cosa son las escapadas de los exmandatarios. Además, hay que solventar todos los viáticos de los policías que viajen. Y en dólares”, dijo un miembro de la Casa Militar que cuidó a algún presidente.
Como se trata de un decreto, bien lo podría dejar sin efecto el presidente Milei con una norma similar. “No creo que dure mucho este régimen. Es una barbaridad”, dijo otro integrante de la Casa Militar.
Pero dicen que lo que vale es la intención. Después de la presidencia es probable que Alberto Fernández tenga ganas de disfrutar de unas tapas en algún bar madrileño y Cristina Kirchner, de una pizza en Nápoles, donde estaba invitada a dar una conferencia sobre “Los desafíos de la democracia”. Y qué mejor que estar tranquilos, relajados y custodiados ante semejante escena. Más aún, si paga el Estado argentino. /La Nación