Deportes12/10/2024

Fue parte del plantel que mandó a River a la B y acaba de lograr su tercer ascenso con Central Norte

Emiliano Blanco comienza hablando con el casete de futbolista. Juega en el Federal A y tiene 33 años, aunque habla como un hombre que tiene varios partidos en la Primera División. A medida que continúa la charla se destiende, especialmente cuando se hace referencia a que acaba de conseguir en Central Norte su tercer ascenso consecutivo a la Primera Nacional con tres clubes distintos, o cuando rememora su pasado en Belgrano de Córdoba, cuando formó parte del plantel que mandó a River a la B en 2011.

El delantero ascendió a la PN el fin de semana pasado con el elenco de Salta. El año anterior alcanzó el mismo objetivo con Gimnasia y Tiro de Salta. En tanto a fines de 2022 también lo logró con Racing de Córdoba. Su teléfono, cuenta, no para de recibir mensajes de felicitaciones de compañeros, dirigentes e hinchas de los clubes por los que pasó. Aunque intuye que ahora pueden llegar interesados en sumarlo al plantel por ser el amuleto.

"Yo hago inferiores en Belgrano. Llego a estar con el plantel en 2011 cuando manda al descenso a River. Cuando cumplís 21 te hacen contrato o te dejan libre. Yo me quedo libre. Ese año yo estaba en cuarta de AFA. Siempre compartía con Primera y me llevaban. Estuve en Alberdi. Nos metimos cuando se festejó. No tuve la suerte de poder viajar a Buenos Aires. Fue una locura que nadie esperaba que pasara. Nosotros que estábamos ahí, pensábamos que era imposible que hagan descender a River. Córdoba se paralizó porque nadie esperaba el batacazo. Me acuerdo de cuando le entraron a pegar a los jugadores, que el partido se seguía jugando. Hoy que soy jugador profesional y me pongo en su lugar debe haber sido horrible", recuerda con su inconfundible acento de Córdoba Capital.

Blanco comenzó a vivir del fútbol a los 25. Hasta entonces se dedicaba a hacer changas, a ayudar a su papá, a vender comida y hasta trabajó de albañil. Ocho años más tarde sueña con jugar en Primera Nacional, pero no sabe qué sucederá. "En definitiva nosotros nos encariñamos con la camiseta, con el club, pero esto es trabajo. Si se puede hacer una diferencia en lo económico, porque con lo que ganamos vivimos el día a día, se analiza", piensa.

Con el trabajo insiste. Así ve al fútbol él, más allá de que también agradece constantemente dedicarse a este deporte. Sin embargo, en un país tan fanatizado y rivalizado, él rompe el molde con una mirada disruptiva y habla de esa forma de su profesión. Incluso, soslaya que pensó que le iba a costar entrar en la gente de Central Norte, por haber jugado en el otro equipo de la provincia de Salta, pero evidentemente considera que comprendieron que es a lo que se dedica y por eso tienen sentimientos positivos hacia él. "Antes y después de la final recibí mensajes de un montón de gente de Gimnasia. En el fondo creo que sienten que le hace bien a Salta tener a dos clubes en Primera Nacional", cierra.