"Carril derecho": Un escrito de Nico Cortés sobre el ascenso de Central Norte
“Frutos del virtuosismo y del talento, y se verán las flores, las luces, los destellos. Frutos del esfuerzo, la constancia, la insistencia, y se verán las hazañas, en las entrañas. Esos momentos inolvidables, que quedarán en la historia, por siempre y para siempre…”.
Desde El Carril, provincia de Salta, viene galopando un potrillo que frena y acelera en una baldosa. Parece ser un pura sangre pero es algo más. Tiene cosas de Houseman, “Orteguita”, “Chelo” Delgado, “Balita” Aguirre, “Camerún” Martinez. Aunque posee un valor agregado al resto de los mortales. Viene sin caducidad. Cómo esas mieles en panes, de panales, artesanales.
En sus alforjas, trae un par de botines y también una guitarra, un acordeón y un charango. Es que al chango le gusta tanto la pelota como la música, y en esas pasiones galopa, mezclando ritmos, desbordes, melodías y goles.
Más salteño que el folclore, Diego “Sacha” Magno parece estar hecho a medida de Central Norte. Tanto así que es el máximo goleador histórico en AFA y uno de los máximos referentes, en partidos jugados. A pesar que anduvo por varios clubes, “Sacha” tiene un ancla y un señuelo en Barrio Norte. Por momentos la caña quiere tirar a La Boca, otras al valle, o a la “Mona Jiménez”, pero es ADN cuervo. Sangre azabache, de pies a cabeza, de cuerda , por aire y percusión.
Quedan unos quince minutos, en la final por el ascenso, a la Primera Nacional. El partido más determinante de las últimas tiempos del club. Se necesita una brisa fresca, un golpe que amenace con un cross de derecha y sorprenda a toda Catamarca. Ya su presencia genera entusiasmo. Se percibe la ilusión. Ya su energía impacta en el campo después de un clima desfavorable con un arbitraje más sospechado que socialista en Dubai.
Luego, después de la gestación de noventa minutos, el parto. Y en el momento más tenso del juego, con “Cali” inmenso pero dolorido, “Sacha” calza unos guantes de arquero presagiando el mejor final de película jamás vista en la historia del cine y el fútbol mundial. No hizo falta, a gracia de Dios, porque con un hombro alcanzó. Entre tanta algarabía, hay un hombre en andas, que deambula exhausto, incrédulo, con costras en cuerpo y alma.
Si hay un actor que habrá sufrido, fue él. Si hay un soldado que sobrevivió para contarlo, fue él. Si hay un jugador del plantel que ha sido pura resiliencia fue Diego Magno. De fondo suenan “Los Guarachos” y por el carril derecho sigue picando y corriendo, vuelve con el lateral y de repente mete un desborde con aroma de gol, pero ya en la caravana del colectivo.
Con copa en mano y cicatrices selladas. Se dice que le queda un cartucho, con la pólvora intacta. Por tu magnitud, mi gratitud. Magno, tan implacable como el emperador, tan grande, como el conquistador.