Lo echaron del colegio en quinto año, fue plomero en Córdoba y ahora triunfa en la NASA
Francisco Furey tiene 28 años y su vida es un reflejo de constante reinvención. Antes de adentrarse en el mundo de la ciencia de datos, la cual lo llevó a trabajar para la NASA, trabajó como plomero y herrero en Córdoba, donde se dedicaba a instalar termotanques solares industriales.
“Tengo una familia que me quiere mucho, y a la que quiero, que siempre me apoyó en todo”, dijo con gratitud. A los 17 años, impulsado por sus padres, decidió embarcarse en una experiencia que cambiaría su vida: un intercambio en Holanda.
“Me fui porque mis papás querían que me independizara, que aprendiera a estar solo”, recordó. En ese momento, Francisco no sabía inglés, pero se lanzó a aprender holandés y a vivir una vida completamente nueva, trabajando y estudiando en un país muy distinto al suyo.
Aunque prefirió evitar las razones que ocasionaron el desenlace, Francisco admitió que se fue a esa edad luego de que lo expulsaran de la escuela en Córdoba, precisamente en el último año del secundario.
“Aprendí mucho de esa independencia, aprendí que siempre hay otras oportunidades y que hay que tomarse el tiempo para ver qué te gusta realmente”, reflexionó. Durante su estadía, la presencia de parques eólicos y el auge de las energías renovables le despertaron un profundo interés en este campo, algo que marcaría su futuro profesional.
“En Holanda, los parques eólicos estaban por todas partes, y eso me hizo pensar mucho en el futuro de las energías limpias”, explicó. Tras regresar a la Argentina, Francisco comenzó a trabajar en una pyme familiar, donde se capacitó en plomería y herrería, especializándose en la instalación de termotanques solares industriales.
El joven de 28 años se unió a un equipo multidisciplinario y comenzó a trabajar en la NASA.
“Instalaba los de tubos al vacío. Es un trabajo que requiere tanto plomería como herrería, y fue algo que aprendí bien”, dijo quien pudo ganarse la vida con esos trabajos y realizar proyectos personales como su primer e-commerce. Francisco sentía que su verdadera pasión estaba en otro lugar: la tecnología.
En 2019 decidió dar un giro a su vida profesional. “Dejé una beca de la Universidad Siglo XXI y realicé varios cursos de data science”, contó. Fue allí donde su interés por los datos espaciales y las imágenes satelitales empezó a tomar forma.
De la plomería y herrería a la NASA
En 2023, el cordobés decidió inscribirse en un programa de la NASA que lo conectó con un equipo multidisciplinario de todo el mundo. El salto cuando fue aceptado en el Space Apps Challenge, un evento global abierto donde cualquier persona puede formar parte de equipos multidisciplinarios para resolver desafíos utilizando datos abiertos.
Actualmente continúa ligado al proyecto junto a otras tres personas.
“Fue un challenge abierto, te podías inscribir desde cualquier parte del mundo”, explica. A través de la plataforma, se conectó con otros profesionales: Adam, de Estados Unidos; Male, de Buenos Aires; y Jay, de Senegal. Juntos desarrollaron una solución de predicción de la profundidad de aguas subterráneas en Gambia, alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionado con el acceso al agua. La participación en el Space Apps Challenge marcó un hito en su carrera.
“Lo que más me atrajo fue que podías hacer cualquier tipo de solución, pero usando solo datos abiertos”, especificó. El equipo, que se unió con la intención de abordar la escasez de agua en regiones de África, finalmente eligió Gambia debido a la disponibilidad de datos sobre pozos de agua que facilitaron el desarrollo del modelo predictivo.
El joven se inscribió a un programa al que se puede acceder desde cualquier parte del mundo.
Su ingreso a este tipo de proyectos no fue por casualidad, sino por el esfuerzo y la dedicación que puso en su formación en ciencia de datos. “Me metí en la plataforma, hice una publicación diciendo que era Data Science Machine Engineer y que quería ser parte de un equipo. Ahí me contactó Adam, y fuimos sumando habilidades”, relató. Este tipo de desafíos, que requieren la colaboración de expertos de diferentes partes del mundo, han sido clave para su crecimiento y consolidación en el sector.
Hoy se desempeña como freelance en la plataforma Upwork, especializada en Geospatial Data, un sector que analiza imágenes satelitales y datos espaciales para resolver problemas medioambientales, urbanos, entre otras cosas. “Tengo cuatro clientes fijos y me hice mi pequeña agencia para intentar expandirlo”, contó Francisco desde Salvador de Bahía, Brasil, donde vive desde hace tres años con su pareja.
Actualmente, su trabajo consiste en procesar imágenes satelitales para diversas empresas que luego usan esos datos para tareas como identificar deforestación o expansión urbana. “Por ejemplo, hice un modelo para ver si había deforestación en un lugar. Comparamos la imagen del mes pasado con la de este mes, y si hubo cambios, mandamos una notificación”, explicó.
“La NASA fue un lugar clave en mi vida, no solo aprendí mucho sobre tecnología, sino también sobre la importancia de trabajar en equipo y cómo usar los recursos disponibles para cambiar el mundo”, comentó. Francisco completó: “Probé muchas cosas y fallé en otras, pero eso es parte de crecer. Ahora estoy en el lugar donde realmente me siento bien”. /TN