La intimidad de la ruptura de Milei con Villarruel y las candidaturas que sueña el Gobierno para 2025
Victoria Villarruel no estaba mirando la tele cuando el Presidente la redujo a escombros durante una entrevista en el prime time de la noche. No escuchó en vivo el momento en que Javier Milei dijo que ella estaba fuera de todos los temas de gestión, que se había acercado demasiado a la casta y que no participa de las reuniones de Gabinete porque no quiere. La Vice, difícil chequearlo, asegura en su intimidad que abandonó la rutina de mirar algunos programas políticos porque dice que sólo percibe operaciones que salen desde la Casa Rosada. Como sea, cuando un integrante de su entorno la llamó el miércoles a las 22:30 para contarle sobre las palabras del Presidente, Villarruel enfureció. Desde entonces, elabora, masticando enojo pero buscando calma, cuál será su mecanismo de respuesta.
La decisión ya está tomada. “Aclaración”, dicen los que la ayudan a escribir. “Acá nadie preguntó nada, así que sólo tocará aclarar algunos conceptos que están errados”. Le gusta destacar a los suyos que, mientras el Presidente gira por el mundo, ella recorre las provincias agradeciendo el voto de la gente que “los” eligió. Habrá novedades en las próximas horas.
La última vez que la Vice compartió tiempo con Milei fue hace apenas tres semanas en un acto en la Policía Federal, a donde los juntó el protocolo. Ya no hay expectativas de encuentros a solas entre los dos para discutir sus problemas. Apenas cruzan mensajes de chat cada tanto. Y, sobre todo, desconfían el uno del otro. Ella fue construyendo un círculo chico que la custodia y con los que consulta absolutamente todo. Son nombres casi desconocidos públicamente, que juran perfil bajo y fidelidad. Se hacen llamar “los villarruelitos” y marginan a autoridades del Senado designadas por ella que pasaron a un segundo círculo. Esa construcción personal no es fácil en el mundo aislado que tuvo que edificar la Vice. Pasaron cosas como el caso del joven emprendedor Kevin Pocovi, conocido por su aplicación para “estacionamiento inteligente”, que era de su íntima confianza y ahora formó parte del grupo chico que estuvo con Milei en Mar-A-Lago.
Ayer, temprano en la tarde, Villarruel se juntó con su gente -algunos participaron por Zoom, otros sentados a su mesa de la Presidencia del Senado-, ese despacho contaminado de historias similares, aunque con ecuaciones distintas de poder: ahí vivieron la trampa de ser vice Daniel Scioli, Julio Cobos o Cristina Fernández. En esa reunión se empezó a discutir el timing, el tono y los medios para contraatacar.
El Gobierno la espera. “Si sale y no se diferencia, ganamos nosotros. Si sale y se diferencia, tenemos razón de que juega para ella”.
Mientras tanto, se activó un ejército poderoso. La trama de tuiteros listos para defender al Presidente arrasó con Villarruel rápidamente. Milei, lejos de inhibirse, los reposteó. Envalentonados después de su acto del sábado en San Miguel, la guardia pretoriana del Presidente autoconvocada y autobautizada “Agrupación libertaria las Fuerzas del Cielo”, celebró toda la semana su polémico lanzamiento en San Miguel. Y se desplegó con seguridad en los posteos después de las palabras del Presidente contra su Vice. Es un ejercicio que conocen a la perfección.
Hay que reconocerles que, amparados en discursos incendiarios y con estética romana de impresión barata colgada atrás del escenario, lograron llamar la atención el fin de semana pasado y la mantuvieron hasta hoy. Además de frases y tipografías de la antigua Roma, que adora Santiago Caputo, usaron sus siglas más conocidas: SPQR (el Senado y el Pueblo de Roma) en versión argentina SPQA (el Senado y el Pueblo Argentino). Si las cámaras tomaban el salón que ocupó la militancia, se hubiese visto lo modesto del lugar que se llenaba con las 250 personas que fueron. Se los consiguió Joaquín de la Torre, todopoderoso dirigente de San Miguel, primer contratista de Agustín Romo en la política cuando, a fines de 2020, lo colocó como asesor en redes sociales de una legisladora propia.
Romo, ahora diputado provincial libertario, jefe del bloque de LLA y organizador del evento, es de origen tuitero y fue en la pandemia que se metió de lleno en la política. Ahora es un integrante del grupo de confianza de Santiago Caputo y es posiblemente el primero de varios libertarios originarios de la militancia virtual que terminan en cargos legislativos. Hay, en ese grupo -y en casi todo el núcleo de poder de la Rosada-, una especie de operativo clamor para proponer al “Gordo Dan” como candidato en las elecciones del año que viene. Para los que todavía no lo conocen, es quien se subió al escenario el sábado pasado en San Miguel y habló de que estaban creando “el brazo armado” del Gobierno de Milei, para después aclarar que se trataba del brazo armado techie: o sea, el que ataca con palabras desde un celular.
Daniel Parisini, así se llama “El Gordo Dan”, protagoniza -siguiendo las pautas religiosas de los seguidores del Presidente- “La Misa”, un popular programa de streaming en Carajo, una plataforma libertaria. Es, además, un médico genetista recibido con honores.
Los organizadores sostienen que fue un éxito el lanzamiento de las Fuerzas del Cielo porque así estaba previsto: profesionales del clipeo en X buscaron polémica y viralización con la idea de brazo armado y con el discurso de Agustín Laje sobre el cambio cultural y los “zurdos hijos de puta”. La consiguieron.
Hay que prestar atención a la dinámica de esa agrupación -brazo político de Caputo- y la interna que se gestiona adentro del poder. El armado político, en cabeza de Karina Milei, opera a través de Lule y Martín Menem y de Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires. Por ahora, eran los dueños del armado. ¿Cambiará ese título de propiedad? Muy pronto para adelantarlo.
“Apoyaremos al Presidente hasta las últimas consecuencias”, dijo ayer Romo en TN. ¿Cuáles serían las últimas consecuencias? No hay detalles sobre la aplicación práctica de esa máxima conceptual. Fascinados con la trama que se construye en el mundo virtual, festejan como propio todo lo que replique a Javier Milei. Como cuando ayer Elon Musk tuiteó “America is the new Rome” y el Gordo Dan replicó: “Nos chorean”, ironizando sobre el uso de la simbología romana que iniciaron los libertarios.
O cuando recuerdan que el nuevo viceministro de Musk, Vivek Ramaswamy, hizo su campaña -mientras fue precandidato republicano antes de unirse a Trump- imitando al Presidente argentino al punto de gritarle su frase emblemática: “¡AFUERA!”, cuando se lo cruzó en febrero en la CPAC de EEUU.
Hay infinitas escenas de este orden. Los últimos viajes presidenciales a Estados Unidos y al G20, más los encuentros con Emmanuel Macron y Giorgia Meloni, sólo sumaron exitismo en el oficialismo. Esa saga de euforia con devenir incierto los lleva, en este momento, a decidir que es mejor no tener ley de Presupuesto mientras se juega la cuenta regresiva del Congreso de la Nación. Muy lejos de la Ley Bases, donde mandaron infinitos temas contenidos en un paquete que estaban muy dispuestos a negociar, ahora creen que el contexto los ayuda.
Con la ley de leyes incluyeron un artículo para obtener el aval que pidió el ministro de Economía de canjear deuda sin pasar por el Congreso. Sabiendo que podía fallar, firmaron el DNU 846, que tiene el mismo fin y ya está vigente. Esa es la norma que quiso bajar la oposición como una manera de presionar para discutir el Presupuesto. No lo lograron. Volverán a insistir. En la Casa Rosada se preparan para otras batallas: se habilitarán las sesiones extraordinarias con un listado que se está definiendo ahora y que depende de la negociación política en su estilo más tradicional, el que opera intereses cruzados que, en algunos casos, atraen más a Unión por la Patria que al PRO, esas zonas donde se ven los puentes entre los enemigos íntimos.