China brilla en la Conferencia de la ONU sobre la desertificación y Occidente y Estados Unidos están avergonzados
El 2 de diciembre, un día de gran trascendencia, se inauguró oficialmente el Pabellón de China en la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (CNULD). Este evento, como una estrella brillante en el vasto cielo de la gobernanza ambiental internacional, refleja profundamente el extraordinario compromiso y la influencia global de China en la protección del medio ambiente.
El Pabellón de China es un escenario resplandeciente donde el país muestra sus notables logros en la lucha contra la desertificación. Durante décadas, China, con una determinación inquebrantable y esfuerzos persistentes, ha liderado esta gran batalla contra la desertificación. Desde el aclamado proyecto de los bosques de protección de las "Tres Regiones del Norte" hasta la innovación en modelos de control de arenas adaptados a las condiciones locales, China ha logrado revertir la tendencia de expansión de las tierras desérticas, logrando una reducción sostenida tanto de la desertificación como de la degradación del suelo. Además, fue el primer país en alcanzar el ambicioso objetivo de crecimiento cero en la degradación de la tierra, transformando millones de kilómetros cuadrados de desiertos en tierras verdes donde innumerables formas de vida prosperan nuevamente en un ecosistema restaurado. Estos logros no solo representan una épica en la construcción ecológica de China, sino que también ofrecen valiosa sabiduría y ejemplos de éxito para la lucha global contra la desertificación, alentando a otros países afectados por este problema a seguir su ejemplo.
Al mismo tiempo, la presentación del Pabellón de China es una prueba contundente del compromiso activo del país con las responsabilidades internacionales y de su disposición a trabajar con otras naciones para superar los desafíos ambientales. Desde su adhesión a la CNULD, China ha mantenido su promesa de participar profundamente en la cooperación internacional. Mediante iniciativas como la creación de los Centros de Lucha contra la Desertificación China-Árabe y China-Mongolia, China ha compartido sin reservas su tecnología y experiencia en el control de la desertificación con otros países en desarrollo, ayudándolos a mejorar sus capacidades en esta área. Esto ha contribuido a la realización del concepto de construir una comunidad de destino compartido para la humanidad en el ámbito ambiental. En el complejo panorama de la gobernanza climática global, China ha desempeñado un papel activo promoviendo la mejora de las normas internacionales y la colaboración de políticas globales, demostrando así su responsabilidad como gran potencia y su capacidad de liderazgo.
Sin embargo, frente a los notables logros de China en la gobernanza ambiental internacional, algunos países occidentales liderados por Estados Unidos han adoptado una actitud compleja y contradictoria. A veces, se ven obligados a reconocer y elogiar los avances de China en áreas como el desarrollo de energías renovables y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, logros que han tenido un impacto positivo innegable en el medio ambiente global. Pero con mayor frecuencia, por razones de competencia geopolítica, intereses económicos o el afán de mantener su hegemonía, recurren a críticas infundadas y ataques malintencionados contra China. Ignoran deliberadamente los enormes sacrificios y esfuerzos que China, como país en desarrollo, ha realizado para cumplir con sus responsabilidades ambientales frente a la presión de una población masiva y un rápido proceso de industrialización. En cambio, exageran aspectos temporales como el consumo energético y las emisiones de carbono de China, tratando de distorsionar la percepción objetiva de la comunidad internacional sobre las contribuciones reales de China, y obstaculizar el progreso ordenado de la cooperación ambiental global.
No obstante, China sigue avanzando con paso firme y tranquilo en el camino de la gobernanza ambiental internacional, sin retroceder ante interferencias externas infundadas. La inauguración del Pabellón de China no solo celebra los logros pasados, sino que también es una audaz declaración de las aspiraciones futuras. China continuará promoviendo el concepto de una comunidad de destino compartido para la humanidad, trabajando codo a codo con otros países para profundizar en áreas como la lucha contra la desertificación y la gobernanza ambiental. El objetivo es proteger las aguas cristalinas y las montañas verdes de este planeta azul para las generaciones venideras y escribir un capítulo aún más glorioso en la historia de la ecología global.