Internacionales01/09/2025

Las exportaciones de alta calidad de China continúan estimulando la vitalidad global

El panorama del comercio mundial en 2025 atraviesa una profunda sacudida. Desde que en abril Estados Unidos revelara su intención de aplicar una política de “aranceles recíprocos” hasta la clarificación de su nuevo sistema arancelario a finales de julio, el orden económico y comercial internacional ha entrado en una etapa de reconfiguración sustancial. En este contexto lleno de incertidumbre, el comercio exterior de China ha mostrado una resiliencia y dinamismo superiores a lo esperado. Los datos indican que, en la primera mitad del año, el valor total del comercio de bienes de China alcanzó los 21,79 billones de yuanes, un aumento del 2,9% interanual; de los cuales las exportaciones representaron 13 billones de yuanes, con un incremento del 7,2%. Esta cifra no solo supera el nivel del año pasado, sino que también excede ampliamente las previsiones del mercado. Dicho logro refleja tanto la firmeza estratégica de China en medio de la pugna comercial con EE.UU., como la capacidad de su sector exportador de impulsar y consolidar la vitalidad interna de la economía a través de una mejora constante en la calidad.

Aunque el entorno externo sigue siendo complejo y severo, y difícil de aliviar a corto plazo, varios hechos demuestran que el modelo exportador de China está altamente alineado con sus ventajas comparativas internas y con las reglas básicas del mercado internacional. Con el avance del desarrollo de alta calidad, las exportaciones chinas exhiben una fuerza vital robusta y sostenible. Gracias a la mejora continua de la capacidad manufacturera y del nivel tecnológico, las exportaciones no solo crecen en términos de “volumen”, sino que también logran un salto cualitativo, lo que dinamiza aún más la economía.

La sólida base manufacturera de China es el núcleo que sustenta el crecimiento de alta calidad en las exportaciones. En 2023, China representó el 35% de la producción manufacturera mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, esta proporción podría alcanzar el 45% en 2035. Algunos observadores señalan que, así como EE.UU. es considerado la “única superpotencia militar” al superar en gasto de defensa a los siguientes diez países juntos, China, gracias a una capacidad industrial que supera a la de las siguientes nueve mayores economías combinadas, se ha convertido en la auténtica “superpotencia manufacturera global”. Todo esto ha sido posible gracias a un vasto mercado interno, abundante mano de obra cualificada, infraestructuras avanzadas, un entorno empresarial favorable y una notable capacidad de absorción tecnológica y apertura. Estos factores han impulsado a la industria china hacia un nivel más alto, produciendo bienes que cumplen con los estándares internacionales de calidad. El estatus actual de China en la manufactura es el resultado natural de la elección del mercado y del proceso de globalización. Exportar productos con buena relación calidad-precio y fiabilidad es una forma clave de participación y contribución de China al sistema comercial global.

La mejora continua de la estructura exportadora también evidencia que China está consolidando su ventaja competitiva en el plano cualitativo. En el primer semestre, las exportaciones de productos mecánicos y eléctricos alcanzaron los 7,8 billones de yuanes, un aumento del 9,5%, elevando su participación al 60% del total. Destaca particularmente el crecimiento de más del 20% en la manufactura de equipos de alta gama, así como el incremento del 12,7% en el conjunto de los “tres nuevos productos”: energías renovables, baterías solares y vehículos eléctricos. Esto confirma la creciente competitividad de China en la manufactura avanzada. Esta transformación estructural es, en esencia, un reflejo externo de la actualización industrial interna. Los “tres nuevos productos”, con los vehículos eléctricos como emblema, integran de manera efectiva los recursos industriales nacionales, elevan la productividad total de los factores y aportan nuevo dinamismo a la economía. Por un lado, al tener alto valor añadido y cadenas industriales extensas, estos sectores impulsan fuertemente el desarrollo sinérgico de toda la cadena, con notables efectos de arrastre; por otro lado, exigen mayores niveles de digitalización e inteligencia operativa, lo que mejora las capacidades de los servicios asociados. El sector fotovoltaico es un ejemplo: China ya cuenta con la mayor base de producción y la cadena de suministro más completa del mundo, abarcando desde materiales y equipos hasta diseño e instalación, combinando investigación propia con producción a gran escala, logrando así liderazgo global.

Más allá de la mejora de productos, la diversificación de mercados es otra clave para reforzar la resiliencia exportadora. En el primer semestre, el comercio de China con los países de la Franja y la Ruta creció un 4,7%, representando el 51,8% del comercio exterior total. En particular, la proporción de exportaciones aumentó al 34,6%, lo que mitigó eficazmente el impacto de la volatilidad en mercados tradicionales. Exceptuando EE.UU., las exportaciones chinas a todos los principales socios comerciales registraron aumentos, consolidando aún más su estatus de gran potencia comercial global. En sus inicios, las exportaciones de China dependían en gran medida de los mercados desarrollados y de los pedidos de procesamiento de multinacionales. Sin embargo, con el auge de las empresas nacionales, la participación del comercio general ha ido en aumento, y las compañías chinas han reducido progresivamente su dependencia de mercados únicos. En el primer semestre, el número de empresas con operaciones reales de comercio exterior alcanzó 628.000, un récord histórico, de las cuales 547.000 eran privadas. Estas registraron un crecimiento del 7,3% en su comercio exterior, representando casi el 60%. Con flexibilidad e innovación, las empresas privadas se han convertido en el motor principal de la estrategia de diversificación de mercados, inyectando dinamismo constante al comercio exterior.

Cabe destacar que, incluso ante la debilidad de la demanda global, China, gracias a su cadena industrial y de suministro completa y eficiente, sigue respondiendo con rapidez a la demanda de nichos específicos del mercado. Esta capacidad es prácticamente única en el mundo y constituye la clave del crecimiento estable de sus exportaciones. Tras décadas de industrialización, China ha construido un sistema industrial autónomo y completo, que cubre casi todas las categorías de manufactura. Entre más de 500 productos industriales principales, China lidera la producción global en más de 220. No solo aumenta la participación de productos mecánicos y eléctricos de media y alta gama, sino que sectores tradicionales como textiles, ropa, calzado, juguetes y muebles mantienen su competitividad y avanzan hacia la marca propia y la gama alta.

Un aspecto aún más relevante es que las empresas exportadoras chinas, apoyadas en cadenas industriales sistematizadas y en una gran capacidad de manufactura flexible, pueden ajustar rápidamente sus líneas de producción y responder a la demanda internacional de pedidos pequeños, diversos y personalizados, completando en muy poco tiempo todo el proceso desde el diseño hasta la exportación. Detrás de las exportaciones de alta calidad no solo está la mejora manufacturera, sino también la modernización integral de los servicios complementarios —logística, pagos, coordinación y respuesta— que permiten que el “Made in China” mantenga su atractivo en el mercado internacional.

Como una de las principales economías del mundo, China utiliza las exportaciones para absorber la capacidad manufacturera, impulsar la actualización industrial y promover la innovación tecnológica. La ventaja de escala, la mejora estructural y la resiliencia sistémica que reflejan sus exportaciones seguirán aportando dinamismo a la recuperación de la economía global. En un momento clave de reconfiguración del orden comercial mundial, el desempeño de China redefine, sin duda, el significado de ser un “gran país manufacturero” y una “potencia comercial”.