Salarios en dólares y competitividad: el desafío que enfrenta la reforma laboral en Argentina
Aunque el Gobierno impulsa cambios para reducir costos empresariales, los sueldos medidos en dólares se ubican entre los más altos de la región y aparecen como un límite estructural para mejorar la competitividad frente a los países vecinos.
El debate por la reforma laboral que impulsa el gobierno de Javier Milei vuelve a poner en primer plano una particularidad de la economía argentina: los salarios medidos en dólares se encuentran entre los más elevados de América del Sur. Este factor, más allá de las cargas sociales y del marco normativo vigente, se perfila como uno de los principales condicionantes para el impacto real que puedan tener los cambios propuestos en el mercado de trabajo.
La discusión quedó expuesta en recientes encuentros empresariales, donde referentes del sector industrial advirtieron que, aun con modificaciones legales e impositivas, la competitividad argentina seguirá enfrentando un techo difícil de perforar. En comparación con otros países del Mercosur, los salarios de bolsillo en la Argentina duplican en algunos casos los valores regionales, especialmente frente a Brasil y Paraguay.
Según datos del sector, los salarios industriales en la Argentina oscilan entre los 1.000 y 1.100 dólares mensuales en mano. En Brasil, el promedio ronda los 660 dólares, mientras que en Uruguay se ubica cerca de los 800 y en Paraguay alrededor de los 450. Chile presenta valores similares a los argentinos, aunque con un esquema de costos laborales diferente.
El peso del salario en los costos empresariales
Más allá de las leyes laborales, el salario neto aparece como el principal componente del costo que enfrentan las empresas. A eso se suman las contribuciones patronales, los aportes a la seguridad social, el aguinaldo, las vacaciones y los costos asociados a las indemnizaciones y a la litigiosidad laboral.
Un estudio elaborado por cámaras empresarias de los sectores metalúrgico y siderúrgico señala que la Argentina presenta el costo laboral más alto de la región. Las cargas adicionales representan el 67% del salario neto, por encima de Brasil (62%) y Uruguay (61%). En términos prácticos, por cada 100 dólares que recibe un trabajador argentino, la empresa debe desembolsar 167 dólares.
El informe también destaca el elevado nivel de juicios laborales en el país, con una tasa muy superior a la de economías comparables. Este factor es señalado por el empresariado como uno de los principales desincentivos a la contratación formal, incluso por encima del nivel de las cargas sociales.
Negociaciones salariales y estrategia empresaria
Ante este escenario, distintos analistas y referentes del sector privado coinciden en que el impacto de la reforma laboral podría verse limitado si no se aborda la cuestión de los salarios medidos en dólares. En la práctica, anticipan que las empresas buscarán moderar los aumentos salariales en las próximas negociaciones colectivas para reducir costos en moneda dura, en lugar de esperar una convergencia regional o una corrección cambiaria más profunda.
Los rankings internacionales refuerzan este diagnóstico. En mediciones del Foro Económico Mundial, la Argentina se ubica entre los últimos puestos en materia de flexibilidad salarial y costos laborales redundantes. En tanto, estudios de la OCDE muestran que, si bien el país no se encuentra entre los que pagan salarios más altos en términos absolutos, la brecha entre el salario bruto y el costo total para el empleador es significativamente mayor que en economías desarrolladas.
La reforma en la agenda de 2026
Desde el oficialismo anticiparon que la reforma laboral será tratada recién en febrero de 2026. Entre los puntos que el Gobierno busca impulsar se encuentran una mayor flexibilidad en la fijación de salarios, la posibilidad de que los acuerdos a nivel de empresa prevalezcan sobre los convenios nacionales, la habilitación de pagos en especie y una reducción de los costos asociados a las indemnizaciones por despido.
El objetivo declarado es incentivar la creación de empleo formal y reducir los riesgos legales que enfrentan las empresas. Sin embargo, el diagnóstico compartido por el sector privado y los especialistas es que, mientras los salarios en dólares sigan siendo de los más altos de la región, la reforma laboral tendrá un margen acotado para mejorar de manera sustancial la competitividad de la economía argentina.