El misterio del DT: Boca entra en cuenta regresiva con un candidato bajo siete llaves
La cuenta regresiva para la pretemporada ya está en marcha y, casi sin darnos cuenta, el margen de error se redujo al mínimo. En menos de siete días, Boca debe poner "primera", pero el motor del equipo —su director técnico— sigue siendo una incógnita que solo unos pocos conocen en la intimidad de Ezeiza.
Lo que para cualquier club sería una urgencia de Estado, en el mundo de Juan Román Riquelme parece haberse convertido en un asunto menor. El silencio que reina en el Predio Boca desde la despedida del plantel el pasado 9 de diciembre no es solo por las vacaciones; es el síntoma de una arquitectura política y deportiva que solo el presidente maneja a su antojo.
Juan Román Riquelme en su palco, durante el último Boca-Racing. (Fotobaires)
El "tapado" y la duda sobre Úbeda
La inestabilidad de Claudio Úbeda no es nueva. La novela que nació tras la derrota contra Racing se estiró más de lo previsto, desafiando cualquier lógica externa. Sin embargo, el escenario cambió en las últimas horas. Según pudo averiguar Olé, la dirigencia xeneize no tiene una lista de aspirantes, sino un nombre concreto. Un solo candidato con quien mantienen conversaciones activas para que asuma el mando.
La negociación aún no está cerrada y ese es el motivo del hermetismo. Hoy, la moneda está en el aire: o se concreta el arribo del "misterioso" o se termina ratificando a un Úbeda que, de quedarse, lo hará en una posición de extrema debilidad tras semanas de silencio oficial.
Una elección con poco margen
Para el Consejo de Fútbol, la elección del DT parece haber perdido peso frente a otras prioridades. El elegido llegará sin haber participado en el armado del plantel ni en la elección de los refuerzos, y con un tiempo de adaptación nulo frente al inicio de la Copa Libertadores.
Si es Úbeda, deberá convivir con la certeza de que fue la "última opción" tras no poder cerrar al candidato deseado. Si es el nuevo nombre, deberá saltar a la cancha sin escalas. En ambos casos, el tiempo que se dejó pasar desde el 10 de diciembre parece más una demostración de poder de Riquelme que una estrategia de planificación.
Nombres, suposiciones y desconcierto
En este juego de sombras, cada movimiento se analiza bajo la lupa. El regreso de Leandro Gracián (quien dejó su lugar en San Martín de Tucumán para sumarse al grupo de trabajo de Úbeda) sugiere una continuidad del cuerpo técnico actual. Pero, al mismo tiempo, el radar no deja de detectar señales externas: mientras Eduardo Domínguez no defina su futuro en Estudiantes, el "factor sorpresa" de Boca siempre estará latente.
Lo único cierto es que Riquelme ha logrado desorientar a todos por igual. En un club acostumbrado al personalismo de su presidente, este nivel de hermetismo a días de empezar el año parece inédito. La cuenta regresiva ya no permite más "clics" mentales: el tiempo se acabó y Boca necesita una voz de mando. /Olé