Sobre el Coronavirus, los charlatanes y la era influencer

En un mundo que por estas horas cuenta 142.000 casos de contagio en más de 140 países del mundo, y una cifra de decesos en todo el mundo que supera los 5.000, también han aumentado los bulos que hay en torno a esta enfermedad.

Opinión 16/03/2020
fake cura coronavirus

No solo circulan noticias falsas que se viralizan con la impunidad negligente de un click, sino que también han aparecido vendehumos que intentan embaucar a la gente con remedios y la falsa promesa de que serán inmunes al contagio del coronavirus. Aunque usted no lo crea, emergió con arrolladora fuerza la loca idea de que beber plata puede matar al virus.

Hace unos días, en un programa de TV el televangelista Jim Bakker habló del coronavirus y de cómo prevenir su contagio. Haciendo partícipe a Sherrill Sellman, autodefinida como naturópata y doctora psicoterapeuta de mente y cuerpo, en un momento del programa, Bakker muestra una botella de plata líquida derramando una serie de afirmaciones sin sustento científico, que garantizaba al mundo que, si bien aquella no ha sido probada en esta cepa de coronavirus, puede matar otros virus en 12 horas con el añadido de un proceso de refuerzo del sistema inmunológico.

La rapidez con la que se extiende la enfermedad ha llevado a varios países a cerrar sus fronteras, Estados Unidos decidió el 12 de marzo prohibir la entrada de los vuelos de países europeos, y por estos días, el estado de Missouri presentó una demanda contra Bakker por vender curas falsas de coronavirus. Y es que, a cambio de una donación de cien dólares, sus incalculables seguidores pueden ordenar un paquete con dos botellas del líquido que, además, incluye como bono especial dos tubos de gel con la solución plateada y un recordatorio de que su poción cura todas las enfermedades venéreas. "Es un milagro en un tubo", dice con entusiasmo, "es como si Dios la hubiese creado en el cielo para ayudarnos".

¿Qué le hace pensar a Bakker que su líquido plateado va a encontrar compradores? La respuesta es fácil: ya los encontró. El predicador ha tenido una larga y lucrativa carrera. Nacido en 1940 en Muskegon (Michigan, Estados Unidos) James Orsen Bakker, dejó la universidad tempranamente, junto con su primera esposa Tammy Faye LaValley, para convertirse en evangelistas. En los años ochenta, llegó a ser uno de los evangelistas más conocidos de los Estados Unidos. Contaba con incontables seguidores, que cada año donaban cientos de millones de dólares a su iglesia. Renunció al ministerio por fraude contable y una presunta violación. Sin embargo, luego se volvió a casar y regresó al televangelismo, fundando la Iglesia Morningside en Blue Eye, Missouri. Como anfitrión de The Jim Bakker Show, no tardó en generar un nuevo universo comercial, enfocándose en lo que le llaman el tiempo del fin o la Segunda Venida de Cristo, promoviendo productos de supervivencia de emergencia.

Sin embargo, no se puede tildar de incautos o desinformados a los consumidores. En tiempos de influencer abundan por las diferentes redes, pseudo profesionales que poniendo en riesgo la salud pública, y desoyendo los consejos de los expertos, propagan remedios espirituales que, cual bloqueante solar, recubrirían de inmunidad el ser contra el coronavirus. A la velocidad de extensión del virus debemos sumarle los efectos letales asociados a la instauración de cierto halo de negacionismo sistémico. Como bien afirmara el filósofo de Güémez, Hechos crean derechos, y los derechos crean obligaciones. Demostrado está que trabajar sobre nuestro estado de ánimo, alimentarnos bien, hacer ejercicio, meditar, en fin, conectar con nosotros mismos, son todas acciones que favorecen nuestro sistema inmune, mejorando la calidad de vida. Parte importante de todas las corrientes de pensamiento asociadas al desarrollo personal, implican al otro y lo otro.

Suponen abrazar el mundo que nos rodea y quienes lo habitan en un movimiento de centramiento empático. Parados desde allí, resulta incoherente y negligente sostener que si estamos en sintonía nada puede ocurrirnos, que el virus lo crea nuestro pensamiento, y que si reunirnos con nuestros afectos nos hace bien, la cuarentena es anecdótica. Ante una pandemia, hay que poner en práctica más que nunca lo que predicamos. Hay que sacar la mirada del ombligo y pensar en todos aquellos que constituyen grupos de riesgo por estar inmunodeprimidos, por su edad, patologías de base, carencias alimentarias, condiciones mínimas de salubridad en sus entornos entre tantas otras situaciones condicionantes. Ser empático es hacerse eco de las recomendaciones en pos de cuidarnos entre todos. Alcanza con navegar un poco por las redes para encontrarnos con estos mensajes. Somos libres de opinar, y debemos celebrar la libertad de expresión, pero el derecho trae aparejado responsabilidades. Lamentablemente, lo urgente tapa lo importante, y la emergencia sanitaria pone en jaque la necesidad de detener institucionalmente estas oleadas de desidia. 

“Lo que es es... y lo que no es, no es” decía José Calderón Castillo.  Hagamos uso del poder infinito que tenemos como sujetos participes de las redes, poniendo coto a las mentiras, seamos coherentes, abracemos la filosofía suprema del mundo que es el respeto por la vida, porque como decía este personaje que gustaba ser concreto y designar a las cosas por su nombre: “El uno siempre va antes del dos, pero en el veintiuno, se fregó el uno.”

Por Lic María Florencia Barcos - Para InformateSalta

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