El donante anónimo que llena changuitos en los súper para los que más lo necesitan

Nunca se paró el país así, y hay mucha gente que no puede salir a trabajar.

Coronavirus 01/04/2020
la voz

En Santa Rosa de Calamuchita, un vecino aportó en negocios de alimentos 200 dólares a cada uno para que entreguen mercadería a los más complicados por la crisis que acentuó la pandemia. La condición: mantener su anonimato.

“Esto es como una guerra sin armas, nunca vi una situación así. Es como si viviéramos dentro de una película. Nunca se paró el país así, y hay mucha gente que no puede salir a trabajar”. Fernando Crissi (51) sabe de lo que habla: desde los 13 que trabaja en el rubro supermercado en Santa Rosa de Calamuchita junto a su familia.

El dueño del súper Efá vio muchas crisis, pero asegura que nada se compara a la situación por el Covid-19. Subraya, rápído, que los más complicados –vistos desde su mostrador– son los trabajadores informales sin un ingreso fijo y fuera del sistema, quienes no pueden salir a ganarse el pan cada día.

El sábado llegó a su comercio un vecino, que él conoce, pero que pidió realizar una acción en forma anónima. Le pidió, como condición, que su nombre no se difundiera. Cuenta Fernando que le entregó 200 dólares a cuenta, para reunir alimentos que retiren de su negocio, de forma gratuita, quienes más lo necesitan. "Yo lo conozco, quiere que sea anónimo. Es un gran gesto, de corazón”, planteó sobre el donante.

Con las horas, se conoció que algo similar, con idéntico origen, ocurría en otros minimercados o supermercados de Santa Rosa.

En varias canastas

El vecino solidario hizo iguales donaciones también en otros comercios del rubro. Algunos establecimientos colocaron carritos con mercadería en su puerta, para que la gente se lleve lo que el donante anónimo había comprado.

En esos casos, la mercadería se fue volando, por ejemplo, en el principal súper de la ciudad. Pero los changuitos que ya tenían el cartel que indicaba que era mercadería para quien la necesitara, una vez vacíos, empezaron a aparecer clientes que también dejaban algo de lo suyo para seguir la cadena.

Fernando, en su negocio, prefirió entregar él a quienes le van a pedir o entre quienes sabe que están sin trabajo. En cuatro días, la mercadería de los 200 dólares se le acabó.

Pero en su caso, además, el mismo vecino solidario compró cinco mil pesos en alimentos para un merendero barrial e idéntica cifra para la Red Solidaria que también reparte comida en Santa Rosa.

Nadie tiene certeza de cuál sería el aporte final total que hizo. Algunos suponen que la cifra se acercaría a los mil dólares.

POR CARINA MONGI

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