Juicio por las Francesas: La mirada del dolor

Entre el suspenso que reina en la Sala de juicio, los presentes murmurando y la incertidumbre como principal asistente, está ella. Hélène Kottak, madre de Cassandre Bouvier. Su historia.

Sociedad26/05/2014

Hélène dejó su trabajo de asistente social en las cárceles de París para avocarse a la investigación por el crimen de su hija Cassandre Bouvier, ocurrida en Julio de 2011.

Ahí está firme, de pie, con su mirada desafiante, como buscando entre los rostros algo que solo ella sabe qué es.

Esperando la entrada de los miembros del Tribunal, se le hace imposible permanecer sentada, inquieta se pasea por la sala tomando notas y mirando a cada uno de los que allí aguardan y comentan, como si hiciera ella su propio juicio, su propia investigación; su hija Alienor por momentos se le acerca, la abraza e intenta volverla a su asiento pero ella regresa con su única arma: esa mirada que resume un profundo sentimiento de desconfianza y de dolor.

En algunas ocasiones se acercó, tan profunda y helada a centímetros de los acusados de matar salvajemente a su hija Cassandre, como desnudando con su mirada la verdad por ellos tan acallada; algo de satisfacción se traslucía en esa actitud siendo quizás su única forma de defender a su hija muerta, a tal punto que los jueces tuvieron que pedirle que abandone esa actitud y regrese a su lugar a tomar asiento.

Los flashes la persiguen, las cámaras de la prensa se posan sobre ella y su familia; su actitud ante esto es sorprendente: toma su tablet y “dispara” también con fotografías a quienes a ella la enfocan para retratarla.

La diferencia de idioma como barrera, la obliga a sostener un par de auriculares por donde escucha la voz del traductor. Durante la declaración de Gustavo Lasi, el clima en la sala de volvió un tanto tenso y violento; las preguntas del Juez indefectiblemente tenían que rozar la intimidad de los detalles de lo sucedido en la escena del crimen. El acusado esquiva algunas preguntas y se niega directamente a responder otras pero en el momento que relata su versión de los abusos sexuales. Hélène Kottak se sonroja al extremo y se quita los auriculares bajando la mirada, como no pudiendo soportar más esas palabras que fueron hechos en el cuerpo de su hija Cassandre.

Algunos la juzgan, otros la observan, lo cierto es que quizás solo quien no ha podido ver regresar a su hija a su hogar, quien la ha perdido de manera brutal y quien por ello se desvela cada día buscando Justicia, pueda comprender estas actitudes en un contexto de dolor extremo e irreparable.

Fuente: www.informatesalta.com.ar

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