Los rincones de Salta para disfrutar de la gastronomía

Se respira un aire tan diferente, que parece otra ciudad. Pero está por aquí. A veinte minutos de la ciudad. Le llaman La Aguada o San Lorenzo Chico, en su acceso. No es una moda, es un sitio de privilegios. Cerca de la ciudad pero alejado del ruido, de la congestión. Hay que bajar de la autopista, un pequeño tramo por asfalto y en una esquina, en el acceso a los barrios privados, se instala allí La Delfina. Un restaurante de campo, que te dispersa con la majestuosidad del paisaje, y luego te regocija con sus platos.

Lo atienden sus propios dueños, por lo que no se discute la calidad ni la atención. De la mano de Ezequiel Sarmiento, sus hermanas Cecilia, y Sofía nos reciben como a uno más de la familia. De repente el lugar está lleno. Es un ambiente tan familiar que los niños parecen encontrar su lugar de encuentro. Dentro de su espacio también se pueden disfrutar de las mejores pizzas de la ciudad con Henry Truck, de Enrique Sarmiento, sándwich Gourmet  en Truck aparte y postres de vanguardia con Flor Cerutti. 

El mejor lugar es una mesa sobre el parque, mirando los cerros. El horno a leñas, la parrilla con la brasa perfecta, aguarda por las mejores piezas del establo. Es infaltable, de entradita unas empanadas con masas ampolladas o unas mollejas crocantes al limón. 

La recomendación es que coman lento porque no querrán irse de prisa. Gocen el mejor de los placeres. La estrella es el corte T-Bone.  Lo sugiero jugoso con salsa picante por encima. El plato fuerte es la parrillada pero la milanesa en tabla con papas revueltas es irresistible y el matambre a la napolitana se corta con cuchara. De postre, pidan el Pavé. Postre muy consumido en Brasil, similar al tiramisú con leche condensada que querrán repetir una y otra vez.