Famosa escort norteña sortea un trío por las redes sociales

Medios 11/02/2021
leona

"Me conocen como Sole La Leona, dicen que soy una leyenda en Tucumán por el buen servicio que brindo. Hasta me llamaron para hacer pornografía, pero no acepté por miedo a las enfermedades de trasmisión sexual”, así se presenta Soledad, aunque ese es su nombre artístico, aclara.

La mujer de 25 años cuenta que, gracias al trabajo sexual, ha podido dejar atrás un pasado muy difícil signado por el desamparo, pero, lejos de romantizar el oficio, confiesa que también conoce en carne propia la violencia de género y las redes de proxenetismo. Ahora, se define como una trabajadora independiente y apela a los sorteos para promocionar sus servicios. En esta nota cuenta su vida y revela cómo participar para ganar un trío, según publica El Tucumano. 

De la iglesia a la casa y de la casa a la iglesia era la vida de Soledad. Pero tras esa imagen de joven casta y angelical, en su hogar se ocultaba un verdadero infierno: “Estuve casada con una persona violenta que me tenía encerrada, que era muy celosa y obsesiva… me pegaba a matar. Yo era una chica muy creyente y todavía lo soy; una chica a la que el sexo le daba mucha vergüenza. Mi marido no me conocía desnuda. Me separé cuando tuve a mi hijo y no tenía adónde ir”. Desde entonces, trabajó en una carnicería, como niñera y cuidando enfermos, pero cuando quedó desempleada conoció la marginalidad: “Mi vida era muy triste. Llegué a dormir en la terminal nueva, pasé frío, hambre y hasta robé un alfajor para comer. Te juro que, para mí, en ese entonces, este trabajo era lo último”. 

Su primera experiencia como trabajadora sexual fue un calvario. Una pareja le envió un mensaje a través de Facebook con la propuesta de prostituirse. Desesperada, aceptó porque entonces no tenía otra opción y cayó en una red de proxenetas. La voz se le tiñe de angustia cuando recuerda aquel pasado donde confiesa haber sido violada y violentada de muchas maneras hasta que logró zafar de ese mundo oscuro y clandestino. 

“Hace cuatro años que empecé a trabajar sola, en hoteles, de forma independiente. Fui aprendiendo yo misma y aprendí mucho con los clientes también. Aprendí que tenía que decidir por mí cuerpo, que nadie tenía derecho a maltratarme, y me fui haciendo conocida por un foro de escorts. Siempre traté de dar lo mejor de mí, mis clientes siempre salen satisfechos y me dicen que soy la mejor.  Hoy soy la acompañante más conocida en Tucumán, incluso de otras provincias y países vienen a verme. Yo no compito con nadie y estoy segura de mí misma, hago la mía y soy muy profesional en lo que hago. Trabajo sola con mi asistente y con eso soy feliz, no soy proxeneta ni nada por el estilo”, explica la acompañante por cuya cama, según revela, suelen pasar famosos, políticos y futbolistas. Pero de eso no habla, es parte del secreto profesional. 

A la hora de definir su trabajo, Soledad no se identifica con el anacrónico y estigmatizante título de prostituta, sino como escort o acompañante; una tarea que va más allá de los servicios sexuales: “Hay muchos clientes que no vienen sólo por mis servicios, sino que sufren de stress, problemas de pareja o se sienten solos y me piden conversar. Tomamos café, una cerveza, escuchamos música… hago de psicóloga, de amiga, de compañera”. 

Como le sucede a la mayoría de las trabajadoras sexuales, la joven todavía sufre por la mirada inquisidora de gran parte de la sociedad: “Antes lloraba bastante cuando me apuntaban con el dedo y me reconocían por algún tatuaje. Todavía me pasa que voy al súper y me persigo de que ya saben lo que hago cuando me miran. A veces estoy con mi hijo y la verdad que es algo incómodo. Muchas mujeres se ponen a bardearme, me dicen puta, que labure de otra cosa y me preguntan si sus maridos me contratan. Claro que no les digo nada, yo soy profesional en esto. Este es mi único laburo y con esto les doy de comer a mis hijos, nadie me va a impedir que siga trabajando. Creo que he aprendido de los golpes de la vida y también de esos escraches… la verdad que me sirvieron mucho porque me hice más fuerte cada vez que me escrachaban”. 

Soledad, al igual que muchas de sus colegas, hace tiempo que reclama por la legalización del trabajo sexual: “Esto no tiene nada de malo, es una profesión como cualquier otra. Yo presto servicios, vos abonás y yo presto un servicio que te hace feliz. Lo tienen que legalizar, yo ahora quisiera estar en un departamento cómodo, más grande, donde nadie me joda, pero, para nosotras, es muy difícil conseguir departamento porque te piden boleta de sueldo y no tenés. Yo tengo el dinero para alquilar, pero no podés figurar en nada, ese es el tema”. 

La triplona del sexo

“El primer sorteo que hice fue una bomba y me llamaban para felicitarme. Los clientes me compraban los números y me preguntaban de dónde saqué la idea. Era algo para ganar más plata y trabajar menos… Se me cruzó por la cabeza y no la pensé dos veces”, comenta respecto a la original manera de promocionar sus servicios sexuales. Hace dos días lanzó un sorteo cuyos tres primeros premios son un trío de una hora junto a su compañera Nahila. Quienes desean participar deben adquirir a $500 su número que sorteará el 20 de febrero con la tómbola nocturna. En pocas horas confiesa haber vendido la mitad de los 100 números disponibles, publica El Tucumano.

Ante la cercanía del Día de los enamorados el próximo domingo, la propuesta sexual y azarosa puede ser entendida como una forma de conmemorar esa fecha especial, pero Soledad lo niega: “Esto es todo lo contrario a eso. Es para los chicos que están solos, separados… los chicos que la quieran pasar bien. Muchos me dicen que siempre quisieron hacerlo y les llama la atención, es otro tipo de experiencia sexual. Con Nahila las dos tratamos de poner lo mejor para que los ganadores del sorteo salgan satisfechos y con ganas de volver. Nosotras somos primas, es el morbo de verdad”.

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