Deybi Paco Herrera, un ciudadano boliviano de 36 años, se quitó la vida en un hospedaje de Metán, cuando escapaba del asesinato de su novia cometido en un poblado de Cochabamba.
El pasado 19 de agosto, la ciudad de Metán se convirtió en la última escala de un femicida internacional. Y no porque haya sido capturado, sino por una decisión propia del criminal, quien no pudo más con el agobio del crimen de su novia y decidió terminar con su vida.
Padre de dos hijos menores, Deybi había iniciado hace dos años una nueva relación con Selma Illanes, una joven de 23 años de la comuniad de Quillacollo, en el departamento de Cochabamba, en Bolivia, donde nadie presumió que el noviazgo podría terminar mal.
Selma, una joven de gran atractivo había cautivado a Deybi, quien se ganaba la vida como chofer de taxi. Con la renta del rodado que conducía, pagaba el alquiler de una vivienda, donde residía con sus hijos y siempre estaba en contacto con su familia directa.
Lo que parecía una pareja ideal, sin embargo, comenzó a desgastarse y Selma ya no evidenciaba la alegría de los primeros días, pues Deybi tampoco era el que había conocido, ya que se convirtió en un enamorado celoso, posesivo que prácticamente no la dejaba en paz.
“Él era celoso y por eso, en reiteradas ocasiones, ella quiso alejarse de él”, pero no logró. Selma, fue definida por sus hermanos como una joven “llena de vida, alegre y con muchos sueños por cumplir. Se dedicaba al comercio de verduras y era la hija menor de seis y la más consentida” por los hermanos, quienes no pueden creer lo que pasó con ella.
Otro dato que se conoció fue que Selma efectivamente había sufrido agresiones de parte de Deiby. “Pero no quiso que sus hermanos se enteren para evitar problemas, contó su mamá”, detallaron sus amigas más cercanas, quienes –pese a ello- nunca previeron un final así.
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