Los precios de la carne acumulan una suba del 7%

Economía 25/04/2022 InformateSalta InformateSalta
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Debido a los incrementos del precio de la carne vacuna en las góndolas se espera un fuerte impacto en la canasta básica. La escasez complica el escenario a futuro. El último relevamiento de la consultora LCG el producto muestra un incremento acumulado a la tercera semana del mes de alrededor del 7%.

Aunque el Gobierno busca estabilizar el mercado, las carnicerías y los supermercados muestran fuertes subas en el cuarto mes del año. En este punto, se debe recordar que en marzo las carnes acumularon un incremento del 60% interanual.

“Previo a los feriados de Semana Santa, y en combinación con un bajo nivel de oferta producto del paro camionero y las lluvias, los precios de la hacienda, especialmente en categorías de consumo liviano, marcaron nuevos récords. Los novillitos y vaquillonas livianas alcanzaron topes corrientes de hasta $370 cuando una semana atrás, por esta misma mercadería se pagaba, como máximo, unos $320. Es decir, una suba de más de un 15% sobre el kilo vivo que presionará para trasladarse al gancho y, en parte, al mostrador”, explican desde el mercado Ganadero de Rosario publicó Ámbito.

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Según el relevamiento del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en marzo el consumo se ubicó en apenas 47,7 kg. por habitante por año, lo que marca una caída interanual de 2,7% (-1,3 kg/hab/año), que se eleva al 12% cuando se contrasta con 2019. Los datos son claros: debido al aumento en los precios, los argentinos comen cada vez menos carne.

De acuerdo con un análisis de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el precio del asado en términos reales se multiplicó casi 5 veces entre enero del 2007 y febrero del 2022, pasando de $4,57/kg a $22,4/kg y evidenciando con ello una suba de 389%. En igual período, el kilo de pollo pasó de $2,3 a $5,7 (+143%), mientras que el pechito de cerdo pasó de $5,3/kg a $15,1/kg (+182,1%).

“Durante mucho tiempo, la demanda de carne bovina en Argentina se caracterizó por tener una baja elasticidad respecto del ingreso. Es decir, la población no variaba en gran cuantía su consumo de carne cuando sus ingresos se contraían. Así, a diferencia de otros consumos alimentarios, como por ejemplo los lácteos, el consumo de carne bovina se independizaba del del nivel de salarios medios. Sin embargo, en la última década se ha advertido un cambio en este sentido, y el consumo de carne bovina tiene una relación más estrecha con el salario”, explicaron desde la entidad.

En contraposición el sector exportador continúa compensando la caída de los envíos, a partir de las restricciones impuestas por el Gobierno en mayo del año pasado, gracias a los altos precios internacionales que está pagando el mercado internacional por la carne vacuna.

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