Argentinos instalaron una exitosa estafa piramidal en Uruguay: venden a jóvenes “un kit para convertirse en millonarios”

Medios 04/09/2022
millonarios

El cartel, en un muro en el centro de Montevideo, es celeste y se ve bien de lejos. “¿Buscás trabajo? Abrimos mercado, solo cinco horas diarias. Pedí tu entrevista”, dice y agrega un número de teléfono celular. En el medio hay una franja negra, con letras en blanco, “hasta 50.000 pesos [uruguayos] mensuales” (equivalente a US$1225).

Camino unos metros y me encuentro con un afiche idéntico. Luego otro y otro y otro. Un rato más tarde mando un WhatsApp al teléfono: “Hola, vi el aviso. Quiero saber en qué consiste, gracias”. La respuesta es automática: “¡Obvio que sí! Espero que estés muy bien, por aquí Gabriel. Sería ideal que pudieras presentarte para saber con quién me comunico, en unos minutos estoy con vos”.

Me presento como Sebastián, le pido información y me pregunta si tengo experiencia en ventas y si estoy dispuesto a capacitarme. Le contesto y admito que no tengo la más mínima experiencia en ventas.

Entonces viene la última pregunta: si tengo computadora o celular. Le digo que sí y llega la respuesta alentadora dos minutos después: “Por lo que vemos Sebastián, ¡das con el perfil que buscamos! Felicitaciones. Ahora solo faltaría poder coordinar tu entrevista cuánto antes”.

Luego se sucede varias entrevistas. Me explican que se trata de la venta de productos vinculados a la belleza, la salud y la nutrición, me muestran el catálogo en el celular. El esquema es que gano el 50% de la comisión por vender esos productos mediante web y redes, pero no tengo riesgo: la empresa me da el stock que yo quiero y el soporte. Eso sí, pago 1100 pesos iniciales (27 dólares).

Uno de los entrevistadores me pregunta:

-¿Se me nota el acento cordobés?

-A la legua- le digo.

-En Paraguay me decían que no.

-¿Ustedes son todos argentinos?

-Gabriel y yo sí. Pero el resto del equipo son uruguayos, tranquilo.

Como si ser argentino sea algo necesariamente malo y uruguayo algo bueno.

Me cuenta que dio vueltas por América y que ha sumado acentos de los países, desde Colombia a Paraguay. En su Instagram hay fotos y videos en Punta del Este, varias ciudades de Argentina, también en Paraguay, Río de Janeiro, Miami y Las Vegas. Hay paseos en limusina, retratos en casinos y varias fotos “en la casa de un millonario, José Montoya”.

Nunca había escuchado su nombre, pero a Montoya lo conocería dos días después.

A él también le pregunto si no es muy riesgoso invertir tanto. Entonces tira:

-Yo te invito con 85 dólares.

Lo quedo mirando, no entiendo mucho. Después me invita a un gran evento que habrá ese jueves en un hotel a una cuadra y media de ahí.

-Mirá que acá en Uruguay ya hay gente que gana 250.000 pesos al mes. ¿No querés ganar eso? Esta semana es clave, vamos a salir con todo- dice y se ríe. Solo se pone serio cuando le pido el nombre de la empresa, cuando muestro cierta desconfianza.

-Destander Internacional.

-¿Me podés escribir el nombre en la hoja?

-Sí, claro. Avisame, hay pocos cupos disponible, anotate.

-El jueves es 25 de agosto es feriado acá- le explico.

Las denuncias

A la mañana siguiente le confirmo que iré. “Genial Seba, ya quedó tu lugar reservado”, me responden. Aprovecho la tarde para investigar y, con una simple búsqueda en internet, me encuentro con denuncias de estafa. Una persona que se presenta como Estefanía Pereyra dice en un video en YouTube que perdió más de 4000 dólares y que atrás hay un esquema Ponzi. “El sistema funciona solo si crece la cantidad de nuevas víctimas”, relata. También me entero que Leonardo Cositorto, el argentino preso este año por una supuesta estafa piramidal con la empresa Generación Zoe, trabajó en 2012 para Destander.

Pero las redes también están llenas de videos donde miembros de la empresa hablan de las bondades de sumarse a este emprendimiento, que ya lleva 12 años. Como Natalia, una uruguaya que hace un par de semanas subió un video a su cuenta en el que, con evidente ironía, afirma: “Estamos todos equivocados, somos todos locos y estafadores (…) La gente acá viene cansada de no tener dinero, cansada de estar con las tarjetas en rojo”.

En su canal de YouTube, una persona que se presenta como Nicolás Sueldo, dice que “de ser mantenido por sus padres” pasó a conducir un cero kilómetro y ser “uno de los jóvenes mejor pagos de la industria”. El video se titula “Millonario en tiempo récord” y aparece delante de un auto ploteado con dibujos de dólares.

En el hotel

Jueves 25 de agosto, unos minutos después de las 10.30 de la mañana. El Centro amanece con la calma típica de un feriado no laborable. Llego al hotel al que me habían citado y en la vereda hay decenas de personas. Entro al hall y me para una chica. Me pregunta si vengo al evento y quién me invitó.

-¿Sabés que es una oportunidad de negocio? No es una entrevista para trabajo, ¿verdad?

Le digo que sí, aunque el afiche por el que llegué hasta ahí preguntaba si buscaba trabajo.

Subo una escalera y me encuentro con una sala repleta de gente. Decenas y decenas de personas, desde veinteañeros a cincuentones, hombres y mujeres, algunos vestidos en forma elegante. Camino y escucho algo de acento cordobés, hay muchos argentinos en la vuelta.

-Bienvenidos a todos. Hemos excedido un poquito la capacidad a pesar de ser un 25 agosto, felicitaciones -dice una animadora, y todos aplauden, gritan y festejan. Hay cornetazos. Preguntan de qué país es la gente y hay venezolanos, cubanos, bolivianos, de diferentes departamentos de Uruguay y argentinos, claro. Son los más ruidosos.

Se apagan las luces y aparece un video en una pantalla. Se escucha una música épica que suena a medieval, tipo Game of Thrones. Se ven imágenes de otros eventos, gente saltando y festejando, recibiendo cheques, en hoteles y piscinas, se ven autos caros y más gente festejando. También llorando. “Bienvenidos a la nueva era de los negocios en el hogar”, se lee al final.

Piden “no filmar” la charla. Me habían contado que una característica de este tipo de negocios es que la información la dan a cuentagotas y dejan entrever como que es casi secreta.

-¿Quién quiere ganar dinero hoy? No mañana, ¡hoy!- grita un animador.

Todos levantan la mano y se enloquecen. Trompetazos, más trompetazos. Luego cuentan que algunos socios son reconocidos con viajes. En 2022 y 2023 van a viajar a Roma, Madrid, Barcelona, Venecia, Capadocia, Dubai, Egipto, Marruecos y Grecia.

-¿Quién conoce Dubai? ¿A quién le gustaría viajar gratis? Miren que no hay que matar a nadie.

-Venecia no me gusta, demasiada agua- comenta atrás una mujer.

Entonces empiezan a pasar por el frente testimonios de “historias de éxito”, gente que dice haber hecho mucho dinero en poco tiempo.

Al final llega el momento más importante: presentan a José Montoya, cordobés, “millonario” y escritor del libro Cómo lograr tu libertad financiera. Es el hombre atrás de Destander.

Suena “Eye of the Tiger”, la famosa canción de Rocky III, hay trompetas, aplausos y gritos. Es como si estuviera Dios arriba del escenario. El ambiente me hace acordar al que he visto en los templos neopentecostales, como el de Pare de Sufrir. Así como en la Teología de la Prosperidad (en esas corrientes evangélicas) se supone que Dios quiere que los fieles tengan una vida próspera y puedan ser ricos, acá se suplanta a Dios por el negocio.

-¿Quién tiene deudas? ¿Quién quiere vivir mejor?- pregunta Montoya.

Y un montón levanta la mano.

-¿A qué le dedican más tiempo ustedes? ¿A la familia o al trabajo?

-¡Al trabajo!- responden a coro.

-¿Y se hicieron buenos en eso? -pregunta Montoya-. Dedican toda su vida a ser buenos en algo que no les dará nada. Si ustedes desarrollan la habilidad relacionada con el éxito, pueden lograr lo que quieran. Lo que sea.

Él dice que es hijo de un albañil y que hoy viaja por el mundo, ya no precisa trabajar, tiene el dinero suficiente. También dice que no se creyó el papel de millonario, pero muestra su casa y unas fotos en Miami. También que acaba de venir de Europa: de Venecia y Euro Disney.

Montoya llama a no dejar pasar la oportunidad, llama a sumarse a esta “bendita locura en Uruguay” junto a “los equipos de millonarios”. Se despide en un clima de euforia. Salimos. Muchos van directo a un mostrador para pagar los 1100 pesos del kit inicial. Hacen cola y casi todos abonan en efectivo, aunque se puede hacer transferencia.

Bajo las escaleras y arriba quedan los que sueñan con dejar atrás una vida sacrificada, poder viajar y, si hay suerte, llegar a millonario.

Unas horas después consulto a Giselle Colasurdo, una argentina especialista en mercados de capitales y creadora del canal de Youtube “Aprendé a invertir”. Me dice que no conoce este caso, pero que le recuerda a Herbalife y me recomienda ver el documental Betting on Zero, que cuenta cómo la empresa de suplementos alimenticios se aprovechó de inmigrantes latinos y se convirtió en una estafa piramidal.

Después llamo a Bárbara Mainzer, especialista en finanzas y presidenta de CFA Society Uruguay. Le pregunto qué es una estafa piramidal:

-Ese tipo de esquemas no tienen nada real por atrás, es una fantasía, una chantada. Le pagan a los que están porque entra gente nueva que inyecta dinero, así se sostiene. El sistema se cae cuando no vienen nuevos socios.

Según la “Guía de protección a las personas inversoras” de la Comisión Nacional de Valores de Argentina, citada por el diario La Nación, un esquema piramidal es cuando las personas estafadoras afirman que pueden convertir una pequeña inversión en grandes beneficios en un período corto de tiempo. El esquema sólo puede crecer o reproducirse si se incorporan nuevos participantes. En tanto, un esquema Ponzi es aquel en el que una persona estafadora o hub recoge el dinero de las nuevas personas inversoras y lo utiliza para pagar supuestas ganancias a las personas inversoras de etapas anteriores. En el caso de Ponzi, los inversores no suelen tener que reclutar a nuevos socios para obtener beneficios.

Adentro

Lunes 29, hago una transferencia y pago 1100 pesos para poder tener mi oficina virtual. Acepto las condiciones en un largo contrato. Me piden que le ponga nombre a la página web desde donde venderé los productos. Pruebo con “quierosermillonario”, pero no se puede ya que otro socio me ganó de mano y lo usó. Al final le pongo “quieroserico” y funciona.

Me llega un mail de felicitaciones, ya estoy en el sistema. En mi oficina virtual me recibe un video de Montoya, que habla mientras maneja un Porsche descapotable por una ciudad que parece Miami. Me dice que se puede pasar “de cero a 5000 dólares en 30 días”, se puede “construir una fortuna” desde el hogar.

Paso a otro video. Habla Sergio Ceballos, “equipo de millonarios, cuatro diamantes”. Me entero que es un expolicía, socio de Montoya. Cuenta que hoy tiene una “casa grande con pileta en una zona linda”, un auto cero kilómetro (“¡y se viene el importado!”), hace “viajes espectaculares por el mundo” y gana 20 veces más que su exjefe. Trabaja solo tres o cuatro horas por días. “Y es maravilloso no tener jefe”, dice, entusiasmadísimo. “Hay que motivarse” frente a la “esclavitud” de los trabajos ordinarios.

Hay un montón de videos que no puedo ver porque aún no soy miembro del “club de empresarios”, para eso tengo que poner más dinero. Pasan varios días y no aparecen compradores en mi página web, donde ofrezco productos para bajar de peso y hasta hay testimonios de varios argentinos famosos. Pero ya es suficiente, yo me bajo.

Por Sebastián Cabrera/ El País Uruguay

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