“Vos decís algo y yo voy a lastimar a tu papá”, la amenaza de un abuelo a una nieta que abusó por años
Justicia30/12/2024Por 7 años, la víctima soportó manoseos y hasta un abuso carnal de su abuelo, quien siempre negó todo. En el juicio, varios hijos lo defendieron, pero las pruebas fueron contundentes y recibió una pena de 8 años de cárcel, aunque no irá preso.
El caso, con amplios detalles, se ventiló en la Sala V del Tribunal de Juicio bajo la dirección de la jueza Gabriela Romero Nayar, quien condenó a un abuelo de 76 años a una pena de 8 años de prisión, que cumplirá desde su casa debido a graves patologías que padece.
El acusado, que gozaba de arresto domiciliario, llegó al debate confiado, pues la mayoría de sus hijos e incluso su pareja, iban a declarar a su favor, lo que puso a la víctima en una situación muy comprometida, no obstante, su verdad se impuso y el juicio concluyó con una dura sentencia para el abuelo.
La acusación la llevó adelante el fiscal penal Rodrigo González Miralpeix, quien al inicio del debate mantuvo la acusación por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la guarda y por el vínculo y abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y el vínculo.
Es más, en su alegato, el representante del Ministerio Público Fiscal, pidió una pena de 9 años y medio para el abuelo abusador, quien insistió hasta mas no poder con la hipótesis de que la denuncia y relato dado por su nieta, en realidad, tenía un trasfondo económico, pues había decidido excluir al padre de la víctima de la herencia, destinada a dos hijas, una de las cuales lo defendió en el debate.
Los abusos sexuales adjudicados al acusado fueron denunciados por uno de sus hijos el 11 de mayo del año pasado, en dependencias de la Comisaría Quinta. En la misma, el denunciante sostuvo que una hija, de 15 años, reveló que era objeto de constantes abusos sexuales por parte de su abuelo.
La menor, según el relato expuesto en el juicio, sostuvo que era abusada por su abuelo desde los 8 años, y hasta los 15. Indicó que los episodios ocurrieron en la casa de su padre, donde también residía su abuelo, quien había montado un taller de carpintería en el fondo del inmueble.
El padre de la víctima declaró que se había separado de la madre de su hija, por lo que ella y otra hermana, se quedaron bajo su tutela. Explicó que, por razones laborales, no la podía cuidar y la misma quedaba con su hermana mayor, pero la misma iba a la escuela y tampoco la podía ver en el horario escolar.
Ese lapso, casualmente, era el que aprovechaba el abuelo, quien la llevaba por la fuerza al taller, donde la encerraba y solía someterla a manoseos en sus partes íntimas, tanto por encima como por debajo de la ropa interior, hecho que sucedía casi a diario.
Esto no fue todo, pues a los 9 años, la menor recordó que su abuelo también la toqueteaba cuando la llevaba o la iba a buscar a la escuela en su auto. Además, reveló que, a los 9 años, su abuelo la agarró fuerte de la mano y la llevo al taller, pues ese día quería “hacer algo más”.
Lo que sucedió fue que se bajó el pantalón y tras desnudar a su nieta, la sometió de manera carnal, aún pese a la resistencia que ejerció la menor, la que no fue mucha teniendo cuenta la superioridad física del acusado, quien completaba su faena sexual con una fuerte amenaza a la menor.
“Si vos decís algo, yo le voy a lastimar a tu papá”, era la frase que siempre le repetía a su nieta tras abusar de la misma. Esta situación se extendió hasta los 13 años, cuando la menor comenzó a superar el miedo y le reveló los abusos a una maestra de religión de una iglesia evangélica a la que asistía, incluso le confirmó todo al obispo de dicho culto.
El pastor, entonces, citó al padre de la menor y lo puso al tanto de la situación de abuso que sufría su hija, lo que llevó al padre a realizar un fuerte reclamo hacia su padre, pero se topó con una férrea defensa de su abuela, quien adujo que todo era mentira de su hija.
La estrategia de la pareja del acusado se impuso y nada más sucedió, incluso el acusado tuvo el tupé de mostrarse enojado contra su nieta, colocándose en el rol de víctima por los supuestos cuentos de la menor, quien también reveló el abuso a una psicóloga de un centro asistencia del barrio. Con la intervención de esta profesional, quien recomendó sacar a la menor de la vivienda donde también lo hacía el abuelo.
En el debate, la víctima, la psicóloga y otros peritos declararon sin evidenciar fisura en sus testimonios, los que apuntaron a confirmar la denuncia de la menor, pues la niña presentaba todos los indicadores de sometimiento sexual, en este caso, cometido por su abuelo.
En el juicio, al momento de exponer su descargo, el abuelo negó todo y señaló que la acusación en su contra, a su criterio, responde a la decisión que había tomado con su pareja de ceder, a título de herencia, a otras hijas, lo que no habría sido bien recibido por el padre de la víctima, quien inventó la acusación de abuso.
“Todo de lo que se me acusa es mentira, yo no soy niñero de nadie, ni de mi hijo ni de nadie. Mi hijo me prestó el lugar ese al fondo, para que me ponga mi taller, él me mandó a la casa a poner el taller, porque su hija estaba abandonada por su madre”, mencionó.
Contó que su hijo estaba enojado por un tema de herencia, ya que él y su mujer habían decidido dejarle todo a una de sus hijas. “Él mató a su madre, y ahora me quieren sacar plata. Él estaba separado, estuve 3 veces casado. La madre nunca se hizo cargo...Me denunciaron por plata, Porque mi señora no le quiso prestar plata, entonces le dijo a mi señora que si no le prestaba plata lo iba a denunciar al viejo por abuso.".
Expresó que “en el año 2014 al 2015, puso su taller al fondo de la casa de su hijo, que él nunca estaba solo, que eran cuatro personas las que trabajaban que no había nada en el taller, solo un cobertizo para guardar las cosas. Que las chicas no ingresaban, ellas jugaban afuera del taller”, para afirmar al final “todo esto, es invento del padre”.
Para la jueza, sin embargo, los testimonios de los hijos que declararon a pedir de boca del acusado, “no tienen más aporte que defender al imputado, por la familiaridad en algunos casos o por un conocimiento vecinal y/ o laboral, pero que nada saben efectivamente de lo sucedido. Por lo analizado, tengo acabada certeza sobre el hecho ilícito que “tuvo que soportar la joven”, como así también aseguró tener probada la responsabilidad del acusado en los hechos denunciados.