Mercado Libre: ¿socio comercial o un gigante que se queda con gran parte de tu ganancia?

En los últimos años, Mercado Libre se posicionó como la principal plataforma de comercio electrónico en Argentina y gran parte de Latinoamérica. Para muchos emprendedores y comerciantes, vender allí parecía ser el camino más rápido para llegar a más clientes. Sin embargo, con el tiempo, se fue instalando una mirada cada vez más crítica: lejos de ser un socio que impulsa el crecimiento, muchos aseguran que el gigante digital termina quedándose con buena parte de la ganancia de quienes intentan ganarse la vida dentro del sistema. Y además tiene una posición dominante casi monopólica en Argentina y otros países de la región.

Comisiones que achican el margen

Uno de los principales reclamos de los vendedores es el alto costo que implica operar en la plataforma. Las comisiones por venta pueden superar el 20% del valor del producto, dependiendo del tipo de publicación y de si se ofrece envío gratis. Además, hay que sumar el costo de financiamiento si el comprador paga en cuotas, y otros gastos indirectos como packaging, logística y devoluciones.

“Vender en Mercado Libre es como tener un local en la calle más transitada del país, pero con un alquiler carísimo”, resumió un comerciante que opera en la plataforma. “Es verdad que te da visibilidad, pero cuando hacés los números, la ganancia se te va en comisiones”.

Crecimiento a costa de otros

A esto se suma una lógica que muchos señalan como desigual: la empresa crece, pero el esfuerzo lo ponen los vendedores. Son ellos quienes compran stock, responden consultas, procesan reclamos y corren con los riesgos del día a día. Sin embargo, Mercado Libre fija las reglas, cambia los algoritmos, decide qué productos mostrar más y qué publicaciones relegar. Obliga a que además pongas más plata para que te muestre más, es decir a hacer publicidad dentro de la misma plataforma, por lo cual te saca más plata.

En otras palabras: mientras el vendedor asume el costo de producir, almacenar y entregar, la plataforma intermedia y se queda con un porcentaje alto del resultado. Y al tener una posición dominante, no hay muchas alternativas viables que le compitan en alcance.

¿Y los beneficios?

Claro que hay aspectos positivos: la masividad de la plataforma, la confianza del consumidor, las herramientas de gestión y el soporte logístico son innegables. Pero el problema aparece cuando esos beneficios no compensan el costo real de operar allí, sobre todo para emprendedores pequeños o negocios familiares, que ven reducidos sus márgenes al mínimo.

La pregunta de fondo

Lo que muchos vendedores se preguntan hoy es si seguir apostando por Mercado Libre es sostenible a largo plazo. ¿Vale la pena invertir tanto esfuerzo para obtener tan poco margen? ¿Es justo el reparto de beneficios? ¿No es hora de revisar la relación entre las grandes plataformas y los pequeños comerciantes que las sostienen?

En un contexto económico desafiante como el actual, donde cada peso cuenta, la discusión sobre el rol que cumplen los intermediarios digitales en la cadena de valor cobra cada vez más relevancia.