Ecuador: las mendocinas fueron vistas con dos hombres la noche del crimen

Un testigo se contactó con los familiares de Marina Menegazzo y María José Coni y aportó nuevos datos

Nacional 05/03/2016

"Ayer se contactó con nosotros un cordobés que nos dijo que vio a las chicas antes de ir a la fiesta Full Moon, el lunes 22 de febrero, a las diez y media de la noche", dice Marcos Menegazzo, el hermano de Marina, la mendocina de 21 años que, junto con su amiga María José Coni, fue asesinada el lunes pasado en Montañita , un pequeño balneario ecuatoriano de playas paradisíacas, donde el rugido suave del mar es omnipresente. Cuando las dos chicas dejaron de responder los mensajes de Whatsapp y de dar señales de vida, los Menegazzo y los Coni se preocuparon y decidieron venir a este país, y terminaron armando su propia pesquisa (para la que piden que cualquiera que tenga alguna información se las envíe por cualquier medio), a veces adelantándose a la de la policía local, que está plagada de irregularidades. "Según nos dijo este nuevo testigo, ellas iban con dos chicos, uno con remera negra, ambos de tez blanca", sigue Menegazzo.

La presencia de estas dos personas, en la noche del doble homicidio, es algo completamente nuevo: hasta ahora se creía que las dos turistas habían partido desde el bar La Abogadita, en Montañita, hasta la casa adonde vivía Alberto Segundo Mina Ponce, un vigilante comunal que las habría matado y que está preso. "El cordobés no conocía a estos dos hombres", agrega Cristian Pisani, el cuñado de Menegazzo. "Pero a ellas sí. Las saludó y vio que estaban sin mochilas. Es decir que esa noche habían dejado las cuatro mochilas que llevaron al viaje en algún lado, que puede ser la casa de Mina Ponce, o no. Ellas estaban vestidas de blanco".

"Pareciera que en el expediente las cosas van apareciendo a medida que nos vamos enterando nosotros, con nuestra propia investigación", dice Menegazzo. Los argentinos acaban de conocer, además, que fueron encontradas, cerca del lavadero de Montañita, más pertenencias de las chicas: prendas manchadas con sangre y una cámara de fotos, cuyo estuche apareció en la casa de Mina Ponce. "Nosotros vinimos acá a buscarlas vivas a ellas, y cuando estábamos por Chile nos enteramos de que estaban muertas", dice Pissani. "Si estaban vivas, nos las llevábamos; estando muertas, queremos confirmar que realmente sean ellas y encontrar a los actores directos".

Recluidos en el hotel Sheraton de Guayaquil, adonde fueron alojados por el Ministerio del Interior ecuatoriano -que les brinda apoyo en un delicado juego político en el que a la vez intenta que se vayan cuanto antes-, los Menegazzo y los Coni sacan conjeturas cada noche de lo que vieron o escucharon durante el día en Montañita, donde se embarran y se llenan de arena persiguiendo alguna pista que les permita comprender por qué sus hermanas fueron asesinadas. Lucen cansados, con ojeras, pero la desesperación por encontrar la verdad los mantiene endurecidos. Dos de ellos son ingenieros y evalúan cada aspecto de la investigación con ojo clínico. El jueves, cuando se reunieron con el Fiscal General del Estado, este se quedó tan sorprendido por la capacidad de acción y de crítica de los argentinos que les preguntó si eran abogados. "Hay que arrancar todo de nuevo, desde cero", les concedió.

Menegazzo sigue: "Si, como sabemos hasta ahora, ellas no pudieron hacer dedo el lunes a la tarde, perdieron el micro y estuvieron en la casa de Mina Ponce, a dos kilómetros y medio del centro de Montañita, no tiene sentido que se queden ahí cuando a la misma hora está la mejor fiesta del mes, gratis, en el lugar adonde estuvieron de vacaciones varios días, adonde conocían a todo el mundo". Así, las dos chicas tenían un motivo para darse una vuelta, saludar a la gente e irse al día siguiente -martes 23-, a la mañana. Entonces, ¿es cierto que fueron asesinadas en la casa de Mina Ponce por Mina Ponce? Para sus familiares, nada está demasiado claro.

"Es imposible creer en la versión oficial", sigue Menegazzo, "que dice que ellas voluntariamente fueron hasta la casa, en un taxi, y que se quedaron ahí hasta que apareció Mina Ponce a las dos de la mañana y las sorprendió durmiendo. Acá claramente, a través del nuevo testigo, encontramos a las chicas en otro lugar. ¿Volvieron a la casa? ¿Con quién? No sabemos".

El presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo, a propósito de la captura de los presuntos asesinos: "Algunas veces somos víctimas de nuestro propio éxito". En las primeras 24 horas ya había dos detenidos. "La gente que sigue con sus complejos de tercer mundo, dice: 'No, es un invento del gobierno porque muy rápido se resolvió, no es verdad, etcétera'", dijo Correa. "Lamentablemente, esas dudas también las tienen los familiares y las entendemos perfectamente, comprendemos perfectamente. Queremos que tengan todas las certezas".

"Más que víctimas de su éxito, lo fueron de su apuro", dice Pissani ahora. "Al momento en que Correa dijo eso, ni siquiera tenía evidencia directa de que los dos cuerpos fueran los de las chicas. Las huellas dactilares se pusieron en duda porque los cadáveres estaban en un estado avanzado de putrefacción. Yo los entré a reconocer y no pude hacerlo: estaban muy descompuestos".

Para Pissani, el Estado ecuatoriano no pudo garantizar la identidad de las argentinas, ni su seguridad. "La policía hizo mal muchas cosas: encontró un cadáver un día y el otro, tres días después. O es incompetente y es culpable porque su tarea pública exige que trabaje bien, o es encubridora y es más culpable todavía. La policía tiene un serio problema. El Ministerio del Interior también. Y el presidente dijo que resolvió el caso, habiendo fracasado en el objetivo del Estado de preservar la identidad y la seguridad. Dieron una versión oficial muy rápido y la verdad si no fuera esa, ¿ahora cómo podrían desdecirse?".

Fuente: Diario La Nación

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