Miguel Galuccio quiere que YPF le pague más de 5 millones de dólares de "indemnización"

Es la suma que figura en el contrato que negoció con el gobierno de Cristina Kirchner en caso de ser despedido. Malestar en el gobierno de Mauricio Macri por el polémico reclamo.

Nacional 12/03/2016

La salida de Miguel Matías Galuccio de YPF, que parecía encaminarse a un divorcio de común acuerdo, empezó a enrarecerse en las últimas horas. Hubo reuniones del más alto nivel que no terminaron de cerrar un punto clave e inesperado: una indemnización de más de 5 millones de dólares que el ejecutivo petrolero pretende cobrar para irse sin estridencias.

El ejecutivo, que volvió a la Argentina de la mano del ex gobernador entrerriano Sergio Urribarri, quiere hacer valer la cláusula golden parachute que había incluido entre las condiciones para dejar su puesto de gerente general para México y América Central de Schlumberger, una petrolera que está en el top 100 de las mayores empresas del mundo. "No volvió al país para perder plata", reconoce a Infobae un actor clave en el traumático proceso de expropiación, primero, y estatización, después, de la mayor compañía nacional, que hasta 2012 era de capitales españoles.

La cláusula de rescisión del contrato, según otras fuentes que tuvieron conocimiento de los números finos del desembarco de Galuccio, asciende a 5,5 millones de dólares y esa es la suma que Galuccio estaría bregando por cobrar. Pero el tiempo no es un aliado para el, hasta hoy, sigiloso ejecutivo petrolero. Son, en moneda nacional, más de 80 millones de pesos, que Galuccio quiere que le paguen, y de una sola vez.


La pretensión cayó pésimo en el gobierno nacional, que impulsa un reordenamiento del Estado nacional, con despidos de militantes rentados a cuenta del fisco y recortes de personal en todas las oficinas públicas. Será difícil para la administración macrista justificar públicamente ese suculento "premio", mientras suenan en las calles, en los medios y en las redes sociales los ecos de protestas de estatales echados por aplicación de decretos firmados por Macri.

Frente al reclamo planteado por el petrolero surgió una primera observación que, según confiaron a Infobae fuentes gubernamentales, se le presentó a Galuccio: no hay efectivamente un despido, sino que se trata de una renuncia consensuada, atada a una asamblea de accionistas. Otro punto: un pago de 5,5 millones de dólares a Galuccio –un ejecutivo con varios puntos flojos en su gestión– sería políticamente inviable.

DEL GOLDEN PARACHUTE A LA POLÍTICA

En la traducción literal es "paracaídas de oro", pero se trata de una cláusula típica que tienen los contratos de ejecutivos de primera línea que, al negociar sus condiciones de trabajo, incluyen una cláusula que asegura una indemnización especial o retribución en caso de despido o desvinculación.

La cláusula golden parachute es habitual en los contratos de los CEO o gerentes de alto nivel, tanto en el sector petrolero como en el bancario o en las grandes corporaciones en general.

Galuccio, según una fuente que fue protagonista de la expropiación y estatización de YPF, incluyó dentro de sus condiciones un "golden parachute", así como ingresos y premios equivalentes a los que cobraba en Schlumberger. "Era el mejor argentino para conducir YPF. Su contratación tuvo criterios profesionales, no políticos. Él dijo que no volvía al país para perder plata, pero estaba dispuesto a sumarse", reconoció uno de los informantes consultados por Infobae.

El contrato de Galuccio, como casi todo en YPF después de 2012, es mantenido en estricto secreto y lo que trasciende es una confirmación de terceras personas, debido a que ni Galuccio ni la Bolsa de Comercio o la Comisión Nacional de Valores habilitan una información que para cualquier empresa que cotiza en Nueva York y es supervisada por la SEC es una obligación. Hace ya tres semanas que el senador nacional Rubén Giustiniani espera recibir el pacto YPF-Chevron, que está oculto pese a que la Corte Suprema ordenó –hasta ahora sin éxito– que se muestre.


EL ACTA FUNDACIONAL DE LA ERA GALUCCIO

La cláusula de rescisión figuraba en el contrato que firmó Galuccio para sumarse a la petrolera estatal. Ese acuerdo, definido en la letra chica por la administración interna de YPF, supervisada y convalidada por las más altas autoridades políticas de entonces, fue el que le permitió a Galuccio llegar a la primera reunión de directorio de la petrolera estatal.

En ese primer encuentro, que se realizó el 4 de junio y que fue plasmado en el acta 324 a la que tuvo acceso Infobae, estuvieron presentes y aprobaron la designación de Miguel Matías Galuccio como director y a la vez presidente y CEO los siguientes integrantes:

REUNIONES Y RECLAMOS

La salida de Galuccio era solo una versión que, a principios de año, era escuchada por un pequeño círculo cercano al presidente Macri. De hecho, parecía que la buena sintonía que, incluso antes de ganar las elecciones, el Presidente tuvo con el ejecutivo podía llegar a traducirse en su continuidad.

Sin embargo, a medida que pasaron los primeros días de la administración del Pro y empezaron a auscultar la gestión real del ejecutivo, surgieron primero dudas, luego recelo y, al final, un malestar evidente que terminó en la decisión de desplazarlo. De nada valieron los emisarios ni los intentos de negociación.


Galuccio pasó de la hipótesis de máxima, que era seguir como presidente y CEO, a sugerir que estaba dispuesto a ceder la presidencia, con una función política, y a asumir sólo la gerencia operativa, para, al final, cuando se vio cercado y sin apoyo, renunciar sin resistencia si le pagaban la cláusula rescisión.

Galuccio estaba "flojo de papeles" debido a que se conocieron detalles de cuentas off shore y de sociedades que se abrieron y se crearon –con nombre propio y no de la empresa– para canalizar los más de 1.000 millones de dólares que puso Chevron para un pacto del que aún no se sabe nada. El argumento a favor fue que así se impidió que los holdouts, con su fervor incautador, pudieran lograr un embargo. El argumento en contra: al estar al margen de controles, nadie podrá saber nunca si en el camino hubo algún extravío más o menos involuntario.

También hubo críticas públicas y señalamientos por el nivel de endeudamiento de la empresa, que se multiplicaron por más de tres veces, la caída de la inversión, los despidos y, sobre todo, la imprevisión de una caída vertical del precio internacional del petróleo, que puso a la defensiva a la empresa de bandera. De hecho, es una de las pocas empresas del mundo que funcionan gracias a los subsidios del Estado.

Esas críticas, planteadas por el macrismo, fueron realizadas de manera pública. Hasta el presidente provisional del Senado, vía Twitter, criticó el nivel de endeudamiento. Lo dijo después de una reunión con Juan José Aranguren, ministro de Energía, conocedor como pocos del sector petrolero y némesis ideal de Galuccio.

Más allá de malestar público que, antes de la renuncia, se esparció por el Gobierno, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, trató de tender un puente. Después de recibirlo a solas el martes por la noche, valoró una sola cosa: "Galuccio logró evitar la politización de YPF", dijo el hombre fuerte del Gobierno. Nada más. Apenas un poroto.

Fuente: Infobae

Te puede interesar
Lo más visto

Recibí en tu mail los títulos de cada día