Con una carta denuncian la impunidad de sacerdotes acusados de abuso sexual

Un ex miembro de la congregación fundada por el cura Agustín Rosa Torino confesó en una carta que son más de 100 las personas abusadas allí.

Justicia 04/07/2019
Agustín Rosa 1
Cura Agustín Rosa Torino

Impunidad.  Un ex miembro de la congregación religiosa creada por el cura Agustín Rosa Torino difundió una conmovedora carta a través de la cual manifestó que tuvo conocimiento que en esa orden hubo más de cien víctimas de ultrajes sexuales cometidos por una treintena de abusadores. El denunciante, con reserva de identidad, decidió romper el silencio luego de que el juez del Tribunal de Impugnación, Adolfo Figueroa, revocara, la semana pasada, el requerimiento de elevación a juicio del religioso por los delitos sexuales que se le imputan.

Rosa Torino fue acusado por dos exnovicios del Instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista y por ese motivo estuvo detenido entre diciembre de 2016 y 2017. Recuperó su libertad por decisión de otro juez del Tribunal de Impugnación (Luis Félix Costas) y desde ese momento se recluyó en una residencia de finca La Cruz sin ejercer el sacerdocio, cuya licencia le fue suspendida por el Vaticano. Sin embargo, goza de plena libertad para ausentarse fuera de la provincia y al exterior.

En la misiva el denunciante sostiene que su sueño de convertirse en sacerdote se frustró cuando tomó conocimiento, por boca de las propias víctimas del ambiente perverso que imperaba dentro del instituto religioso fundado por Rosa Torino. "Hubo más de 30 abusadores y más de 100 víctimas" reveló.

"Hace cuatro años y medio dejé la vida religiosa en la congregación Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, fundada por Agustín Rosa Torino. Estaba muy cercano a cumplir el sueño de que me ordenaran sacerdote, pero una causa mayor me atravesó: habían abusado a dos chicos que yo llevé a la iglesia por primera vez. Pedí ayuda con mucha fuerza a las autoridades y no fui escuchado", relata en el escrito.

padre agustin rosa

Cuenta que no solo no fue escuchado "sino que, al hablar me volví una amenaza para una red de abusos que yo desconocía totalmente, y comencé a sufrir las consecuencias de que me tildaran de rebelde y mentiroso". También asegura que las víctimas "están agobiadas, cansadas, con miedo y sin fuerzas". Y agrega: "No quieren realizar una denuncia, no quieren que se muestren las pruebas, se cansaron. ¿Por qué? Porque la defensa y la corrupción del sistema provocan agotamiento". Preocupado, refiere que se atreve a decir que "las consecuencias del abuso pueden ser peores que el abuso en sí: intentos de suicidio, depresión, pérdida de sentido".

Como prueba de sus afirmaciones comenta que al poco tiempo "cuatro personas más me acercaron sus historias de abuso dentro del instituto, por lo que tuve que tomar una decisión: dejar mi sueño de lado, salir y realizar una denuncia eclesial formal". Señala que en la causa canónica declararon más de 50 personas.

"Logré salir sin escaparme y día a día fueron apareciendo más y más historias de personas abusadas que me pedían ayuda (todas abusadas por miembros del instituto)", expresa. "Hoy -agrega- año y medio después, puedo afirmar: los abusos dentro de este instituto fueron más de 100 y los abusadores más de 30. Muchos de estos últimos son sacerdotes que siguen ejerciendo su cargo y que están en contacto con niños y adolescentes".

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“Si te suicidas, ganan ellos”

El denunciante de los abusos eclesiales concluye la misiva en estos términos: “Hace poco, uno de los tantos casos me llama y me dice: ‘No doy más, me quiero suicidar’. Mi respuesta fue: ‘Si te suicidas, ganan ellos, les vas a dar el gusto, vas a completar su abuso’. Fui duro pero también sincero. No pueden seguir impunes mientras mueren los buenos. Para terminar, todos los días me pregunto: ¿Existe la justicia en este mundo?”.

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