La Policía baleó al alumno abanderado de la escuela Oscar Oñativia
Un joven que cursa el séptimo grado de la escuela Oñativia, de la cual es el abanderado, está en un pasillo del hospital San Bernardo. La madre del joven aseguró que los efectivos le dispararon a muy corta distancia y sin motivo desde una camioneta.
Los ocupantes de un móvil policial de la comisaría de barrio Palermo fueron denunciados ayer por la madre de un estudiante de haber prácticamente ejecutado a su hijo de un escopetazo, cuyos perdigones aún se encuentran alojados en los músculos de los miembros inferiores del muchacho.
El chico, un preadolescente, cursa el séptimo grado y es actualmente el abanderado de la escuela Oscar Oñativia de esa barriada del oeste de la capital. El episodio de violencia policial ocurrió en la noche del martes, cerca de las 22.30.
Según la madre del muchacho, quien se identificó como Carina Loren Quinteros, los hechos se produjeron a cuatro cuadras de su domicilio, apenas unos minutos después de que su hijo José Alberto Parada fuera a una sandwichería a encargar un lomito.
"Exactamente solo sé lo que mi hijo me contó en el San Bernardo, donde se encuentra tirado en un pasillo de la guardia a la espera de los resultados de los exámenes y al propio restablecimientos de sus funciones motoras, ya que por el momento se encuentra postrado", dijo con mucho dolor la mamá.
Los hechos
La mujer relató que poco después de las 22, José Alberto fue a encargar comida a un negocio que se encuentra a unas cuatro cuadras. Cuando volvía se encontró con un grupo de muchachos que discutían entre sí y se arrojaban piedras y otros elementos. "Siguió caminando hacia mi casa cuando de frente apareció un móvil policial de cuyo interior uniformados abrían fuego a mansalva contra cualquier cosa que se moviera", recordó.
"Cuando pasaron frente a él le dispararon a las piernas a una distancia de 2,5m, según un médico que lo vio", añadió.
A pesar de que tenía puesto un pantalón deportivo los perdigones, supuestamente de goma, porque no se los quisieron sacar en el hospital, se internaron en lo más profundo de sus muslos, siete en el izquierdo y uno en el derecho.
"Mi hijo cayó y ya no pudo levantarse. Estaba casi sin piernas, desangrándose en la vía pública mientras el patrullero se alejaba de ahí a toda velocidad", contó la afligida mamá.
Luego recordó, con mucho dolor, que su hijo no sale a la calle, que no es un chico de juntarse con nadie y a pesar de que tuvo muchos inconvenientes cuando niño, había despertado en él en los últimos años una vocación extraordinaria por el estudio.
"Hoy es el abanderado de la escuela Oscar Oñativia y me dijo anoche que tiene mucho miedo, que está traumatizado. Yo le pedía que se calmara, que todo iba a estar bien, pero su malestar hizo que fuera atendido por una psicóloga del hospital, quien me confesó anoche que el chico está shockeado y necesita un tratamiento para superar lo vivido", explicó.
Después de eso "no pude contenerme, me asusté yo también, porque hasta ese entonces no había querido denunciar a la policía, les tengo miedo, lo confieso -dijo-, pero tuve que hacerlo, allí mismo en el propio hospital".
La mujer aseguró que no tiene recursos para encarar una acción judicial pero que le sobran razones.
Un poco más calmada la mamá de José Alberto dijo que lamenta el estado en el que se encuentra internado su hijo, "en un pasillo, completamente solo, porque no nos permiten quedarnos ahí", dijo resignada la mujer.
Para finalizar, recordó amargamente que su hijo le contó que tuvo que ir al baño porque nadie lo asistía ni se detenía frente a él. Se levantó y caminó unos metros agarrado de las paredes hasta el sanitario, pero que después de unos minutos sus piernas comenzaron a hormiguearle y ya no le funcionaron.
"Me contó que se quedó no sabe cuánto tiempo en el baño, paralizado hasta que alguien se dignó a atenderlo. Él es un chico, es mi hijo, es una persona que merece ser respetada. Los pasillos así indignan", reflexionó.