Se trata de una enfermedad que puede manifestarse de dos maneras: por la pérdida súbita del flujo sanguíneo cerebral o bien por el sangrado dentro de la cabeza. Ambas pueden producir debilidad o la muerte de las neuronas al dejarlas sin oxígeno.
Según datos del estudio INTERSTROKE, difundidos por INECO, son diez los factores de riesgo que provocan el 91% de todos los ACV en el mundo:
La hipertensión
La inactividad física
Una situación desfavorable de lípidos en la sangre
Una dieta pobre
El incremento de las medidas o de la proporción cintura-cadera
Factores psicosociales
Tabaquismo
Una alta ingesta de alcohol
Enfermedad cardíaca y diabetes
Una rápida reacción salva vidas
"Desde el momento en que se da el infarto, mueren casi 2 millones de neuronas por minuto. Es por esto que el tiempo es tan importante para mitigar sus consecuencias. Unos 15 minutos salvan mucho cerebro", destacó el Gabriel Persi, médico neurólogo especializado en enfermedades cardiovasculares e integrante del equipo médico de INEBA.
"Ante la presencia de un ACV es importante actuar de manera rápida y decisiva, derivando al paciente a un centro preparado para tratar estos pacientes. Esto se debe a que existe un margen de tres horas para instrumentar un tratamiento que cambie la sobrevida y evolución de estos pacientes", agregó el Máximo Zimerman, jefe de la clínica de Accidente Cerebrovascular de INECO.
¿Cuáles son los síntomas para saber si una persona sufre un ACV? Los signos a tener en cuenta son: trastorno en el habla, debilidad de comienzo súbito en el brazo (puede o no acompañarse con debilidad en pierna), asimetría facial, dolor de cabeza de gran intensidad, perdida de la visión de un ojo o visión borrosa.
Nueve verdades sobre el ACV
El ACV se puede dar a cualquier edad, incluso antes del nacimiento. Sin embargo, el riesgo de sufrirlo se duplica cada década desde los 55 años.
Tener hipertensión cuadriplica el riesgo de sufrir un accidente de este tipo.
Fumar duplica y hasta triplica el riesgo de un ACV tanto para el fumador como para el fumador pasivo.
Consumir entre 3 y 5 porciones de frutas y/o verduras diarias reduce en un 11% el riesgo de tener un ACV, mientras que comer 5 porciones lo reduce en un 26%.
Hacer actividad física disminuye entre un 25 y un 30% el riesgo de ACV, ya sean 150 minutos por semana de actividad moderada o 75 minutos de ejercicio intenso.
Quienes tienen trastornos del sueño como apneas obstructivas severas o incluso ronquidos son más propensos a sufrir un ACV.
El stress y la depresión son factores de riesgo de gran importancia. En Argentina, el 50% de los pacientes padecen stress y un 20%, depresión.
Vacunarse contra la gripe reduce el riesgo de ACV.
El mal estado dental aumenta la posibilidad de tener un accidente cerebro-vascular.