El salteño es maquinista en la fragata ARA “Libertad”
Su nombre es Pablo Padilla y nació hace 29 años en Rosario de la Frontera en Salta. Ingresó a la Armada Argentina en el 2010 y en su jerarquía de Cabo Primero maquinista es ayudante del subcargo Combustible en el buque escuela de la Armada que está finalizando su tradicional Viaje de Instrucción Naval por el mundo.
Gaceta Marinera/ Luego de 24 días de navegación y más de 3.700 millas náuticas navegadas, la fragata ARA “Libertad” cruzó el Océano Atlántico desde el puerto español de Santa Cruz de Tenerife hasta Río de Janeiro (Brasil), el anteúltimo puerto extranjero en su itinerario internacional, donde permanecerá hasta el 23 de septiembre inclusive.
En el “corazón” de la fragata, en el Departamento Máquinas, se encuentra Pablo haciendo su tarea habitual, “como ayudante en Combustible cumplo la función de llevar a diario el consumo, es decir, de suministrar el combustible a los tanques de los motores”, explicó.
Pablo es parte de los casi 300 tripulantes de la fragata entre oficiales, suboficiales, invitados especiales y los Guardiamarinas en Comisión de la Armada Argentina que realizan el Viaje de Instrucción para finalizar su carrera en la Escuela Naval Militar. Ya faltan pocas semanas para el regreso de la fragata al país, sólo resta recorrer Río de Janeiro y Montevideo.
El buque zarpó el 25 de marzo y el primer puerto en su itinerario fue Fortaleza en Brasil; siguió Veracruz en México; Charleston y Miami en los Estados Unidos. Visitó Den Helder en Holanda, los puertos alemanes de Wilhelmshaven y Hamburgo, Malmo en Suecia, Boulogne Sur Mer en Francia, Portsmouth en Gran Bretaña, Barcelona y Tenerife en España (ver itinerario del viaje).
“Todos los puertos me parecieron muy interesantes y, como me gusta el fútbol, fui a conocer el estadio de Barcelona, lo vi jugar a Lionel Messi y a Cristiano Ronaldo en un partido del Real Madrid con Barcelona”, contó. La ciudad que más le gustó fue París “es muy linda, y lo que más me llamó la atención fueron los paisajes de Francia y la Torre Eiffel. La Armada te da la oportunidad de conocer lugares y de vivir momentos únicos”, enfatizó el joven marino de Salta. Una, entre las varias razones que motivaron su ingreso a la Armada Argentina.
“Un tío y un primo que se encuentran en la Armada siempre me contaban sobre su trabajo y que podían conocer muchos lugares. De chico –desde los 12 a los 21 años- hice atletismo y fútbol y tuve la oportunidad de viajar a Bolivia y a Chile; siempre me gustó viajar”, relató. Jugó en el Club Atlético Vialidad de Rosario. Es así que su familia apoyó la decisión de querer ingresar en la Armada, aunque implicaba distanciarse de su querida provincia.
En Punta Alta, ciudad cercana a la Base Naval de Puerto Belgrano, Pablo formó su familia y juntos viven en el barrio ATE 7, “mi señora también es militar y está destinada en la División de Destructores de la Armada y tenemos un hijo de 2 años, se llama Lautaro Benjamín”.
Ellos también son su cimiento para continuar en carrera y por eso, cuando le dieron la noticia que iba a estar fuera de casa durante 6 meses, Pablo sintió emociones encontradas, “por un lado, estaba muy contento y por el otro, pensaba que era mucho tiempo sin mi hijo; lo pude sobrellevar pero se extraña a la familia”. En la fragata, lo acompañan infinidad de fotos de ellos, las tiene pegadas en su taquilla.
Contó que entre sus proyectos futuros le gustaría continuar destinado en Puerto Belgrano, embarcado en alguna unidad de la Flota de Mar Argentina, ya que antes de la fragata su destino naval estuvo durante 5 años en el destructor ARA “Almirante Brown”.
Mientras Pablo Padilla trabaja con sordinas por el ruido de los motores en Máquinas, los Guardiamarinas en Comisión comenzaron a rendir el examen final de embarco. Las promociones N° 146 del Cuerpo Comando Escalafón Naval, N° 81 de Infantería de Marina, y N° 102 del Cuerpo Profesional Escalafón Intendencia, intensificaron las prácticas de navegación a vela, la ocupación de cargos y las guardias en el puente de comando.
Salta en sus recuerdos
Embarcado en la fragata se comunica asiduamente con su familia, inclusive con sus padres que viven aún en el barrio 180 Viviendas en Rosario de la Frontera, quienes están muy orgullosos del viaje y de la oportunidad que tuvo Pablo en conocer otros países, “se preocupan un poco porque saben que estamos en medio del mar, pero están muy contentos y orgullosos”. Contó que su papá es albañil y su mamá, ama de casa.
Recordó a su colegio secundario Nuestra Señora del Rosario, escuela comercio; y a sus compañeros de curso, con quienes sigue manteniendo una amistad, “cada vez que viajo, me junto con ellos y compartimos lindos momentos; también comparto salidas con mis hermanos y mi primo”.
El Cabo Primero Pablo Padilla se define como una persona un poco tímida a la que los otros ven como seria, “pero cuando conversan conmigo se dan cuenta de que no; no sé si soy simpático, pero soy diferente a lo que muestro a simple vista”, aseguró el marino salteño.