Desde la Asociación Bautista cuestionan los fondos para la Iglesia Católica
Su vicepresidente advierte que no hay igualdad con otros credos. Fue luego de que se conociera cuánto les paga el Estado a los obispos.
Clarin/ La información sobre los sueldos que cobran los obispos de la Iglesia Católica, reabrió una polémica sobre el financiamiento que el Estado garantiza a ese clero. Los datos estaban contenidos en el informe de más de 1.000 preguntas (con sus respectivas respuestas), que el jefe de Gabinete Marcos Peña debió contestar a decenas de diputados antes de visitarlos en el recinto.
Allí se informaba, entre otras cosas, que el Gobierno destina más de 130 millones de pesos por año para la Iglesia Católica. La pregunta sobre este tema la había hecho una legisladora del espacio Evolución, que lidera Martín Lousteau. Y generó reacciones diversas.
Desde la izquierda, sobre todo, reclamaron que el Estado deje de financiar a la Iglesia, luego de que se conociera que ciertos obispos cobran más de 46.000 pesos por mes. Desde esa institución, en cambio, se cuestionó al Gobierno por dar a conocer esos datos, pese a que así lo establece el mecanismo de informes que debe dar el jefe de Gabinete.
Este fin de semana siguió la polémica. Por un lado, el padre "Pepe" Di Paola calificó como "vergonzoso" el hecho de que se difundieran los sueldos. Desde otra vereda, Raúl Scialabba, vicepresidente de la Asociación Bautista Argentina, advirtió sobre la falta de igualdad con otros credos, en un escrito que envió a la redacción de este medio.
"Para algunos, toda la cuestión de la separación de la Iglesia y el Estado se circunscribe a un asunto de dinero. Sin embargo, es necesario reconocer que el sostenimiento -con dinero del erario público- de una iglesia significa una injusticia y una parcialidad a toda prueba.No se trata de cuántos millones se dedican al presupuesto del culto; así fuera cuestión, no de millones, sino de centavos, sería lo mismo".
En otro párrafo, dice: "Se trata del principio de justicia e igualdad que se viola. Analicemos, por ejemplo, cinco argentinos: uno católico, otro evangélico, el tercero musulmán, un cuarto judío y por fin un quinto indiferente o ateo.La Constitución les dice: todos ustedes sin distinción pueden 'profesar libremente su culto, pero ustedes cuatro después de pagar los gastos de su propio culto deben pagar los gastos del culto del católico'. ¿Es esto igualdad?".
Scialabba concluyó diciendo: "Mientras sigamos por este camino habrá en la Argentina ciudadanos de primera y segunda categoría".