Empresas23/03/2018

Santiago Sáenz entró en concurso preventivo de acreedores

La firma, que elabora productos de limpieza para el hogar e higiene personal, podría incumplir el pago de una Obligación Negociable que vence en abril próximo. Será la Justicia la que determine los pasos a seguir para lograr sanear una empresa que, hasta hace muy poco, era un orgullo de los salteños.

Santiago Sáenz, una de las empresas salteñas con mayor proyección en los últimos años, entró en concurso preventivo de acreedores confirmó IN Salta. La firma dedicada a la elaboración de productos de limpieza del hogar e higiene personal -y que los salteños conocen por sus marcas más tradicionales como Bora, Borita, Jardín y X5-, no pudo consolidarse tras la adquisición a la multinacional Unilever de La Fármaco, en marzo de 2016. 

El detonante para iniciar el concurso preventivo, que busca preservar tanto los intereses de los acreedores como la continuidad operativa de la firma, habría sido la imposibilidad concreta de que la compañía no pueda cumplir con el vencimiento del pago de intereses de una Obligación Negociable (ON) Clase I, prevista para el próximo 6 de abril. De partida, ello implicará que la calificadora de riesgo Fix le bajará la calificación a D a toda la deuda de la empresa.

 

 

Fuentes vinculadas al concurso preventivo detallaron a IN Salta que, a diciembre del año pasado, Santiago Sáenz presentaba una deuda total exigible de 1.100 millones de pesos, frente a un patrimonio de casi 223 millones y una caja de 18,6 millones de pesos. 

Al buscar explicaciones para el sorpresivo anuncio, todas las miradas apuntan a la compra, en marzo de 2016, de La Fármaco Argentina, una empresa explotada hasta entonces por la multinacional Unilever. En aquel momento el caso fue presentado como inédito, porque rompía la tendencia de las grandes multinacionales comprando pymes para ganar mercado. Por el contrario, era una pyme del interior la que se quedaba con las operaciones de una parte importante de una multinacional. 

 

Pero el desafío de consolidar las operaciones de las dos compañías no resultó fácil. La reestructuración estuvo marcada por altos gastos y mayores necesidades de inversión. Santiago Sáenz tuvo que hacerse cargo de la gestión de marcas, la producción y comercialización en un segmento de mercado y en una locación geográfica que le eran ajenas.  

Para peor, la operación coincidió con una fuerte caída del consumo en el sector del consumo masivo y el fuerte encarecimiento del crédito a partir de las decisiones tomadas por el Banco Central. Ese escenario, que no se revirtió, provocó un progresivo debilitamiento de la situación económica y financiera de la compañía, lo que la colocó en una situación de  vulnerabilidad. 

La mayor preocupación de quienes observan la evolución de la compañía es que la demanda sigue debilitada, y no hay en el horizonte un escenario que permita visualizar un cambio de tendencia en los resultados de la firma, que en 2017 reportó pérdidas por casi 66 millones de pesos. 

A partir de ahora, con el concurso preventivo de acreedores en marcha, será la Justicia la que determine los pasos a seguir para lograr sanear una empresa que, hasta hace muy poco, era un orgullo de los salteños.