Política09/09/2014

El pésimo mensaje que Romero transmite a la sociedad

El pésimo mensaje que Romero transmite a la sociedad

El senador Juan Carlos Romero, en algo se parece a Gabriel García Márquez. Parafraseando un libro del colombiano: no tiene quién le escriba. Es que si alguien le escribiese, tal vez, Romero podría meditar algunas cosas.

El mensaje que diariamente Romero manda a la sociedad no es bueno: el Senador ha decidido que no concurrirá a ninguna citación judicial, es decir que no le reconoce autoridad al Poder Judicial para citarlo. También es malo el mensaje de no aclarar si es cierto algo de lo que se le imputa.

Romero solamente dice que son maniobras para perseguirlo, pero nunca aclaró si los hechos por los que el juez quiere indagarlo son o no ciertos.

Lo único cierto es que las tierras existen, están allí y figuran a nombre de una de sus sociedades familiares, dijo la fiscal que promovió acción.

Es decir que tenemos la certeza, de que las tierras están, no se las llevaron. Si les cambiaron la propiedad: ya no son del Estado. Son de Romero. Si algo no se puede dudar del senador Romero es su versación jurídica, lo cual agrava aún más el camino que eligió para eludir la justicia.

Llegó al punto de conseguir que la Justicia Federal abra una disputa de competencia con la justicia provincial, con tal de no presentarse.

Amado Boudou y Miguel Isa, en cambio, sí acudieron a los tribunales cuando se los citó. No opusieron ningún reparo.

Tampoco Romero quiere ayudar a la justicia como testigo, debido a que fue de su autoría el proyecto de estatización de la empresa Ciccone Calcográfica, antiguamente propiedad de su extinto amigo Alfredo Yabrán. Por primera vez en la historia argentina, no se sabe a quién se le pagó la expropiación de Ciccone.

Hace pocos días, Romero integró una mesa que elaboró un documento, sentado junto a viejos dirigentes en un hotel céntrico, lo que motivó que un experimentado periodista haya definido a la “cumbre” como “Jurassic Park”, pero no por la edad de los concurrentes, sino porque de haber vivido Walt Disney hubiese creído que el tiempo se había paralizado hace siete años.

La “cumbre” pidió derogar todas las reformas que en su momento Romero pergeñó para quedarse con todo el poder. Entre ellas, que los jueces de la Corte duren para siempre.

Debe recordarse que, a instancias del propio Romero, en la Reforma de 1998 se derogó esa cláusula, es decir se dejó eternamente transitoria a la Corte. También fue en esa reforma donde se diseñó el esquema institucional del Ministerio Público.

Además debe rememorarse que durante el gobierno de Romero la Corte de Justicia no fue completada en su integración por más de tres años y “funcionó” solamente con cuatro jueces. Pero, tampoco le llama la atención a Romero que en la actual renovación de un cargo de juez de la Corte, no se haya tenido en cuenta ni la igualdad de género, ni que se siente en ese Tribunal un representante del interior de la provincia, como lo establece el artículo 3 del Decreto 617/08, tal vez porque está mucho más preocupado en su destino judicial o en sus propios intereses personales o familiares que en presentar un proyecto de provincia.

Sin embargo, todas estas son ideas descabelladas porque Romero no tiene quién le escriba.

Fuente: El Acople

Fuente: Portal de Internet