Hogar Sustituto: Pan duro, falta de abrigo y otras torturas inimaginables
La rutina era cruel, levantados desde las cuatro de la madrugada, su última comida era a las 13. Golpeados y abandonados, algunos eran aislados y otros dopados.
Los días eran interminables y el riesgo de perder la vida estaba latente a cada hora, pues las torturas, el maltrato físico y el descuido intencional en materia de alimentación e higiene estaba a la orden del día en el hogar dirigido por una mujer que, a lo largo de toda su vida laboral, paradójicamente, se dedicó al cuidado de pacientes.
Sin dudas, el hogar, al menos, en sus últimos años, dedicó su funcionamiento con el único objetivo de recibir ancianos y someterlos a un constante maltrato, invirtiendo el mínimo dinero posible.
Según las investigaciones Marta Condori había dispuesto una rutina escalofriante y a la vez terrorífica para sus huéspedes. La alimentación, según lo averiguado comenzaba a partir de las 4 de la madrugada, hora en que los abuelos eran obligados a levantarse para desayunar.
El menú consistía en una taza de té o café, el que era acompañado de pan duro. “Había que remojarlos y dárselos con cucharitas”, dijeron los empleados, quienes obedecían estrictamente las órdenes de la directora del hogar sustituto.
A las 10, en tanto, se servía el almuerzo. En este caso, la comida era siempre la misma; huevos fritos con fideo, fideo con salsa roja o blanca. Los restos que quedaban en los platos no eran desechados, sino se guardaban en la heladera y al día siguiente se los volvían a servir.
La merienda, por su parte, se servía a las 13, siendo la misma que el desayuno, mientras que la cena estaba programada para las 16. El menú era el mismo que el mediodía. “La directora me golpeó y tengo mucho hambre. Esto no es un hogar, es la pocilga de doña Marta”, sostuvo Hipólito Musa, un anciano ciego, quien con estas palabras tocó el corazón de una empleada, quien luego sacó a luz todo este calvario con una denuncia radicada en la comisaría Novena.
Detrás de su denuncia, las investigaciones permitieron conocer más detalles del horror que vivían los abuelos en el hogar, los que vinieron de boca de otros empleados, quienes se soltaron del miedo que les había infundido la acusada y no sólo confirmaron las acusaciones, sino también sumaron otros hechos de maltrato gravísimos.
“Ojala te mueras”
Carlos, otro internado que sufrió un ACV, accidente cerebro vascular, relató que sufría maltratos constantes por parte de la directora. “Ojala te mueras, así le haces un favor a la sociedad”, solía repetirle la acusada, además de otros insultos denigrantes.
Debido a su cuadro de salud, Carlos tenía paralizada la mitad de su cuerpo y sólo podía mover bien una de sus manos, pero Condori se la maniató e impidió que pudiera moverse por su propia cuenta. En otras ocasiones, en tanto, solía dejarlo sentado en una silla de fierro a la intemperie.
Los testigos indicaron que Carlos solía pedir a gritos que lo entren al interior de la casa, porque tenía frío. Quería ir a su cama, pero Condori no lo dejaba, incluso a la hora de la comida ordenó aislarlo del resto de los abuelos.
La maldad llegó a tal punto que a Carlos lo privaron del pan en el desayuno, castigo ordenado por Condori, quien como excusa decía que no le den pan porque estaba gordo. “Condori es una persona maligna, que disfruta de maltratar a los abuelos”, agregó otro testigo.
Al momento del aseo, en tanto, se producían otros episodios graves de maltrato, pues en primer lugar eran raras las veces que Condori ordenaba higienizar a los ancianos. Cuando lo hacía, solía pegarles y luego los llevaba al comedor, donde los dejaba sin abrigo.
Los abuelos, en tanto, se quejaban por el frío, pero eso nunca sensibilizó a la acusada, quien, como dijo un testigo, parecía disfrutar del sufrimiento que padecían sus huéspedes. En algunos casos, y para evitar darles de comer, Condori solía dopar a ciertos pacientes. De esta manera, agregaron los testigos, los abuelos dormían por casi un día completo y no comían.
Así, con una cocina infestada de cucarachas, agua que extraían de un tanque que en el fondo tenía un pico y herramientas de jardinería oxidadas. Estos y otros hechos de maltratos, surgieron de las investigaciones que se llevan adelante, aunque no se descarta que se conozcan otras torturas a medida que se avance con la causa.