Experiencia Colomé: La bodega más antigua y los viñedos más altos están en Salta
Dentro de los rincones privilegiados de la provincia, Colomé encabeza la lista. Quizás por la pureza de su aire, por el color de su cielo o por las nubes que acunan a los viñedos. Lo cierto es que Donald Hess fue un visionario que trajo su sueño a nuestra tierra, luego de buscar el lugar indicado alrededor del mundo. Viví junto a nosotros la Experiencia Colomé.
De Este a Oeste, de Norte a Sur, Salta se extiende cartográficamente sobre una diversidad geográfica privilegiada. Desde el agreste clima de la Puna, al color y abundancia de las Yungas, nuestra provincia lo tiene todo: altas cumbres, nutridos valles, paisajes contrastantes e impactantes.
Es propio de quien viaja, dejarse llevar por el encanto de cada lugar, observando detalles con la fascinación propia del turista. Esa es la invitación que hace nuestra provincia: contagiarnos de aquel asombro y lograr aquella óptica con la que los visitantes miran nuestro legado y nuestros paisajes.
Es así, como los caminos nos llevaron a transitar, primero, los poco más de 200 km que distancian Salta Capital del departamento de Molinos, para luego sumarle los 19 km que distancian al pueblo de Bodega Colomé. Estos senderos nos llevan a conocer paisajes únicos, de variadas tonalidades y formas, inefables para quienes los miran.
Coronada por hectáreas y hectáreas de viñedos, se encuentra Bodega Colomé. Al llegar, la ansiedad comienza a hacer repiquetear el pecho. El inmenso terreno incluye en una de sus alas la Estancia, donde funciona el hotel en el que se hospedan los huéspedes, y en otro de sus sectores, se nuclean la Bodega, el Visitor Center y el Museo de James Turrell.
La bodega más antigua del país
Casi dos siglos de historia se esconden entre las vides de Colomé. Fue en 1831, cuando el entonces gobernador español Nicolás Severo de Isasmendi fundó la bodega, que aún mantiene su casco original en exhibición. A lo largo de ciento setenta años, la misma perteneció a las familias Isasmendi y Dávalos, hasta que en el 2001, cambiaría su rumbo a manos de su nuevo propietario.
Fue el suizo Donald Hess, quien emprendió una travesía de búsqueda durante años, tratando de encontrar la mejor calidad de viñedos, en las zonas más altas y exclusivas del globo. Luego de recorrer el mundo considerando las cualidades de cada destino, Hess descartó decenas de opciones en diferentes países, hasta que llegó a Colomé; en ese momento supo que había encontrado lo que venía buscando desde hacía tiempo. Ya en el 2001, adquirió la bodega y le transmitió su visión y proyecto, logrando la combinación perfecta entre lo que brinda la tierra, su gente y su cultura, junto a su filosofía de vida.
Una vez instalado en Colomé, Hess hizo una bodega nueva. Es impactante detenerse a analizar la infraestructura que se montó en el lugar y el esfuerzo que requiere su mantenimiento.
Por un lado, el viejo casco de la Estancia fue el que se acondicionó para recibir a los huéspedes, convirtiéndose en un hotel de primer nivel. Con nueve habitaciones y todas las comodidades, los visitantes que se hospedan en el lugar pueden disfrutar de su tranquilidad, de la inmensidad de sus paisajes, de los mejores vinos y exquisiteces para todos los paladares. No se trata de una opción exclusiva para adultos, sino que las familias que cuenten con niños pueden sumarse a la experiencia.
Así como nos indicó el Asistente de Hospitalidad de Colomé, el Licenciado Pío Fernando Díaz, los visitantes que se hospedan en la Estancia pueden disfrutar de habitaciones totalmente equipadas, con acceso a las diferentes salas del lugar, como ser la piscina, la sala de lectura, la sala de yoga y el gimnasio. Además, la estadía incluye desayuno, paseo por la bodega y degustación de los vinos Premium de Colomé. En cuanto al presupuesto que debe destinarse en caso de querer hospedarse aquí, Pío nos explicó que se basan en tarifas según la temporada, en el caso de la temporada alta, el costo es de 250 dólares por habitación doble, por noche.
Viñedos biodinánicos: un recorrido por la Bodega
Volvamos a la visión de Hess, que con una cuota de atino y otra de pasión, quedó enamorado del potencial vitivinícola de Salta. Son 39.000 las hectáreas que ocupa Colomé, con miradores, viñedos, la huerta del lugar y zonas construidas.
Fuera de la oferta del hotel, Hess pensó y habilitó otros espacios para que los visitantes que decidan conocer y disfrutar de la bodega durante el día lo puedan hacer. Todas estas opciones se encuentran en el Visitor Center, del otro lado de la Estancia donde funciona el hotel, y en frente al Museo de la Luz. Allí los visitantes pueden acceder, siempre con reserva previa, a la Experiencia Colomé, que incluye el paseo por la Bodega, degustación Premium y la visita al museo.
Experiencias en primera persona
Como mencionábamos, Colomé no sólo tiene en consideración a las personas que deciden hospedarse en su Estancia, sino que además pensó en abrir sus puertas a aquellos curiosos o amantes del vino que deseen conocer los viñedos, catar sus cepas y visitar el Museo de la Luz. Estas múltiples vivencias se nuclean en de lo que desde el Visitor Center denominaron Experiencia Colomé, una invitación a recorrer las diferentes partes de la bodega, probar sus vinos Premium y deslumbrarse con la propuesta artística vertida por James Turrell en el museo que colinda con el centro de visitantes.
Siempre con reserva previa, los interesados pueden vivir en primera persona la Experiencia Colomé. La misma tiene un costo de $250 e incluye en circuito por la bodega, la degustación de vinos y el ingreso al museo.
Desde InformateSalta ingresamos al corazón de la bodega, lugar donde se gestan y cuidan hasta el mínimo detalle cada parte del proceso que dará como resultados aquellos brebajes de colores profundos y sabores intensos que concentran la más alta de las calidades provenientes de nuestra tierra. Desde la recolección de la uva, hasta el envasado en sus botellas: el visitante puede conocer en detalle cada tarea del proceso que permite endulzarnos los paladares.
Así como indican desde Bodega Colomé, la pasión, persistencia y determinación implacable de plantar el viñedo más alto del mundo llevaron a Donald Hess a nuestra tierra, donde plantó Malbec en una finca a la que llamó Altura Máxima. Este Malbec se obtiene de los terruños más altos, que oscilan entre los 3111 metros de altura y que llegan a la mesa luego de pasar 24 meses estacionándose en las barricas de la bodega.
Otro abanico de opciones se abre ante nosotros con la línea Colomé, que incluye Colomé 1831, Colomé Estate, Colomé Torrontés y Colomé Auténtico. Cada uno de ellos resalta sus diferencias, otorgándonos una variedad que resalta las características únicas y diferenciales de cada cepa. Estos reflejan el alma del terroir especial, la altitud elevada de nuestros Valles Calchaquíes.
Los visitantes, sean conocedores del mundo del vino, curiosos o neófitos, podrán aprender cada detalle de la elaboración de los vinos de la bodega ya que la visita se encuentra guiada por personal del Visitor Center que se encargan de evacuar todas las dudas de quienes hacen el recorrido.
Una perla en nuestros valles: Vanguardia a la cabeza en el Museo de la Luz
A medida de que uno alimenta su conocimiento con las historias que los lugareños cuentan sobre Donald Hesse, queda en claro que el suizo conjugó sus grandes pasiones en Colomé: el arte y el vino. Siendo uno de los coleccionistas más importantes del mundo, Hess incluyó en su proyecto un espacio destinado a continuar con la experimentación sensorial, a través del arte.
Luego del vasto recorrido por sus viñedos y bodega, la experiencia se ve completada al llegar al Museo de la Luz, de James Turrell, enclavado dentro del predio. Lejos de ser un recinto que exhiba cuadros o esculturas, el espacio expone obras basadas en el espacio y la luz, convirtiéndose en uno de los tres únicos museos de este tipo en todo el mundo.
Astrónomo, matemático, psicólogo y piloto de aviones: James Turrell demostró ser una persona insaciable en materia de conocimiento, ávido aprendiz de cuanta ciencia despertara su curiosidad. Parte de su legado artístico descansa en nuestra provincia, dentro del Museo de la Luz que Hess le encargó para coronar su emprendimiento en Colomé.
La visita al museo está incluida dentro de la Experiencia Colomé a la que se accede desde el Visitor Center, recordando siempre la condición de hacer una reserva previa. El espacio pensado por Turrell contiene nueve instalaciones de iluminación, incluido un skyspace y algunos dibujos y bocetos que decoran sus pasillos.
El museo inaugurado hace ya diez años, es un llamado a experimentar desde la percepción. Colores profundos proyectados en cada ambiente demuestran a los visitantes lo capciosos que pueden ser nuestros sentidos. Límites que se difuman, proyecciones en el aire, cambio de color y temperatura: recorrer cada una de las salas que lo componen es una experiencia única que merece ser disfrutada en primera persona.
Desde espacios vacíos intervenidos por la luz que proponen nuevos puntos de vista, a espacios construidos a través de la luz que des-orientan al espectador: esa es la odisea sensorial que ofrece el Museo de James Turrell, un imperdible para quienes se acerquen al corazón de los Valles Calchaquíes.
Conclusiones de una travesía impostergable
Para quienes escucharon su nombre, o para quienes llenaron sus copas con alguna de sus etiquetas. Para curiosos, para neófitos, para amantes del vino. Colomé no hace distinciones ni restricciones y da la bienvenida a cualquier visitante o huésped que llegue al corazón de nuestros Valles Calchaquíes. Una experiencia que se disfruta desde el camino que uno emprende para llegar a la estancia, hasta el momento de abandonarla. Paisajes sublimes, servicios de primer nivel, serenidad, paz y regocijo: Colomé tiene todo lo que una persona necesita para sentirse a pleno. Como salteño, como foráneo, este rincón de nuestra provincia debe encabezar las listas de lugares que uno debe conocer.