Juicio a Lona: testigos fallecidos, olvidadizos y ausentes dominan el debate
De los 44 testigos citados, apenas declararon 19, la mayoría apenas recordó lo sucedido con el ex gobernador Ragone. Oscar Tapia, uno de los últimos, se confundió, dio una versión distinta y terminó demorado por falso testimonio.
Con un tribunal compuesto en su mayoría con jueces que llegan de otras provincias para juzgar al ex juez federal, Ricardo Lona, el juicio se ve impedido de avanzar a un ritmo más sostenido, por lo que se resolvió mantener dos audiencias por semanas, en las cuales se intenta escuchar un promedio de 10 a 20 testigos.
Este programa, sin embargo, no llegó a plasmarse como se esperaba, pues la mayoría de los testigos no pudieron ser localizados. Algunos, están de viaje, otros fallecieron y al resto directamente fue imposible ubicarlos, situación que llevó al presidente del tribunal, el juez, Gabriel Casas, a instar a los responsables de las citaciones a redoblar los esfuerzos por completar la agenda de testigos.
De los 19 que ya declararon, en tanto, la mayoría no tuvo relación directa con el hecho: el secuestro y desaparición del ex gobernador, Miguel Ragone, el asesinato de Santiago Arredes y la tentativa de homicidio de Margarita Martínez Leal, ocurrida el 11 de marzo de 1976 en la calle Del Milagro, entre los pasajes San Lorenzo y Apolinario Saravia, a pocos metros del hospital San Bernardo.
Los que sí, o sea que fueron testigos presenciales o que mantuvieron algún contacto con Ragone horas antes del hecho, por ejemplo, son muy pocos, menos de diez personas. El resto se trata de ex policías que tuvieron alguna intervención en las tareas policiales posterior.
Ex policías
Ayer declararon tres de ellos, Carlos Carabajal, Julio Acosta y Oscar Tapia. El primero, apenas se sentó adujo no recordar mucho de lo sucedido. Tras algunas preguntas y pedidos del fiscal, Carlos Amad, para que busque en su memoria, recordó detalles del hallazgo del auto de Ragone frente al matadero municipal en la localidad de Cerrillos.
Dijo que vio el auto, como así también otros dos que se fueron rumbo a La Merced, tras lo cual no pudo recordar más. El segundo testigo, el perito Acosta, también se mostró olvidadizo, aunque no para relatar otras anécdotas de su profesión de dactiloscópico policial, como el arduo trabajo que tuvo para identificar a un individuo a partir de una mano congelada que le llevaron.
Para completar la jornada, el tribunal, compuesto además con los vocales, Juan Carlos Reynaga, de Catamarca y Gabriela Catalano, la única salteña, tuvo que presenciar otro andar errante cuando Tapia tomó asiento para dar su testimonio.
El ex policía, agente de la comisaría primera, cuando sucedió el crimen de Ragone, llegó con una gorra, lentes de sol y pocas ganas hablar. No obstante, hizo su esfuerzo y cuando abrió la boca terminó por dar una versión errónea del secuestro del ex gobernador.
Falso testimonio
Tapia, quien dijo ser ex boxeador profesional, aseguró que el 11 de marzo de 1976, entre las 12.30 y las 13, el ex juez Lona apareció en la comisaría y tras informarle al entonces comisario, Santiago Pedroza, abuelo del conocido abogado, que Ragone había sido secuestrado, ordenó que lo llevaran a la escena del crimen.
Como no había móvil en ese momento, Tapia dijo que ofreció su auto particular, en el que trasladó a Lona y Pedroza hasta el lugar donde secuestraron a Ragone, donde vio el auto de la víctima, el zapato y manchas de sangre, incluso que Lona y Pedroza se fueron a la casa del ex gobernador con el calzado.
Era obvio que Tapia estaba confundido, pero se plantó en esa versión. Y ello llevó al fiscal Amad a pedir su detención por falso testimonio, planteo al que se sumaron la defensa del ex juez, a cargo de los abogados, Federico Rodríguez Spuch y Nicolás Ortiz, sobrino de Lona. Lo mismo hizo la querella.
Frente al pedido, y sin que Tapia se inmutara, pues tal vez no tenía idea de lo que estaba diciendo, el presidente del tribunal impuso criterio y dispuso primero la revisación médica y psicológica del testigo, quien para ello fue trasladado a la Policía Federal para las actuaciones del caso.