Milagro: Las coronas de claveles, una historia familiar de tradición y fe
Ante la llegada de la procesión, la familia Puló se alista para confeccionar el arreglo de flores que acompaña a las imágenes por las calles de la ciudad. Una tradición iniciada a fines del siglo XIX y que sigue vigente hasta nuestros días.
Los salteños palpitan nuevamente el tiempo del Milagro, a las puertas de volver a caminar en procesión con el Señor y la Virgen del Milagro. Para ese día, la familia Puló se está preparando para armar las coronas de los santos patronos, sobre todo, la que corresponde a la Virgen.
Alicia Puló, una de las integrantes de la familia, dialogó con FM Pacífico, sobre cómo inició esta acción que realizan desde hace más de un siglo: “Esto nace en 1890 con doña Florencia González de Ovejero, mi chozna-abuela, quien decidió que las imágenes salieran a la ciudad con una corona de flores”.
Estos arreglos usaban flores de la época, también con calas. Se armaban en la casa de doña Florencia, actualmente el edificio de la ex Municipalidad (peatonal Florida), y las flores se traían de la finca Las Norias, que quedaba en calles Pueyrredón y Rivadavia. “Hace 53 años que se hacen con claveles”, precisó Alicia.
A esto sumó que, tras su fallecimiento en 1920, doña Florencia lega su acción a sus hijas, tradición que sigue vigente hasta el presente. Hoy, la familia de Alicia se encarga de preparar la corona con la cual la Virgen del Milagro recorre la ciudad.
El armado comienza el día 14, buscando los claveles que la gente deja en la catedral. Se arman pequeños ramos de cinco claveles con sus alambres enroscados en sus tallos. Esos ramos se unen en una base en forma de herradura, la cual se termina de ensamblar el día 15 para la procesión.
"Para nosotros, la lluvia de pétalos es un 'gracias' para nuestra familia", indicó Alicia.
“Las tenemos listas para las 13.30 horas, a las 14 las llevamos a la Catedral donde las terminamos de cerrar; el padre nos hace una bendición y nos vamos a nuestras casas”, resumió la mujer cómo es esta acción. Del mismo modo, aseguró que todos los claveles que la gente acerca a las imágenes son usados, tanto para la corona como para la lluvia de pétalos al final de la procesión.
“Trabaja toda la familia, de 30 a 35 personas, participan hasta los más chiquitos”, enumeró Alicia, feliz de seguir adelante con esta tradición que hacen con orgullo.