Justicia10/11/2020

Caso Peñalba: Provocar la renuncia del fiscal sería parte de una estrategia

Tras un incidente, durante la recepción de un testimonio, que ofuscó a la jueza Mónica Mudski el fiscal Ramiro Ramos Ossorio se apartó de la causa.

La investigación en torno a la muerte de Luján Peñalva ocurrida en julio de 2012 sigue generando controversias, hace pocos días el fiscal Ramiro Ramos Ossorio hizo público su apartamiento del caso. InformateSalta pudo conocer los motivos de esa acción. 

El falso alejamiento del caso, anunciado por los Peñalva mediante una carta pública el 27 de agosto pasado, un día después de que los fiscales titulares de la investigación, Ramiro Ramos Ossorio y Pablo Rivero, ratificaran la hipótesis del doble suicidio, parece una estrategia fuertemente direccionada hacia los representantes del Ministerio Público Fiscal.

La gota que rebalsó el vaso fue el jueves pasado cuando el propio Gustavo Peñalva, padre de Luján, provocó la reacción de uno de los fiscales cuando un testigo de la querella prestaba declaración. Es que intentó tomarle una fotografía con su teléfono celular en plena audiencia.



Esta maniobra fue rápidamente advertida por el fiscal, quien de inmediato pidió la intervención de la jueza de Transición, Mónica Mudski, a cargo de la causa, quien llamó la atención del familiar, circunstancias en que el querellante, según fuentes judiciales, intervino en favor de su cliente y se trenzó en una disputa verbal con Ramos Ossorio.

A la salida de la audiencia, los Peñalba hicieron circular un parte de prensa en el que acusaron a Ramos Ossorio por no haberle realizado pregunta alguna al testigo que declaraba y haber prestado más atención a su teléfono celular.

El episodio, sin dudas, rebasó la paciencia de la jueza, quien no dudó en darle trámite al pedido realizado por Ramos Ossorio, quien en seguida abandonó la audiencia y presentó su excusación de seguir como fiscal en el caso, al considerarse violentado moralmente por la familia y el querellante.

Desde la fiscalía, aseguran que el pecado de Ramos Ossorio fue haber hecho pública su posición frente al caso al revelar en una nota periodística que tras una “exhaustiva” investigación, coincidió con la hipótesis de doble suicidio, la misma que llevo a dos jueces a archivar el caso, fallo que luego fue ratificado por otros dos camaristas, quienes fueron aún más contundentes al señalar las posibles razones que habrían llevado a Luján al suicidio, argumentos que involucrarían a un integrante de la familia Peñalva que, casualmente, es el más interesado en desacreditar el accionar de la justicia.



Amenaza

Ante el interrogante de si fue este incidente suficiente para que el fiscal pidiera su apartamiento del caso, fuentes judiciales explicaron que, en realidad, lo sucedido no fue casual sino que habría formado parte de una estrategia que se inició con una amenaza de muerte que recibió al teléfono de su casa, luego de develar públicamente detalles del caso desfavorables para los Peñalva.

“La va a pasar muy mal y que se cuide”, fueron las palabras dejadas por una mujer, quien el 01 de septiembre pasado, cuatro días después de declarar públicamente que Luján Peñalba se habría suicidado, pronunció al llamar a la casa de un familiar del fiscal.

Esta amenaza, según la investigación realizada por la Fiscalía Penal 1, fue realizada por una anciana, quien reaccionó casualmente a la carta pública de la familia Peñalva del 27 de agosto pasado, cuando anunciaron su retirada del caso y endilgaron toda la responsabilidad en los fiscales y los jueces penales.



Al apartarse, no dudó en marcar distancia con los argumentos de la querella, posición que aseguró no gira en torno a una cuestión de simpatía sino al hecho de que las pruebas, hasta ahora reunidas, no permiten construir la hipótesis criminal que los Peñalba insisten en sostener.

Lo que viene

Tras la salida de Ramos Ossorio, festejada por los Peñalva, quienes no dudaron en tildarlo de “cobarde”, entre otros adjetivos descalificativos, el Ministerio Público sólo quedó representado por el fiscal Rivero, quien fue otro de los que públicamente descartó la hipótesis criminal de la querella.